Cuando las corcheas fueron de todos los colores

El pasado domingo, 14 de noviembre, la San Francisco Jazz Collective se presentaba en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Temas compuestos por sus integrantes y temas compuestos por Miles Davis y arreglados también por ellos. Un concierto de jazz que dejó buen sabor de boca entre los aficionados que esperaban con cierto entusiasmo a este octeto que solo interpreta los temas elegidos durante un año.

19 nov 2016 / 12:14 h - Actualizado: 17 nov 2016 / 19:50 h.
"Música","Música - Aladar","Jazz"
  • La San Francisco Jazz Collective en un momento del concierto celebrado en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. / Fotografía cortesía del Centro Nacional de Difusión Musical
    La San Francisco Jazz Collective en un momento del concierto celebrado en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. / Fotografía cortesía del Centro Nacional de Difusión Musical

Acabar la semana escuchando un buen concierto de jazz es un lujo que no siempre está al alcance de la mano. Si, además, se produce en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Madrid, el lujo es mucho más intenso. Y si a eso le sumas que la banda que hace jazz sobre el escenario es la San Francisco Jazz Collective, no parece que se pueda encontrar mejor opción en kilómetros a la redonda. Aunque es verdad que el jazz escuchado en un pequeño club repleto de aficionados es otra cosa, el formato que se disfruta en el Auditorio Nacional resulta verdaderamente agradable. Entre otras cosas, porque el jazz es la única música conocida que puede convivir con otras músicas, en todo tipo de escenarios y con cualquier tipo de espectador. El jazz es libertad y nunca se encadenó a sí mismo.

La San Francisco Jazz Colletive es una organización sin ánimo de lucro dedicada a la promoción y la divulgación del jazz. Fue fundado por el director artístico Randall Kline y por el saxofonista Joshua Redman. Cada año lo componen distintos músicos elegidos entre los mejores del momento y con mayor proyección musical. Durante cada temporada se interpretan temas que nunca más se vuelven a escuchar sobre los escenarios. Si alguien quiere escuchar alguno de los temas pasados deba recurrir a las grabaciones.

Pues bien, a Madrid llegaban Miguel Zenón (saxofón alto), David Sánchez (saxofón tenor), Sean Jones (trompeta), Robin Eubanks (trombón), Warren Wolf (vibráfono), Edward Simon (piano), Matt Penman (contrabajo) y Obed Calvaire (batería); un grupo de músicos de un nivel técnico elevadísimo que dejaron muestras con su música de lo que el jazz moderno puede dar de sí.

La aportación de cada uno de ellos la recibíamos en forma de pieza original o en la de arreglos de temas de Miles Davis.

En el capítulo de piezas compuestas por los músicos de la banda, hay que destacar un precioso tema de Warren Wolf, In The Heat of The Night, en el que, lógicamente, el vibráfono tiene un protagonismo absoluto. El swing se instalaba en el escenario con una delicadeza fuera de lo normal. Por otra parte, David Sánchez se despachaba con una canción intimista envuelta en ritmos caribeños, Canto, en la que su saxo sonó potente, dulce, tranquilo. Una de las gracias de este concierto es que los conceptos musicales de cada uno de los integrantes son diversos y la suma enriquece mucho lo que quieren contar.

Tutu, Nardis (como bien decía el saxofonista Miguel Zenón, mucha gente piensa que este tema es de Bill Evans, pero es de Davis) o So What (este tema, por el contrario, siempre se lo atribuyó Davis mientras Evans juraba que era suyo), son algunos de los títulos de Miles Davis que versionaron. Clásicos entre los clásicos. Lo hicieron bien, pero no estoy seguro de que estas versiones sean necesarias. Sonaban bien, los arreglos eran originales y la personalidad de la San Francisco Jazz Colletive estaba presente en cada nota. Vale. Pero ¿esos temas de Miles Davis deben cambiar? ¿Aporta algo interesante al jazz actual? El que estuvo en el concierto sabe que lo importante llegó de las partituras propias de los componentes de la banda.

Obed Calvaire, el baterista, fue el más discreto de todos. Es un buen músico aunque necesitaremos escucharle en otros conciertos para conocer su verdadero potencial. Lo mismo ocurrió con el pianista Edward Simon porque, aunque sabemos que tiene mucha música en su piano (el tema Feel The Groove era cosa suya y mezclaba distintas tradiciones resultando chispeante y profundo), no tuvo una actuación especialmente brillante. Warren Wolf estuvo, francamente, bien; el burbujeante contrabajista Matt Pennam sin perder comba con la base rítmica dejó un solo de los buenos de verdad; Robin Eubanks fantástico con el trombón; Sean Jones algo más modesto con la trompeta aunque bien; y los saxofonistas Zenón y Sánchez tocaron sus instrumentos con elegancia y profundidad.

Ya comienza a ser costumbre que los conciertos de jazz en el Auditorio Nacional de Música de Madrid sean estupendos. Y comienza a ser muy corriente que el público llegue de distintos puntos de la geografía española puesto que la oferta en otros lugares no suele ser una cosa del otro mundo. Así que se agradece el esfuerzo y se celebra cada cita.