Álbumes de vacaciones y viajes

En época de vacaciones a algunas personas nos da por reflexionar sobre el viaje. Si somos una de esas, si nos da, lo más seguro es que seamos personas inquietas. Y si somos personas inquietas, es bastante probable, también, que viajemos. Reflexión, inquietud, viaje: los eslabones de una cadena que si siguiéramos construyendo acabaría en el fuera-de-lugar.

03 sep 2016 / 12:00 h - Actualizado: 31 ago 2016 / 09:44 h.
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  • El océano específico, Kyo Maclear y Katty Maurey (Editorial Corimbo). / El Correo
    El océano específico, Kyo Maclear y Katty Maurey (Editorial Corimbo). / El Correo
  • El viaje de mamá, Mariana Ruiz Johnson (Editorial Kalandraka). / El Correo
    El viaje de mamá, Mariana Ruiz Johnson (Editorial Kalandraka). / El Correo
  • Las vacaciones del Ratón Cartero, Marianne Dubuc (Editorial Juventud). El Correo
    Las vacaciones del Ratón Cartero, Marianne Dubuc (Editorial Juventud). El Correo
  • La piscina, Ji Hyeon Lee (Bárbara Fiore Editora). El Correo
    La piscina, Ji Hyeon Lee (Bárbara Fiore Editora). El Correo
  • Olivia en Venecia, Ian Falconer (Fondo de Cultura Económica). / El Correo
    Olivia en Venecia, Ian Falconer (Fondo de Cultura Económica). / El Correo
  • El viaje de Lea, Natascha Rosenberg (Editorial SM). / El Correo
    El viaje de Lea, Natascha Rosenberg (Editorial SM). / El Correo

Viajar siempre es un poco como un no-estar. Si son vacaciones y no es un modo de vida, entonces viajar es también una ficción. Y como sucede con todas las ficciones, siempre es un placer vivir en ellas, aunque sea de manera provisoria, o precisamente porque es de manera provisoria. Aunque parezca mentira, la idea de volver, que también es parte del viaje, sobre todo si son vacaciones, alivia. Sí, parece mentira, pero retornar casi siempre suele ser una elección.

El libro álbum, que sabe tratar los grandes temas de la vida, se ocupa del viaje y de las vacaciones también. Aquí recomendamos algunos:

1. El océano específico, Kyo Maclear y Katty Maurey (Editorial Corimbo)

Una familia (madre, padre, hermana y hermano) se va de vacaciones a un sitio con mar. La niña, preadolescente, no quiere saber nada de ese viaje, quiere quedarse en la ciudad con sus amigos. Su hermano, en cambio, está muy entusiasmado. Ella sufre los primeros días de las vacaciones: no se divierte y echa de menos. Incluso hace un listado melancólico de las cosas en las que emplea el tiempo allí: observar el polvo, jugar sola al ajedrez, arrancar hilos y mirar las paredes. Pero el océano deja de parecerle un lugar sin importancia, y empieza a apreciar su movimiento, su inmensidad, sus sonidos. Le gusta tanto, que ahora desea que sea suyo.

Es un álbum lleno de lirismo que adquiere ese tono poético y melancólico no solo a través de las palabras sino también de las ilustraciones, que en colores pastel pintan un estado de ánimo; un desprecio y un aprecio. Una experiencia inolvidable a una edad en la que descubrir es bello pero también duele.

2. El viaje de mamá, Mariana Ruiz Johnson (Editorial Kalandraka)

No todos los viajes son en familia. Este álbum trata de un viaje de trabajo que debe hacer la mamá. Entonces el niño, que es el narrador de la historia, se queda en casa con papá. Esa ausencia, que al principio parece una pesadilla, se convierte, poco a poco, en diversión: desayunar en la cama, pasar el día en pijama, escuchar música fuerte, comer más picante. Y por la noche, llega el momento de hablar con mamá a través del ordenador. Es feo, porque la echa de menos y aunque puede verla en la pantalla, no es lo mismo: no huele como ella.

En solo una doble página, el libro resuelve el modo de narrar las razones del viaje y el sentimiento del niño: ilustraciones varias, como viñetas pero sin recuadros ni estructuras, que muestran las actividades que la madre desarrolla allí, pero no porque el foco de la narración haya cambiado y se haya desplazado hacia el personaje de ella, sino porque es lo que el hijo, en la cama y triste, imagina y recrea a partir de la conversación que mantuvieron por internet.

Mariana Ruiz Johnson, artista argentina que ganó el VI Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado con la obra Mamá, sigue publicando en Kalandraka y hablando de la maternidad.

3. Las vacaciones del Ratón Cartero, Marianne Dubuc (Editorial Juventud)

Ratón Cartero va a repartir cartas por todo el mundo mientras está de vacaciones. Su primer destino es un camping, donde la gente duerme en caravanas o carpas; luego, la playa. El tercer destino del Ratón es un crucero, que tiene restaurante, ¡y hasta espectáculos de ópera! Luego le toca pasar a dejar correspondencia por una isla volcánica, y a continuación, por el desierto. Tras esos destinos exóticos, vuelve a cierta normalidad (la ciudad y la montaña), aunque muy breve, pues lo que le espera es un iglú en el Polo, ¡y una nube!

La gracia de este álbum está en todo lo que no cuentan las palabras y lo hacen las ilustraciones con un gran nivel de detalles. Dentro de los hogares se narran muchas más historias, de modo que la del Ratón, es decir, la del viajero, que es una vida en movimiento, contrasta con una narración sobre la vida cotidiana y sobre las costumbres de acuerdo a los hábitats.

4. La piscina, Ji Hyeon Lee (Bárbara Fiore Editora)

Delicado libro álbum sin texto, en el que solo las imágenes narran y cuentan una historia de amistad al tiempo que hablan sobre la falta de contemplación, sobre la dificultad de ver al otro, incluso cuando se nos presenta ante las narices.

Un niño va a la piscina. Se encuentra con la inmensidad de ella, con la calma del agua: no hay nadie. Pero de pronto llega un grupo de personas dispuestas a chapotear, a hacer deporte, a disfrutarla. No se percatan de la presencia del niño, hacen lo que tenían en mente hacer: se zambullen, salpican... Todo es expansión, casi explosión, tras la llegada de este grupo. Él se sumerge de todos modos, y sucede lo inesperado: debajo del agua se encuenta a una niña, y ella le muestra otro mundo, uno que desde afuera no podía verse y que, por supuesto, aquel grupo de personas no va a descubrir. Es un mundo submarino lleno de animales acuáticos. Cuando salen juntos del agua, se miran mutuamente a la cara: se han descubierto.

Además de ser una belleza por la calidez de las ilustraciones, este álbum explota al máximo el recurso de la narración solo a través de las imágenes. Para ello, son fundamentales los usos del espacio en blanco de la página y la alternancia del blanco y negro con el color; los silencios y los estados que a través de estas técnicas el libro es capaz de transmitir.

5. Olivia en Venecia, Ian Falconer (Fondo de Cultura Económica)

Precioso libro sobre las vacaciones de esta extraordinaria saga de los álbumes de Olivia. El sarcasmo y la ironía son dos constantes en este personaje. Olivia es una niña especial, sobre eso no hay dudas. El viaje comienza en el aeropuerto donde los controles policiales, lejos de asustarla, a Olivia le gustan. Luego llegan al hotel y al día siguiente es el descrubrimiento del Gran Canal, los palazzos, la plaza de San Marcos, las góndolas... pero sobre todo el gelato.

La estética siempre es la misma en los libros de esta serie: ilustraciones a página completa alternándose con pequeñas viñetas en la inmensidad de la página en blanco. El componente onírico nunca falta en la historia, como si los libros de Olivia siempre quisieran recordarnos que en la vida la diferenciación entre fantasía y realidad solo puede interesarles a los adultos y reservarse nula para la infancia.

6. El viaje de Lea, Natascha Rosenberg (Editorial SM)

Lea se despide de su amigo Ludo, en el campo, y sale de viaje. Llega a la ciudad y allí logra coger un autobús que la lleva a la playa. Lea no conocía el mar. Lo contempla. La ilustración de la contemplación es de una sencillez absoluta pero, al mismo tiempo, totalmente eficaz: grandes trazos azules para el océano y otros iguales, aunque amarillos, para la arena. Y Lea en uno de ellos frente al otro. Sin embargo, la ciudad no se representa con este minimalismo sino con un grado de detalle óptimo para ilustrar el caos.

Lea lamenta no estar compartiendo la experiencia del viaje con Ludo. Por esto, el regreso de Lea a la vida cotidiana, al lugar de siempre, a casa, supone un alivio a pesar de lo excepcional que resultó ser la aventura. De todos, tal vez este sea el álbum que mejor retrata el placer de volver (porque volver también es retornar a los seres queridos) aun cuando el viaje se experimentó como la cosa más increíble del mundo.