ARCO-leccionistas

Una edición más de una feria que se hace cada año más comercial, más previsible, con transgresiones de libro y muchas ganas de vender. Este año, con desgana, apenas hemos comprado cinco piezas para nuestra colección virtual de Arte Contemporáneo.

24 feb 2018 / 08:56 h - Actualizado: 23 feb 2018 / 00:41 h.
"Arte","Artes plásticas","Arte - Aladar"
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  • Espacio de Solita Cohen en ARCO. / Augusto F. Prieto
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  • El futuro que se nos viene encima: Opavivará de Galería A Gentil Carioca, Río de Janeiro
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La noticia en la feria es el anuncio de la donación de la coleccionista Ella Fontanals-Cisneros de parte de los fondos de su repertorio de arte latinoamericano, que se sitúa entre los más importantes del mundo, para constituir un centro artístico en las naves de la Tabacalera de Madrid.

Ella Fontanals, cubana de nacimiento, nacionalizada española, y venezolana por matrimonio, ejercía de anfitriona en un espacio particular de la feria, el día de la inauguración, donde presenta una selección de piezas de su colección personal con ocasión de la concesión del premio «A» al coleccionismo que se le ha concedido este año.

La segunda noticia la pone otra mecenas, también venezolana, Solita Cohen, que ha optado por agrupar en un stand a algunos de los más destacados artistas de ese país, Venezuela, para paliar las penurias que está pasando su sociedad y la imposibilidad de su gobierno de promocionar a los creadores en el exterior. Un desastre más, añadido al político y al social, para una nación riquísima que en su momento fue puntera en las vanguardias y considerada un opulento remanso de paz en la turbulenta América Latina de los años 50. En ambos espacios se alternaba el inglés de Miami, con el acento caribeño en un círculo de personas definitivamente cosmopolitas, situadas felizmente en nuestro país por encima de cualquier turbulencia.

Detrás de esto, casi no debería mencionarse lo predecible. Santiago Sierra presenta una obra titulada «Presos políticos» donde aparecen con las caras pixeladas de algunos de los que ustedes se están imaginando. La galerista Helga de Alvear, una de las grandes, demuestra su astucia colgándola en la feria, y descolgándola después -a petición de la dirección del certamen de la organizadora, IFEMA- para evitar que se desenfoque la mirada sobre el resto de los vendedores. La pared se queda vacía y allí acuden los periodistas a noticiar algo que no podía ser más previsible, como lo han sido las declaraciones de todos y cada uno de los que han intervenido en la secuencia de acontecimientos. Por cierto, parece que la obra ya ha sido vendida en 80.000 €.

Santiago Sierra fue Premio Nacional de Artes Plásticas en 2010 (30.000 €).

Este año no hay país invitado, en vez de esto hay una selección de artistas que reflexionan sobre el futuro. Hemos estado allí y si esto va a ser el futuro vale más que echemos a correr lo más rápido posible. Tanto el montaje de las piezas, como las obras exhibidas parecen un mercadillo étnico en el que no se entiende nada. O nada nos incita a reflexionar para que lo comprendamos.

Más allá de este accidente, en ARCO 2018 hemos visto gente rica, educada, refinada y ociosa. Mujeres alarmantemente sofisticadas, muy producidas. Cosas que ya habíamos visto otras veces. Algunos jóvenes modernos, y un mozo de limpieza –latinoamericano también a juzgar por el aspecto- haciéndose selfies con alguna pieza de op-art. Esto nos lleva a analizar una carencia que esperamos se resuelva en próximas convocatorias: la ausencia de la selfie en el panorama del Arte Contemporáneo ¡Ya es hora!

Hemos visto los inevitables Plensas y Genoveses, alguna moospeople de Kim Simonsson, que después de la adquirida el año pasado dábamos por amortizadas, además de un Vasarely de película, y arte óptico de los 50 y los 60 que continuaríamos comprando sin ton ni son.

COMPRAMOS:

Juan Asensio

SÍN TÍTULO, 2017

Alabastro

GALERÍA ELVIRA GONZÁLEZ, Madrid. Entre 30 y 40.000 €

Una escultura original, con apariencia orgánica y marina. El alabastro, su color, transmite una sensación esponjosa que la hace muy atrayente a la mirada. Buena resolución técnica para un objeto de arte que demuestra que se puede seguir investigando sin negar el conocimiento clásico, perder de vista la naturaleza, ni renunciar a la novedad.

Maider López

BASOA, 2017

Full HD 2´17´´ 1/3 + 1AP

GALERÍA ESPACIO MÍNIMO, Madrid. 4.000 €

Un vídeo de una belleza deslumbrante, nos penetra a través de la filmación la humedad, el color, la sensación de perplejidad de ir devanando los troncos cubiertos de musgo, intentando buscar una salida. Sin embargo, las imágenes, con sus apenas perceptibles movimientos del punto de vista, generan serenidad. Un trabajo anclado en la naturaleza, que actúa como una caja de luz, como un retrato en movimiento, y como una pintura. En una relación honesta entre el artista y el observador.

Steven Arnold

DRESSED FOR DALÍ, 1987

Gelatina de plata 40,64 x 50,8 cm. Ed 3/12

GALERÍA ESPACIO MÍNIMO, Madrid. 7.500 $

Fantásticas las fotografías de Arnold, de lo mejor de la feria. Ha costado trabajo decidirse por una. La herencia daliniana, el misterio de la composición, lo atávico de sus aditamentos, la mirada velada, hacen que esta imagen nos capture y no podamos abandonarla. A caballo entre lo onírico y lo surreal, profundo investigador de los procesos de captura de la imagen, el artista, protegido de Salvador Dalí nació en 1943 y murió de SIDA en 1988. Dejó en herencia un filme: «Luminous Procuress»; una musa, Pandora; y una manera de entender el artificio y la experiencia escenográfica.

La galería prepara una exposición monográfica del autor con tirajes de época, como «Bowl of Boys» (c. 1985. 11.500 $), y otros, recientes, trabajados por el mismo laboratorio.

José Jaque

TUMBA ABIERTA, 2018

Miscelánea instalación

GALERIA CONTINUA, San Gimignano, Beiging, etc. 55.000 €

No entendemos el título, pero es una obra luminosa, heredera de las cámaras de maravillas y los herbolarios medievales. Una colección de frascos de cristal con soluciones líquidas en las que se conservan hierbas aromáticas o medicinales. Esa atmósfera encerrada, líquida e iluminada nos recuerda de alguna manera al trabajo de Chen Zhen que la misma galería expone en La Habana. De alguna manera, esos recipientes encierran el espíritu de algo, y resultan hermosos como instalación.

Pablo Armesto

ESTELAR 12.50 C, 2018

Técnica mixta. 145 x 36 x 44 cm

MARLBOROUGH, Nueva York, Madrid, etc. 18.000 €

Ésta escultura óptica se regula por medios informáticos para modular su luz dependiendo de las interacciones que el público provoque en el medio. Además puede conectarse telemáticamente con otras creando una sinergia y transmitiendo los impulsos de un ambiente a otro muy lejano. Está claro que este proyecto, «Titiland», se inspira en la imperceptible variabilidad de las estrellas, juega con sus pulsos de luz, y ensaya recrear un universo artificial.

Juan Asensio, SÍN TÍTULO, 2017. Alabastro, GALERÍA ELVIRA GONZÁLEZ, Madrid. Entre 30 y 40.000 €

Maider López, BASOA, 2017. Full HD 2´17´´ 1/3 + 1AP. GALERÍA ESPACIO MÍNIMO, Madrid. 4.000 €

Steven Arnold, DRESSED FOR DALÍ, 1987. Gelatina de plata 40,64 x 50,8 cm. Ed 3/12. GALERÍA ESPACIO MÍNIMO, Madrid. 7.500 $

José Jaque. TUMBA ABIERTA, 2018. Miscelánea instalación. GALERIA CONTINUA, San Gimignano, Beiging, etc. 55.000 €

Pablo Armesto. ESTELAR 12.50 C, 2018. Técnica mixta. 145 x 36 x 44 cm, MARLBOROUGH, Nueva York, Madrid, etc. 18.000 €

‘Alepo’. Francisco Leiro. / Augusto F. Prieto