El diseñador de vestuario Fernando García ha obtenido Premio Goya por ‘La Isla Mínima’. El algabeño lidera la firma sevillana de moda junto a su hermano Antonio.

28 mar 2015 / 13:00 h - Actualizado: 31 mar 2015 / 14:30 h.
"Cine"
  • El diseñador Fernando García. / Pepo Herrera
    El diseñador Fernando García. / Pepo Herrera

El diseñador Fernando García abre las puertas del estudio que comparte con su hermano Antonio, en pleno corazón de Sevilla, y sobre la mesa de su despacho aguardan decenas de encargos de clientas y varios proyectos cinematográficos. El ritmo se hace frenético por momentos. Es el precio que ha de pagar tras pasar una semana de vacaciones en México, una pausa en su agenda que se ha permitido tras alzarse vencedor con el Premio Goya al Mejor diseño de vestuario por La Isla Mínima, de Alberto Rodríguez.

—¿Cómo le ha cambiado ser merecedor de este galardón?

—Diría que nada, simplemente ahí está, en la estantería. Lo tomo como un reconocimiento a una trayectoria sólida. Mi carrera en el cine ya estaba lanzada y con Alberto Rodríguez lo he hecho todo (7 vírgenes, After, Grupo 7). Ahora tengo otras dos películas muy importantes por delante: Un día perfecto, de León de Aranoa, con Olga Kurylenko y Benicio del Toro; y Lejos del mar, de Imanol Uribe, con Elena Anaya. Tengo tanto trabajo que hace unos días tuve que decir no a una tv-movie muy interesante sobre Santa Teresa.

—¿A qué dificultades se enfrentó durante su trabajo en La Isla Mínima?

—Conozco bien a Alberto [Rodríguez], todo fluye con él y tenemos nuestros propios códigos. Buscamos que todo fuera real, los años 70 hoy día, con las pantalones de campana, los bigotes... son un disfraz. Huíamos de eso, no queríamos que la gente pensara en Cuéntame o en Los Manolos. Por eso buscamos colores muy cálidos y mucho realismo. A Javier Gutiérrez y a Raúl Arévalo les pusimos muy atractivos. A Javier le colocamos un traje marrón chocolate, porque el gris era de político y el negro, de rico. Tuvimos que hacerle cuatro trajes iguales porque las escenas de acción destrozaban tres de ellos.

—Su nombre sonó también cuando Juego de Tronos desembarcó en Sevilla. ¿En qué quedó aquel rumor?

—Fui asistente de figuración durante el rodaje en Sevilla de Noche y día, con Tom Cruise y Cameron Diaz. Esa fue la conexión para que me llamaran de la serie. Pero yo estaba muy ocupado y no podía asumir el trabajo que, además, en una producción como esa, viene ya muy dirigido desde la productora.

—Con el auge del cine en Andalucía, ¿empieza a sentir la competencia?

—Sí, y es normal que así sea. Yo mismo he formado a mucha gente que hoy está trabajando también. Además, no puedo abarcarlo todo.

—¿Cómo es el trabajo que ha hecho para Un día perfecto?

—Muy diferente al de Isla Mínima porque aquí, frente a la pluralidad de aquella, el vestuario es único durante toda la película. Además hemos ido a remarcar mucho las personalidades de los actores, lo que en el caso de Benicio del Toro y Olga Kurylenko, ha sido muy sencillo porque los rasgos tan fuertes y raciales (americano y ruso) que tienen condicionan todo lo que les pongas.

—¿Qué genero le gustaría abordar en el futuro?

—Nunca he hecho cine de época y me encantaría, porque conlleva un trabajo de documentación fascinante. Imagínese por ejemplo una película ambientada en Sevilla en el siglo XVI.

—¿Es lo mismo vestir a un modelo que a un actor?

—En absoluto. A un modelo o una modelo le pones lo que sea y lo defiende, el diseño se viene arriba. El actor en cambio se lo tiene que creer, tiene que estar convencido de lo que lleva puesto y de cuáles son las razones por las que lleva tal cosa y no otra. Y cabrea mucho cuando un actor te dice que «no se acaba de ver» con lo que le has ideado. Hay que argumentarles mucho. Y hay decisiones muy complicadas, ¿cómo se cuenta visualmente que alguien lleva cuatro días fuera de casa? o ¿cómo presentar a una farmacéutica en pantalla y romper el tópico de su imagen? A mí me gusta arriesgar siempre.

—¿Cómo llega un chaval de La Algaba a triunfar en el mundo del cine?

—Estudié moda y artes aplicadas. Y mi hermano Antonio es la mitad de todo esto. En lo que respecta al cine podría decir que se hace oficio en cada película. Pero luego la creatividad tienes que traerla de serie. Yo por ejemplo creo que tengo un don natural para combinar colores.