El festival que despide el verano y saluda el nuevo curso

21 sep 2015 / 21:48 h - Actualizado: 21 sep 2015 / 21:52 h.
"Música - Aladar"
  • The Parrots.
    The Parrots.
  • Natalia Lafourcade.
    Natalia Lafourcade.
  • The Vaccines, que actuarion en el Dcode.
    The Vaccines, que actuarion en el Dcode.
  • El festival que despide el verano y saluda el nuevo curso

Madrid suele ser una de las ciudades a las que la vara de la fortuna roza cada vez que un conjunto musical de talla internacional decide salir de gira por el mundo. Sin embargo, en materia de festivales, la capital tiene una dura competencia. No cuenta con demasiados y, como ya sabemos, los más sorprendentes y adorados por los entusiastas de la música en vivo se reparten por otros puntos de España. Pero, desde hace unos años (concretamente, desde 2011), Madrid se ha hecho con el broche.

Ha cimentado paso a paso el festival que despide el verano, el que da la bienvenida a un nuevo curso. En especial, al universitario, ya que el Dcode se celebra en el campus de la Complutense de Madrid. Para quienes estudian allí, pocas cosas mejores puede haber que ver el recinto donde tendrán que hincar los codos convertido en epicentro de la música en directo. Para quienes no estudian allí, también. Porque su cartel ha ido creciendo sin miedo año tras año, y en esto se ha convertido.

A pesar de que en sus primeras ediciones se componía de dos fechas, sábado y domingo, en las últimas ha pasado a ocupar una sola. O lo que es lo mismo: 17 horas de música sin pausa. Porque el silencio no existe durante la jornada del Dcode. Para quienes ya no gozan de la condición de universitario (uno puede ponerse un tanto nostálgico al recorrer las instalaciones del enorme campus), estar al pie del cañón desde primera hora es una opción inexistente.

Por eso quien escribe esto no pudo gozar de las primeras actuaciones, que se produjeron en el escenario Tentaciones. Porque una de las características del festival es que cuenta con tres escenarios diferentes, lo que permite incluso tener bandas dándolo todo de manera simultánea. Pero, a pesar de no haber podido disfrutar de una mañana y un mediodía musicales, fueron recogidas algunas impresiones. Trajano! fue la banda escogida para dar el pistoletazo de salida. Un grupo que ha tenido un verano movido y completo, al formar parte del cartel de otros grandes festivales como el FIB o el BBK.

Fueron sucedidos por los londinenses Wolf Alice, que visitarán de nuevo España en fechas próximas como parte de su gira. Como queda reflejado, en el Dcode no se andan con rodeos; desde temprano ponen toda la carne en el asador.

Uno de los grupos que más huella dejó durante la jornada mañanera fue The Parrots. Su directo convenció y conquistó, al expandir el buen rollo por los primeros congregados y tras dejar con ganas de más. Perfecta situación si se tiene en cuenta todo lo que estaba por llegar.

Ya en el escenario principal, Neuman reunió a un buen número de seguidores (y seguramente captó a muchos otros nuevos) haciendo sonar algunos de sus grandes temas, como en el caso de Tell you o Turn it. El ambiente comenzaba a caldearse de verdad. Muchos de los jóvenes sentados a lo largo y ancho de la hierba mullida del campus se levantaban para mover el cuerpo a aquellas horas de la tarde, cuando todavía el sol pegaba un poco. Tras Neuman, la mexicana Natalia Lafourcade cogió la guitarra y, acompañada de sus músicos, encandiló a los presentes. Ritmos contagiosos mezclados con armonías y letras de reminiscencias melancólicas, todo ello aderezado con una presencia sensual y, a su vez, enérgica. La gente aplaudió, dejó mecer su cuerpo, y cantó.

Fue entonces cuando un rumor comenzó a apoderarse del recinto, y cobraba cada vez más fuerza. Al parecer, en las redes sociales del Dcode se había publicado que Sam Smith, cabeza cartel y uno de los artistas más esperados de la noche, cancelaba su actuación por motivos de salud. Claro que, en un lugar donde miles de personas se agolpaban, la cobertura era más bien escasa. Por eso muchos esperaban alguna confirmación oficial, o cruzaban dedos para que se tratase de una pequeña pero cruel broma. No fue así. La baja del flamante ganador de cuatro grammys se confirmó mediante las colosales pantallas instaladas junto a los escenarios, con un escueto comunicado escrito. Se escuchó algún comentario de indignación, de decepción, e incluso algún tímido abucheo. Pero fueron mínimos, porque en esos momentos las chicas de Hinds habían tomado el escenario y ponían a la gente a bailar sus canciones. Con ellas tampoco habían salido las cosas como estaban planificadas. Hinds había actuado la noche anterior en Palma de Mallorca, y el vuelo que cogieron al día siguiente para llegar a tiempo al Dcode sufrió un retraso. Sin embargo, las chicas llegaron al trote y consiguieron librar su sugerente batalla.

Tras Hinds, llegó una de las actuaciones estelares del festival. The Vaccines eran, por así decirlo, la sorpresa esperada. Sorpresa porque el conjunto británico no goza todavía del reconocimiento que merece, pero esperada porque, quienes ya los seguían de antes o habían sido testigos de su directo, sabían ante qué se iban a situar. Un directo potente, de vitalidad más que notable. The Vaccines es puro espectáculo musical. Uno de sus temas más célebres, If you wanna, hizo que absolutamente nadie se quedase estático en el campus. Porque era imposible.

Tras ellos fue el turno de L.A., que cubrieron el horario previsto para Sam Smith. La banda mallorquina venía de presentar recientemente su último álbum, From the city to the ocean side, un trabajo donde los sintetizadores cobran mayor protagonismo que en discos anteriores. No obstante, la banda sabe lo que se hace y lo que el público necesita oír. Por eso, aunque algunas de las canciones eran de carácter demasiado pausado para lo que la gente venía de escuchar, supieron acertar al abrir su actuación con Stop the clocks y brindar una buena interpretación de Hands, su canción insignia. Mientras, llegaba más gente a las instalaciones y quienes ya estaban allí desde antes se acercaban más y más a los escenarios. Los planos cenitales que se reflejaban en las pantallas gigantes, con las cámaras volando sobre el público, mostraban una imagen que casi ponía los pelos de punta: la propia de un festival de los grandes. Y, a medida que se iba asentando la noche, más bonito quedaba todo con las pulseras luminosas que la organización había repartido, y que se activaban cada vez que el público hacía palmas o se sacudía con energía. Que no faltase espectacularidad.

Cuando los primeros acordes de la banda andaluza Supersubmarina resonaron, el ambiente era el propio de un gran acontecimiento. Con cada vez más experiencia demostrada a sus espaldas, la banda liderada por José Chino supo combinar algunos de sus temas más recientes con los que clásicos que, les aburran ya o no, tienen que tocar casi por obligación. La gente coreó con énfasis su En mis venas, Puta vida o Niebla, y dejaron constancia de que la agrupación ha sabido mantener el interés de sus seguidores a lo largo de sus diferentes trabajos. Dejaron el listón suficientemente alto como para que tomase el relevo la veterana banda Suede, que fue quizás una de las actuaciones más tibias del evento. Terminaron por lo alto, bien es cierto, pero comenzaron un tanto fríos. El sonido no lograba convencer y su espíritu parecía tener dificultades para caldearse. No obstante, son muchos los años que estos ingleses llevan pisando escenarios y recogiendo halagos, y por suerte lo hicieron valer hacia la parte final de su directo.

Así fue como el asunto llegó hasta Izal, una de las bandas que más ha revolucionado el panorama español en los últimos años. No quedó duda, porque miles de personas se destaparon como fieles admiradores del conjunto, estallando en gritos cada vez que los primeros acordes de sus temas favoritos se apoderaban de la noche, y coreando con intensidad los compases más sentidos. Un buen directo que despedía la amplia representación española del cartel del Dcode.

Foals salió al escenario a por todas. Desenfundó con sus canciones estrella y conquistó a los presentes a base de una intensidad que se materializó principalmente en el vocalista, que ni siquiera dudó en lanzarse al público, para terror del personal de seguridad.

Todo salió bien, y los asistentes vaciaron casi toda la energía que les quedaba en el cuerpo. Casi pero no toda, porque estaban por llegar Crystal Fighters. Junto con The Vaccines, de lo mejorcito del festival. Contagian su espíritu animado e incansable a todos los que los escuchan con fervor, convirtiendo su música en un baile sin fin. Una manera excelente de dejar colocado el broche de oro no solo al Dcode, sino al verano mismo.