El Festival Internacional de Jazz de Madrid, que se desarrolla en Conde Duque y Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, ha tomado velocidad de crucero. El concierto del Charles Lloyd Quartet, el pasado día 10, resultó extraordinario. Lloyd parece ser un músico incombustible y los años no hacen mella en él.
Charles Lloyd, figura de culto en el jazz, nació el año 1938 en Memphis (Tennessee, Estados Unidos de América). Ha tocado junto a algunos de los mejores músicos de jazz de todos los tiempos. B. B. King, Keith Jarrett o Michel Petrucciani, son algunos de ellos. Con el saxo tenor es capaz de hacer cosas improbables. Aunque con el soprano y la flauta alcanza un nivel de una altura inmensa. Es un viejo músico que construye su universo desde la intimidad, desde los sentidos como refugio de lo que percibe con una claridad asombrosa. Aunque técnicamente, como ya he dicho, su capacidad es inagotable; lo importante llega desde otro lugar al que solo él tiene acceso, desde su forma de entender y expresar. Y eso, que podría aplicarse a cualquier otro saxofonista, en este caso toma una importancia considerable puesto que la experiencia de Lloyd y la sensibilidad ante la realidad forman un conjunto sólido y muy difícil de igualar.
Charles Lloyd ha dejado álbumes como Discovery! que dejan bien claro lo que puede llegar a decir con sus instrumentos un artista.
Llegaba Charles Lloyd al Festival Internacional de Jazz de Madrid entre gran expectación por parte de los aficionados. Es un músico que desarrolla un directo portentoso y se presentaba junto a Gerald Clayton (pianista que cuando improvisa es capaz de generar un flujo musical de una potencia descomunal), Reuben Clayton (contrabajista sensible que aporta a la base rítmica una estabilidad que cualquier músico desearía tener en los conciertos) y Kendrick Scott (baterista que aporta sonidos exuberantes y chispeantes en cualquiera de los temas que interpreta). Resulta más que agradable comprobar cómo estos cuatro músicos convertían cada tema un tesoro compuesto con percepciones personales que dibujaban un mensaje que el público podía comprender realizando solo el esfuerzo que supone escuchar.
La banda logró momentos espléndidos durante un concierto que fue de mucho a mucho más. La intensidad musical no dejó de elevarse de principio a fin. Y los solos con los que expresaron lo que querían contar cada uno de los músicos resultaron soberbios. Hay que destacar que la forma de atacar cada partitura por parte de Reuben Clayton es muy original y precisa.
El público que llenada el auditorio del Conde Duque pudo rendir pleitesía a este músico que representa buena parte de lo que es el jazz moderno y de la evolución que ha ido sufriendo desde hace ya muchos años.
Llega el turno para la Amaniel Big Band, Donny McCaslin, Kristin Asbjornsen, John Scofield o Robin McKelle, entre otros, que durante la próxima semana irán subiendo al escenario del Conde Duque y del Fernán Gómez. El esfuerzo del Ayuntamiento y de los patrocinadores es muy de agradecer. Escuchar buena música siempre invita a hacerlo.