‘Expiación, más allá de la pasión’: La emoción paralela

Hay películas que, a pesar de sus pequeños defectos, se hacen imprescindibles para los aficionados al cine. Una de ellas es ‘Expiación, más allá de la pasión’, un trabajo repleto de verdad, de excelencia narrativa, de poderío técnico y factura final impecable. Y por si fuera poco, incluye en su banda sonora música de Puccini. Más no se puede pedir.

05 may 2018 / 08:09 h - Actualizado: 01 may 2018 / 20:32 h.
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  • Keira Knightley y James McAvoy hacen que en la pantalla salten chispas puesto que la química entre ambos es enorme. / El Correo
    Keira Knightley y James McAvoy hacen que en la pantalla salten chispas puesto que la química entre ambos es enorme. / El Correo
  • La interpretación de los personajes principales está a gran altura. / El Correo
    La interpretación de los personajes principales está a gran altura. / El Correo
  • Una niña de 13 años es incapaz de comprender lo que ve y cambia el curso de la vida para los otros. / El Correo
    Una niña de 13 años es incapaz de comprender lo que ve y cambia el curso de la vida para los otros. / El Correo
  • Keira Knightley encarna el personaje femenino principal. / El Correo
    Keira Knightley encarna el personaje femenino principal. / El Correo
  • Poster de ‘Atonement’. / El Correo
    Poster de ‘Atonement’. / El Correo

Expiación, más allá de la pasión (Atonement, 2007) es una película dirigida por Joe Wright. Una maravilla técnica que presenta algunos problemas narrativos aunque con un resultado final espléndido.

Nos enseñan un mundo hostil, desordenado, difícil, lleno de meandros casi intransitables; nos presentan un universo en el que los personajes están condenados desde antes de llegar. El plano secuencia que nos regalan a mitad de película (una maravilla técnica), el que se desarrolla en la playa de Dunkerque, es el resumen perfecto que engloba la idea principal de la película: el mundo es un desastre en el que se puede sobrevivir aunque con mucho esfuerzo. Pero, también, nos enseñan que todo ese caos, todo ese dolor, todo lo que resulta insoportable, se puede experimentar, se puede vivir, siguiendo una línea trazada por el amor verdadero, por el auténtico. Wright no quiere contar una buena historia de amor; quiere hablar del amor sin filtros, sin adornos que nos alejen de la verdad. Para ahondar en este territorio, el realizador se apoya en una banda sonora preciosa que incluye partes de un par de arias de La bohème de Giacomo Puccini. Cuando Robbie Turner, personaje principal interpretado por James McAvoy, escribe una carta a la mujer que ama desesperadamente, suena la música de Puccini, la pasión en una partitura, cada corchea reposa en nuestra atención y sabemos que nos han colocado frente a lo inevitable. Porque esta historia de amor que parece que no puede cerrarse lo está desde el principio. Nada puede frenar algo así.

Keira Knightley encarna el personaje femenino principal. Cecilia Tallis es la amada de Robbie. La química entre los actores es brutal. En la pantalla saltan chispas cuando les vemos a ambos. Si la película resulta verosímil es porque los actores parecen verdaderamente enamorados. Además, sus interpretaciones son magníficas en su totalidad, no solo en ese aspecto. Le delicadeza de Keira Knightley nunca fue tan bien fotografiada. Seamus McGarvey, el fotógrafo de la película, hace un trabajo magnífico. La primera hora de película es una auténtica maravilla.

Expiación, más allá de la pasión es una adaptación de una novela de Ian McEwan Se tituló Expiación a secas y Atonement es su título original. La novela de McEwan es estupenda y dibuja un universo complejísimo, hondo. Por eso, Christopher Hampton al adaptarla no puede evitar que se pierda poderío narrativo. Quiere arrimarse demasiado al texto original y no tiene en cuenta que el lenguaje cinematográfico es muy distinto al de una novela. La obra de McEwan es más que recomendable. Y, para ser justos, diré que estos problemas narrativos de la película no son suficientes como para que el resultado final no sea estupendo.

El montaje de la película es atrevido, permite que vayamos sabiendo lo que Briony Tallis (una Saoirse Ronan más que correcta en su papel) la hermana pequeña de Cecilia no entiende o no quiere entender. Descubrimos todas sus mentiras gracias a los flashbacks que se van insertando y que convierten los distintos puntos de vista en un todo sólido, robusto.

El cine son muchas cosas. Una de ellas es la emoción. A veces parece que lo emocionante ha de ser, necesariamente, cursi o un pastelón inaguantable. No es cierto. Y la emoción que llega desde lo auténtico, desde ese universo construido para contarnos una verdad ajena a la realidad que nos conmociona, que nos hace alzar la ceja y nos invita a dejarnos llevar hasta ese lugar que será inolvidable, termina siendo necesaria.

Merece la pena sentarse frente a la pantalla y echar un vistazo a la película. Y si leen la novela antes será mejor. Es una de esas raras ocasiones en las que película y relato se llevan bien.