La leyenda del bandido y el campeón: Sofá, palomitas y lágrimas

28 feb 2017 / 08:22 h - Actualizado: 04 mar 2017 / 09:51 h.
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  • Sante Pollastri fue anarquista y ladrón de bancos. / El Correo
    Sante Pollastri fue anarquista y ladrón de bancos. / El Correo
  • El ciclismo es una herramienta narrativa de la película, pero nunca el centro del relato. / El Correo
    El ciclismo es una herramienta narrativa de la película, pero nunca el centro del relato. / El Correo
  • Constante Girardengo. / El Correo
    Constante Girardengo. / El Correo
  • Cartel de la película ‘La leyenda del bandido y el campeón’. / El Correo
    Cartel de la película ‘La leyenda del bandido y el campeón’. / El Correo

La leyenda del bandido y el campeón: Sofá, palomitas y lágrimas

Costante Girardengo y Sante Pollastri son los protagonistas de este telefilm italiano. Uno ciclista de élite y el otro forajido de élite, también. La historia que nos cuentan es sobre su amistad, sobre su vida sentimental, sobre sus éxitos y sobre sus fracasos. Y, siempre buscando, una lágrima fácil.

Los aficionados al ciclismo recordarán a uno de los mejores ciclistas italianos de la Historia: Costante Girardengo. Fue profesional de 1912 a 1936 y doble vencedor del Giro. Salió poco de Italia para competir. En 1914, durante una de sus pocas intervenciones en carreras fuera de Italia, participó en el Tour de Francia, pero sin ninguna suerte con las caídas.

Sante Pollastri fue anarquista y ladrón de bancos. Pasó muchos años encarcelado.

Y ambos se conocían desde niños. Crecieron juntos y, posteriormente, cada uno tomó su camino.

Según nos cuenta Lodovico Gasparini en la película La leyenda del bandido y el campeón; eran muy buenos amigos y, hasta que Pollastri ingresó en prisión para pasar una larguísima temporada, no perdieron el contacto ni su amistad. El que escribe no sabe qué hay de auténtico en lo que cuenta la película de Gasparini. La distribuidora italiana vendió la cosa como cierta. Pero, en realidad, da igual. Hablamos de cine y, estas películas que venden como historias basadas en una historia real, son ficción pura y dura en todos los casos.

La película es un telefilm de esos que uno se traga la tarde de un domingo sin pestañear. Se divide en dos capítulos que suman algo más de tres horas. Es una pena que el guion se centre más en los atracos, en las relaciones de pareja o en la persecución de un policía que arrastra odios desde su niñez. Ciclismo poco y, cuando nos presentan alguna escena deportiva no podemos apreciar elementos técnicos de interés o detalles de la época que nos pudieran interesar.

Beppe Fiorello es el actor que encarna a Sante. Simone Gandofo hace lo mismo con Constante. Las damas son Raffaella Rea Y Sarah Maestri (parejas de los personajes protagonistas). Y Giuseppe Lo Console es el policía que persigue al forajido. A este actor le vimos latigando con saña a Jesucristo en la brutal película que dirigió Mel Gibson.

La historia es ñoña y se desaprovecha una oportunidad magnífica de contar un relato de lo más interesante. Sante y Constante se pasan la vida corriendo. Ambos utilizan la bicicleta desde niños, primero para entrenar, más tarde para competir o dejar limpias las sucursales bancarias. Y, finalmente, las carreras de cada uno toman direcciones distintas. Entre medias, violaciones, atracos, desamores, muertes de padres y madres, nacimientos, cualquier cosa que tenga que ver con la lágrima fácil. Dicho de otra forma, el guion es muy flojo y busca el territorio más superficial para que, el que está sentado en el sofá de casa comiendo palomitas, no tenga que realizar el más mínimo esfuerzo para seguir el hilo argumental.

Técnicamente, La leyenda del bandido y el campeón es un producto muy, muy, simplón. Ni la fotografía, ni el montaje, ni la iluminación, ni la puesta en escena o el maquillaje, pasan de lo normal tirando a extrañamente cutre. Y digo que provoca un levantamiento de ceja automático porque no parece una producción en la que faltase presupuesto. Da más la sensación de querer y no poder que cualquier otra cosa.

Dicho todo esto, la película se puede ver si no hay nada mejor que hacer. De estas se programan docenas al cabo del año. Todas llenas de tópicos, todas mostrando lo idílico de esas zonas tan oscuras de la realidad, todas con un mensaje de esperanza bastante barato y manoseado hasta la saciedad. No pasa nada por perder un rato frente al televisor. Eso sí, si tienen ustedes una alternativa no la desaprovechen; si quieren ustedes ver una película que tenga que ver con el ciclismo no dejen de elegir esa opción porque esta solo utiliza el deporte como vehículo para llegar a otras cosas que poco tienen que ver con las bicicletas.