La busca

Pío Baroja se distanció del determinismo y se arrimo a las teorías de Darwin para construir un relato en el que la observación es fundamental.

04 mar 2017 / 12:00 h - Actualizado: 27 feb 2017 / 18:34 h.
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  • Portada de ‘La busca’. / El Correo
    Portada de ‘La busca’. / El Correo

La busca de Pío Baroja es el primer libro de la trilogía La lucha por la vida. El título proviene de la obra de Darwin, y la observación que hace Baroja de los ambientes populares madrileños es puramente darwinista: describe las diferentes especies que se mueven por esos ambientes, su adaptación a las circunstancias adversas, sus diferentes maneras de sobrevivir. También sus relaciones personales, sus sentimientos, su carácter. Y estas descripciones no están desprovistas de simpatía e interés: pero son totalmente amorales e inhumanas, en el sentido más literal de estos términos. No se juzga si las acciones de los personajes son moralmente correctas o no, no se hace crítica social ni se denuncian las injusticias. Solamente se hace una descripción zoológica de la fauna humana que puebla el Madrid de principios del siglo XX. Es, pues, una novela esencialmente moderna, con la misma temática que las obras costumbristas del XIX, pero con una intencionalidad y un estilo radicalmente diferentes.

Baroja se aleja radicalmente del naturalismo y el determinismo: no estamos marcados por el ambiente en el que nacemos, todo el mundo depende de sus propias cualidades y capacidades de adaptación para triunfar o fracasar en la vida. Y no me parece, como se afirma tantas veces, que La busca narre el proceso de degradación de Manuel: el protagonista entra en contacto con todo tipo de ambientes, tiene influencias buenas y malas, pero el párrafo final es sorprendentemente positivo e incluso diría optimista:

Aquella transición del bullicio febril de la noche a la actividad serena y tranquila de la mañana hizo pensar a Manuel largamente. Comprendía que eran las de los noctámbulos y las de los trabajadores vidas paralelas que no llegaban ni un momento a encontrarse. Para los unos, el placer, el vicio, y la noche; para los otros, el trabajo, la fatiga, el sol. Y pensaba también que él debía de ser de éstos, de los que trabajan al sol, no de los que buscan el placer en la sombra.

Manuel se encuentra en la encrucijada de elegir entre el bien y el mal, y elige el camino del bien. O al menos eso cree él, que aún le quedan dos libros por los que circular y demostrar lo firme de sus convicciones, y no siempre será tan fácil. Pero esa es otra historia.

Calificación: Interesante.

Tipo de lector: Que no necesite edulcorantes en sus lecturas.

Tipo de lectura: Sorprendentemente ligera, a pesar de la temática tan oscura.

Argumento: Como ya dice el título de la trilogía, la lucha por la vida. O más específicamente y según la solapa del libro, la llegada a Madrid de Manuel Alcázar desde el medio rural, sus diversos trabajos y sus tímidas incursiones en el camino de la delincuencia, mezclado con gente de vida oscura, pícaros y hampones, en pugna con sus aspiraciones a una vida decorosa.

Personajes: Variopintos y muy bien dibujados, con páginas del más puro estilo picaresco.

¿Dónde puede leerse? Es un buen libro para amenizar colas y salas de espera de todo tipo.