Glenn Gould. Una vida a contratiempo

La dibujante francesa Sandrine Revel nos deja un trabajo excelente sobre la vida de Glenn Gould en el que se repasa lo que representó en el mundo de la música, cómo fue su infancia, la relación del músico con el entorno o sus obsesiones. Una novela gráfica imprescindible para los seguidores de Gould.

25 feb 2017 / 12:04 h - Actualizado: 19 feb 2017 / 22:29 h.
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  • Portada de la novela gráfica ‘Glenn Gould. Una vida a contratiempo’. / El Correo
    Portada de la novela gráfica ‘Glenn Gould. Una vida a contratiempo’. / El Correo
  • Glenn Gould. Toronto, 1961. / Sony Music Entertainment
    Glenn Gould. Toronto, 1961. / Sony Music Entertainment
  • Una de las páginas de la novela gráfica ‘Glenn Gould. Una vida a contratiempo’. / El Correo
    Una de las páginas de la novela gráfica ‘Glenn Gould. Una vida a contratiempo’. / El Correo

Glenn Gould es uno de los mejores pianistas de la historia. Esto no es nada nuevo. Y es raro que alguien que escuche la grabación de las Variaciones Goldberg (The Goldberg Variatons, BMW 998), que compusiera Johann Sebastian Bach, interpretadas por Gould –da igual si son las de 1955 o las de 1981- no quede maravillado, enamorado y atónito. La lectura del corpus bachiano que realizó este pianista canadiense le colocó en la cumbre de la interpretación.

Glenn Gould fue ese tipo de persona que todo el mundo espera encontrarse cuando se habla de un genio. Excéntrico, hipocondriaco, solitario, huidizo, obsesionado con sus cosas. Consumía una cantidad de medicamentos que eran improbables en cualquier otra persona, coqueteó con las drogas, evitaba el contacto físico con los demás puesto que su gran temor eran las bacterias, estaba enamorado de los paisajes nublados y no podía creer que hubiera quien prefiriese el sol. Glenn Gould era un genio, era un tipo extraño.

Astiberri Ediciones vuelve a acertar con la publicación, en 2016, de la novela gráfica Glenn Gould. Una vida a contratiempo (Glenn Gould. Une vie à contretemps, 2015). La firma la dibujante y guionista Sandrine Revel. La obra consiguió el premio Artémisia, 2106.

Revel, con un cuidado extremo al dibujar y al elegir las escenas que quiere representar en cada página, logra hacer un repaso intenso y casi milimétrico de la vida del pianista. La estructura espacio temporal queda desintegrada si pensamos en la linealidad y utiliza el recurso del sueño, de lo onírico, para que podamos entender bien quién fue Glenn Gould. Todo lo fundamental de la vida del pianista está y todas las explicaciones se sugieren al lector para que sea él quien termine de componer el fresco.

El diseño de las páginas es dinámico y en algunos casos adquieren un ritmo que nos hace pensar en el movimiento más real. Por ejemplo, las viñetas en las que las manos de Gould aparecen tocando, terminan convirtiéndose en una especie de vídeo en el que se pueden ver detalles asombrosos. Esta es la magia de un buen dibujo.

El color carece de estridencias salvo en las zonas expositivas en las que una pesadilla toma protagonismo. El resto se empareja a ese carácter que nos trata de transmitir Revel. Soledad, tranquilidad, lejanía ante la realidad. Parece que todo el cómic, efectivamente, se desarrolla en un tiempo nublado.

El guion cumple bien con su función. Se centra en los territorios en los que descubrimos al pianista. Desde esa explosión de talento de un niño de tres años a las rarezas de una estrella enamorada de un micrófono, que interpretaba dando golpes con el pie para marcar los tiempos, tarareaba la música que tocaba y se sentaba en una silla especialmente baja que le hacía estar encorvado frente al piano.

Calificación: Excelente.

Tipo de lectura: Si se acompaña con música de Gould se convierte en una experiencia única.

Tipo de lector: Amantes de la música clásica, del cómic y de Glenn Gould, claro.

Argumento: La vida de un genio.

¿Dónde puede leerse?: En el sillón de casa. Si puede ser a solas, mucho mejor.