El libro de los Baltimore

Dicker ha vuelto a escribir un best seller con forma de best seller. Sin disimular, sin maquillaje alguno. Y no le ha ido mal en las librerías. Aunque un novelón, lo que conocemos como novelón, no he escrito.

24 sep 2016 / 12:05 h - Actualizado: 18 sep 2016 / 23:09 h.
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  • Joël Dicker. / El Correo
    Joël Dicker. / El Correo
  • Portada de la novela El libro de los Baltimore. / El Correo
    Portada de la novela El libro de los Baltimore. / El Correo

Joël Dicker triunfó con La verdad sobre el caso Harry Quebert. Esta resultó ser una novela bastante normalita, además de tramposa, revestida con una fama de gran obra gracias a una inmensa y apabullante campaña de marketing. Además, el lector actual busca poco más que un momento de diversión al leer y conocer quién es el asesino de un personaje cualquiera. El resultado de la suma marketing y nivel medio bajo en el lector es igual a ventas impresionantes.

El autor presenta El libro de los Baltimore en la que se mantiene al mismo protagonista, el escritor Marcus Goldman, aunque cambia la trama radicalmente. La estructura narrativa es mucho más parecida a la utilizada en la anterior entrega de lo que desearía alguien que ya conoce la literatura de Dicker. ¿Por qué cambiar algo que funciona tan bien? debieron pensar el autor, su agente y el editor.

La novela se sostiene sobre la trama y solo sobre eso. Dicker necesita páginas y páginas para construir personajes, escenarios y justificaciones narrativas. Pero, todo hay que decirlo, lo hace con cierta gracia y todo fluye para agradar al lector.

Dicker siente la necesidad de contarlo todo y la novela se va hasta casi las 500 páginas. Un escritor, dedicado a hacer literatura, con la mitad hubiera tenido suficiente. Dicker tiene que volver sobre sus propios pasos para retomar detalles que dejó planteados con anterioridad y centra, de nuevo, la acción gastando papel.

Los personajes quedan dibujados, claro. Si no lo hubiera conseguido sería el colmo. Lo escenarios no tanto. Y las relaciones entre unos y otros se difuminan tras las cortinas de humo que Joël Dicker suelta para que la trama no se conozca en la página 70. De este modo, todo se acartona, se hace predecible y, en algunos casos, inverosímil. Dicker debería saber que aunque algo increíble se repita no se convierte en la madre de todas las verdades. Tal vez en política pueda funcionar algo tan burdo, pero en literatura no cuela.

A pesar de todo, El libro de los Baltimore, no es una pésima novela. Es lo que es: un relato con vocación de best seller que será vendido por miles y leído por miles. Eso sí, caerá en el olvido. Entretiene, hace que las horas pasen con rapidez, puede ser que enganche a más de uno a la lectura (cosas que está muy bien).

Una de las gracias de esta novela es que el autor juega con la ruptura de la linealidad temporal para que podamos ir entendiendo el entramado narrativo que organiza. Innecesario aunque atractivo para el que quiere jugar al misterio. Otra es el envoltorio de valores y moralina desde la primera a la última página. Esto siempre funciona. Otra es la inclusión en la trama del personaje femenino que enamora a todos los protagonistas masculinos. Por supuesto, estos líos dan mucho juego al narrar y al lector siempre le gustan estas cosas. Sí, este es un best seller que utiliza todos los materiales característicos de una obra que quiere vender mucho y busca poco más que eso.

¿Quieren pasar un buen rato leyendo? Pues lean El libro de Baltimore. No busquen más allá de lo que ofrece una historia agradable porque no lo encontrarán. Quizás sea suficiente.

Calificación: Entretenida.

Tipo de lectura: Fácil.

Tipo de lector: Nada exigente.

Argumento: La percepción personal suele estar equivocada.

¿Dónde puede leerse?: Cualquier lugar es bueno. No es nada exigente.