Danzad Malditos: La derrota de siempre

Estupenda obra de teatro que se puede disfrutar en las Naves del Español (Matadero) de Madrid hasta el próximo 15 de enero. La miseria más humana sobre el escenario.

28 dic 2016 / 22:03 h - Actualizado: 01 ene 2017 / 20:45 h.
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  • Foto Promocional de Danzad Malditos. / El Correo
    Foto Promocional de Danzad Malditos. / El Correo

Cuando asistimos a un espectáculo y el poso que deja es mejor que la sensación vivida sobre la marcha, es que algo bueno ha pasado. Y si regresamos un año después al mismo teatro, nos sentamos frente al mismo escenario y el espectáculo es el mismo; si eso pasa y nos provoca la misma conmoción que la primera vez o esta es más intensa, es que, efectivamente, estamos ante algo especial en su esencia.

Esto es lo que ha sentido el que escribe al disfrutar por segunda vez de la obra dirigida por Alberto Velasco que se vuelve a representar en la Naves del Español (Matadero) de Madrid. Danzad malditos funciona, Danzad malditos es una demostración de lo que supone el esfuerzo de actores y actrices que saben que todo lo que hacen sirve para que el grupo consiga su objetivo; Danzad malditos es un cúmulo de matices cabareteros, aristas casi circenses, estampas demoledoras que representan una realidad mucho más pegada a la que vivimos actualmente de lo que podría parecer.

La obra habla de la miseria humana, de la falta de comunicación, del afán del ser humano por ganar y por tener un ganador al que aplaudir, del afán del ser humano por perder y tener un perdedor cerca al que escupir. Danzad malditos habla de la competencia diaria a la que nos somete la vida, de lo esperpéntico que puede llegar a ser un hombre o una mujer derrotados, destrozados, vacíos, pero con un trofeo en la estantería.

Esta es una obra que nunca es igual. En cada representación, los actores deben interpretar el papel que les toca en suerte dependiendo de cómo se va desarrollando la obra. El azar unas veces, la elección de alguien que la realiza de forma personal o, directamente, la injusticia que sostiene como un cetro el maestro de ceremonias, son las razones por las que los personajes van siendo eliminados. Esto obliga a todos los actores y actrices a memorizar el texto completo puesto que tendrán que interpretar su papel de forma distinta cada tarde de representación.

Danzad malditos es una adaptación, más que libre, de la película de Sidney Pollack. El escenario, que representa la decadencia más absoluta, una iluminación muy bien diseñada y un sonido que perturba en algunos momentos de máxima tensión narrativa, ayudan a que la obra fluya sin problema alguno.

Por su parte, el elenco trabaja hasta la extenuación. Saltan, bailan, corren, hacen equilibrios, gritan, lloran y ganan o pierden una competición. Y esto no es un eufemismo. La competición es real y la tristeza o la alegría se dibujan en esos rostros que desde el principio se llenan de tierra húmeda, de un exceso de salivación provocada por el esfuerzo, de sudor pegajoso. El lenguaje corporal se trabaja con especial mimo. Aunque todos realizan un esfuerzo descomunal y todos están francamente bien, destacan Guillermo Barrientos y Carmen del Conte. Las ganas de todos sobre el escenario son conmovedoras aunque estos dos cómicos tienen algo especial que se deja ver en cada movimiento, en cada gesto.

Al comenzar la obra, todos ellos caminan sobre el escenario, dan vueltas a la estructura que representa una casa derruida (como la vida de los personajes capaces de llegar al límite si eso les hace ganar un dinero y algo de prestigio) y es cuando ya percibimos que la propuesta es clara: todo tipo de cuerpos semidesnudos que somos todos nosotros, cualquiera de nosotros. Allí nos vemos para elegir un favorito o a un personaje que nos repele. Porque la propuesta consiste en que el público se implique, anime a sus favoritos, quiera que eliminen a los contrarios. Muy original aunque poco efectiva ya que el público español es algo reacio a intervenir. Nos gana la vergüenza y el espectáculo se queda un poco cojo por esa parte.

Dicho esto, hay que señalar que el texto es algo irregular. Algunas frases parecen redondas cuando, en realidad, están vacías o a punto de vaciarse por los cuatro costados. Un ejemplo: la vida no es más que dilatar la llegada de la muerte (no es literal, pero la idea era esa o muy parecida). Menuda cosa. En fin, algo que el autor podría pulir para que Danzad malditos sea extraordinaria.

La sala Max Aub de las Naves del Español (Matadero) estaba absolutamente llena. Los aplausos fueron sinceros. Habrá que esperar a que ‘Malditos Compañía’ firme contratos y puedan realizar una gira por toda España que incluya algún teatro sevillano. Sería incomprensible que no fuera así puesto que llenar las salas y dejar un excelente sabor de boca no es algo que ocurra todos los días.

Hasta el 15 de enero se puede disfrutar de esta obra. Merece la pena. Más adelante ya veremos dónde podremos asistir a un espectáculo original, impactante y, todo hay que decirlo, necesario tal y como están las cosas.

Hasta el 15 de enero se puede disfrutar de esta obra. Merece la pena.

La propuesta de ‘Danzad malditos’ consiste en que el público se implique, anime a sus favoritos, quiera que eliminen a los contrarios. / El Correo