«La cobra»

03 may 2019 / 20:51 h - Actualizado: 03 may 2019 / 21:19 h.
"Literatura - Aladar"
  • «La cobra»

Aún recuerdo cuando eras famoso; este christmas es de esa época; los jóvenes gritaban a tu lado y te halagaban. Creo que no tenía nada que ver con que tocases bien la guitarra, ni con que fueses el alma de los System, quien componía en la sombra, quien escribía aquellos poemas tan parecidos a los de Morrison, con permiso de Borges; siempre hacías este comentario porque no imaginabas que al cabo de tus días pudieses llegar a leer y escribir como el autor bonaerense, y porque en el fondo sabías que «Funes el memorioso» es más un relato de olvido, que preñado de recuerdos.

Te gustaba hacer la cobra a las groupies que se acercaban y sin duda, el fotógrafo de aquel retrato supo captarte el gesto; luego como un niño asustado acudías buscando paz en la conversación conmigo, ¡cómo si yo no fuese una mujer, pa´habernos matao!.

Ahora pasados quince años de aquel esplendor tragicómico, todos los que antes te jaleaban y te veían como trasunto del Iggy Pop español, no quieren saber nada, pero no les culpes, todavía puedes jugar con el tiempo, y ser tú mismo a través de los recuerdos. ¿Verdad que Santi, el chico de la boca abierta que había sido heavy metal, se merecía que le hubieses metido el traste de la guitarra por donde dijimos y haberle partido los dientes o el orto? Probablemente no sólo fuese snob, sino que no sabía vender ni un teléfono móvil, y es que sólo de ilusiones no se vive, ¿verdad, José? ¿O prefieres que te llame Joe, el alma de los System, que nunca llegaron al Anti-system?.

Al chico de la camiseta Adidas, a ése, sin embargo, ya se le veía venir. Óscar, ¿no? ¡Y yo que llegué a pensar durante dos años que era el hermano de Santi! No, este era mucho más peligroso, no sabía yo que había fans capaces de tanto rencor y superficiales, porque Óscar te tendría envidia, pero ya te miraba con recelo y desconfianza por entonces, como si no se atreviese a soñar; y es que era tímido el pobre, y además ligaba menos que un pulpo en un garaje, además para una vez que se echó novia, llegaste tú y se la levantaste, con dos cojones; la Cris, petarda sin par, que aquí parece que lleva el pelo corto y hace más caso al cantante que a ti. En fin, no la culpes tampoco a ella.

Como decía, te gustaba hacer la cobra a las chicas, no se me olvida, ¿sabes? Sí, hombre, eso de retirar la boca cuando te querían besar. Yo fui víctima de tu rechazo, tú entonces hablabas de necesidad de serenarte, de encontrar la calma necesaria, y cuando lo hacías, me decías (¡qué inútiles las palabras!) que no me enfadara, que sin duda yo tenía muchos valores, y que sólo era cuestión de saber esperar al hombre adecuado; como sabía lo que pensarías después, que mi hombre probablemente sería un aburrido banquero u opositor de Notarías, te mande a la mierda, porque es que hay cada uno por ahí.

Tampoco me culpo a mí misma de que me rechazaras, al fin y al cabo, mirarte en los conciertos y en las fotos, no era terreno restringido a unas pocas; si quieres que te diga la verdad, salí del hoyo por el trabajo; dejé el súper y quise convertirme en chica modosita de vida ordenada, pero al ver que no me llenaba, decidí mandar a la mierda la carrera de Bellas Artes que había estudiado, y hacerme cooperante en una ONG. Tú siempre me tachaste de loca por querer ayudar a los disminuidos psíquicos de aquel centro de las afueras. Pensabas que era tu culpa el que no triunfase como pintora y te empezaste a atormentar más de la cuenta; sí, no sé si te acuerdas, fue cuando Quique dejó de ser vocalista y os pusieron en el grupo a aquel trepa que apenas sabía entonar, que parecía salido de Estirpe Imperial.

El caso es que cuando te miro en esta foto veo una imagen del pasado que apenas me remueve sentimientos. También yo he descubierto que soy una persona sencilla, sin dobleces. Ya sé que sabes que la fama está sobrevalorada y que harías cualquier... ¿qué, qué? No te acerques tanto, que voy a tenerte que hacer la cobra.