El orden del día

El premio Goncourd es una garantía de buena calidad literaria. Las novelas premiadas suelen ser de enorme calidad. Cada año. Y eso, actualmente, es una muestra de decencia en la parte de los que otorgan el premio fuera de lo común

14 abr 2018 / 08:42 h - Actualizado: 01 abr 2018 / 23:25 h.
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  • Portada de la novela ‘El Orden del día’. / El Correo
    Portada de la novela ‘El Orden del día’. / El Correo

Esta novela, El orden del día (L’Ordre du Jour) es premio Goncourd y eso es garantía de calidad. Es raro que ese galardón recaiga sobre cualquier obra mediocre. Es de los pocos premios que aguantan frente a las condiciones dictadas por el mercado. Y, curiosamente, es el texto premiado que mejor se vende cada año en Francia.

Éric Vuillard entrega un relato sofisticado en su estructura, en su contenido y en sus formas, que busca en los cimientos éticos de la política las razones por las que debemos quedar espantados ante diferentes capítulos de la Historia. Porque muchas veces la Humanidad entera cede ante la mediocridad, la mentira, algún truco barato o lo que conocemos como bluff.

Vuillard nos coloca en la Alemania de Hitler. Un loco, que poco después del momento elegido para el arranque de la novela, ya quería reinar en el mundo entero. Nos enseña el autor a los que financiaron la locura; a los que siendo poca cosa acumulan poder y responsabilidad para terminar llevando todo hasta el desastre; los malabares políticos que resultan grotescos... Y a los muertos. Porque la Historia está llena de ellos.

El lenguaje que utiliza el autor es exquisito. Apoyado en alientos medios va construyendo el discurso con precisión casi quirúrgica. Tira de ironía para acentuar ese aspecto grotesco, ridículo y cómico que cualquier loco de atar deja para el recuerdo si llega a tener cierto poder y un ejército a mano. Hitler era uno de esos locos y se rodeó de hienas locas y peligrosas que construyeron un ejército formado por manadas de seres humanos desorientados, engañados y dispuestos a morir y matar en nombre de un enorme embuste.

El relato es bastante breve y roza la categoría de nouvelle. Merece la pena leerlo. Es una invitación a la reflexión ética y eso, hoy en día, es un regalo maravilloso. Una invitación a conocer, también, lo simple que resulta destrozar el mundo. Preparen el lápiz para subrayar. Tienen mucho trabajo por delante.

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Fascinante. Requiere cierto grado de reflexión.

Tipo de lector: No es un texto fácil, pero cualquiera debería intentarlo.

Argumento: El mundo destrozado por una banda de mediocres.

¿Donde puede leerse?: En Berlín. Pero queda un poco retirado. En el parque o en una cafetería, puede servir.