El ruido del tiempo

Julian Barnes nos cuenta buena parte de lo que fue Dmitri Shostakóvich. Aunque lo hace de forma novelada, es decir, uniendo aquello que parece cierto y lo que forma parte de la fabulación. Intensa y exigente novela.

24 sep 2016 / 12:00 h - Actualizado: 23 sep 2016 / 13:50 h.
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  • Portada de El ruido del tiempo, novel a de Julian Barnes. / El Correo
    Portada de El ruido del tiempo, novel a de Julian Barnes. / El Correo

Julian Barnes ha escrito una novela sobre Dmitri Shostakóvich. Eso es lo que parece a primera vista. Y es verdad que el personaje principal es el compositor soviético, que abundan las anécdotas durante todo el relato que se pegan a la realidad que vivió el músico, que la voz narrativa funde con el propio personaje hasta parecer la de él y no una voz no identificada. Pero esto es tan cierto como que Barnes lo que quiere es hablar del desastre que supuso Iósif Stalin para la Unión Soviética, de un régimen nefasto que acabó con la vida, ilusiones e ideas de millones de personas. Utiliza la figura de uno de los mejores compositores de la historia para articular un discurso que tiene en cuenta unas cosas y otras no. Peligro aunque el relato se tiña de ficción.

El libro, que no llega a las doscientas páginas, es intenso. Muy, muy, intenso. De hecho la lectura debe ser reposada, reflexiva. Barnes mezcla ideas, datos, ficción y versiones de la realidad, haciendo que la atención del lector sea imprescindible para que la comprensión de la obra sea la adecuada.

Arranca con un relato muy breve de gran belleza, muy del estilo ruso de finales del siglo XIX. Finaliza la novela con una explicación de este que era del todo innecesaria puesto que ya está dicho lo fundamental a esas alturas. El cuerpo central del texto está estructurado en tres bloques que marcan la relación de Shostakóvich con el poder político y con su propia actitud ante una realidad que, seguramente, no dejó que el compositor desarrollase su música en plenitud. ¿Hubiera sido su obra la misma si hubiera vivido en Estados Unidos? Barnes siembra la duda y arrastra las preguntas hasta territorios en los que parece que solo hay una respuesta: Shostakóvich hubiera sido un gigante de mayor envergadura en un país libre. Sin embargo, no puede ocultar algo evidente: Shostakóvich era él y sus miedos, y su cobardía, y sus lagunas, y su forma de atacar la vida desde una arista u otra. Esto es lo que no puede tapar el autor y esto es lo que da cierto carácter tendencioso a la novela.

Calificación: Intensa.

Tipo de lectura: Reflexiva, que plantee preguntas y no dé soluciones a lo que propone el autor con una peligrosa simplicidad.

Tipo de lector: Interesados en el alma humana.

Argumento: Lo haces o no lo haces, pero lamerte las heridas no sirve. Stalin era un demonio, Shostakóvich un genio en la oscuridad y los rusos un rebaño de ovejas.

¿Dónde puede leerse?: En el andén de una estación de ferrocarril. Antes de viajar para asistir a la representación de Lady Macbeth de Mtsensk.