El burlador de Sevilla

El mito de Don Juan tiene su origen en esta novela, tan moralizante como mal versificada, de Tirso de Molina.

16 jul 2016 / 12:17 h - Actualizado: 12 jul 2016 / 08:26 h.
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  • Portada de El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina. / El Correo
    Portada de El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina. / El Correo

Esta fue la obra que dio pie archiconocido y universal al mito de Don Juan. Un mito que presentará en los siglos posteriores muchas caras diferentes, pero El burlador de Sevilla de Tirso de Molina es la primera y original concepción de su figura. La verdad es que se trata de una obra enormemente moralizante y bastante mal versificada, algunas rimas hacen que se te retuerzan de espanto los dedos de los pies. Pero también hay que reconocerle a don Tirso la enorme fuerza dramática que le da a la pieza, desde el mismo inicio del primer acto.

La imagen estereotipada que tenemos de Don Juan como seductor en serie proviene, en realidad, del Tenorio de Zorrilla, obra del Romanticismo donde se pone de relieve sobre todo la vertiente amorosa de la leyenda. Pero el original, este Don Juan de Tirso, fue creado en el espíritu de la Contrarreforma, y todo gira en torno a la contraposición de los placeres terrenales frente a la vida eterna que nos espera tras la muerte. El «Qué largo me lo fiáis» de Don Juan es la respuesta del pecador irresponsable que no tiene en cuenta que la vida pasa más rápido de lo que imaginamos (tempus fugit, otro tema fundamental del Barroco) y que antes de lo que pensamos tendremos que rendir cuentas ante Dios.

El Don Juan de Tirso es hijo de su época, es un burlador que no respeta ninguno de los pilares básicos de la moralidad de entonces: el honor de las mujeres, el respeto paterno, la autoridad del rey, el temor de Dios. Todos estos elementos de la honra estaban basados en la autoridad divina, por lo que desafiarla era lo mismo que desafiar a Dios. Y por eso al final Don Juan va a recibir su justo castigo, sin dejarle siquiera lugar para el arrepentimiento. Con el paso de los siglos, esta moralidad basada en un concepto teocentrista del mundo (con Dios en el centro y la base de la sociedad) se fue perdiendo, y de la figura de Don Juan solamente quedó el aspecto más llamativo: el de conquistador de mujeres, aunque su amoralidad siempre ha seguido ahí de manera más o menos explícita.

Calificación: Muy buena.

Tipo de lector: Preferentemente familiarizado con el lenguaje barroco del Siglo de Oro.

Tipo de lectura: Fácil pero requiere algo de esfuerzo.

Argumento: La lucha del libre albedrío contra la voluntad de Dios. Adivinen quién gana.

Personajes: Estereotipos con una personalidad propia muy marcada, especialmente las mujeres plebeyas.

¿Dónde puede leerse?: Los caballeros que se lo lean en el AVE camino a Sevilla, las damas más recatadamente en casa.