La Patagonia Argentina

La poeta Concha García nos cuenta la porción de la Patagonia que pertenece a la República Argentina, dejando al margen la región del sur de Chile. Nos dibuja la Patagonia como ‘metáfora de la lejanía’; nos explica qué lugar tiene la palabra en su viaje, cómo un mapa pasa a ser referente del relato con el que aprehender el mundo y explicarlo. La Patagonia mirada por una poeta que descubre en los versos un territorio nuevo que resulta estar tan maltratado como muchos otros

18 mar 2017 / 12:32 h - Actualizado: 16 mar 2017 / 22:06 h.
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  • Paisaje de la Patagonia cerca de Comodoro Rivadavia. / Concha García
    Paisaje de la Patagonia cerca de Comodoro Rivadavia. / Concha García
  • Paisaje de la Patagonia cerca de Comodoro Rivadavia. / Concha García
    Paisaje de la Patagonia cerca de Comodoro Rivadavia. / Concha García
  • Graciela Cros lee durante una reunión de poetas. / Concha García
    Graciela Cros lee durante una reunión de poetas. / Concha García
  • Paisaje de la Patagonia cerca de Comodoro Rivadavia. / Concha García
    Paisaje de la Patagonia cerca de Comodoro Rivadavia. / Concha García

Cuando viajamos, prestamos una atención más detenida a todo lo que vemos: por curiosidad, por el anhelo de conocer lo nuevo y distinto. Descubrimos en los nuevos lugares reflejos de nosotros que no habíamos visto. Por ejemplo, una se da cuenta de que si hablamos lo suficiente con alguien de otro país hispanohablante, llegará un punto en el que el complejo mundo de los significados que almacenamos para cada expresión, es distinto, aunque nos entendamos en la misma lengua.

Los poetas viajamos con una mirada curiosa, lo miramos todo, sentimos que el espacio forma parte de la propia existencia y nos extrañamos porque en el viaje casi todo parece ajeno, incluso en los viajes que he realizado a lugares muy pobres, como algunas poblaciones del alto Perú. Mi primera sensación ante la pobreza es como si la viera en una película, quedándome atónita y pasmada, antes de que llegue la absoluta indignación.

En el viaje te das cuenta de que los ricos siempre están en los mismos lugares, quizás el patrón de las antiguas colonias romanas continúe vigente: en lo alto la gente más rica junto a la Acrópolis, en la parte baja los comerciantes y el pueblo. En Barcelona, donde resido, fue así hasta que inventaron el turismo masivo que configuró la ciudad cerca del mar como activo para atraer turismo.

Pero en algunas poblaciones de Argentina, es en los cerros donde se alinea la pobreza, pienso en Montevideo, o en ciudades como Salta, Neuquén, Bariloche o Comodoro. La brecha cada vez es más profunda, empujada hacia la ladera de la montaña. En poesía esa brecha está presente en la forma de mirar, en la manera de construir la lengua del poema, una no puede ser ajena a lo que constantemente corroe nuestro mundo. El ser humano es depredador, podemos ser ángeles o demonios y la miseria nos reduce a la degradación.

Mucha gente me pregunta cómo es la Patagonia, como si se pudiera describir en su conjunto un territorio de más de cinco mil kilómetros cuadrados. Imaginen el grado de desconocimiento que se tiene respecto a los lugares que no salen casi nunca en la televisión. La televisión ordena los mapas y hace atlas muy interesados, que cambian de lo eurocéntrico y se van ensanchando desde la mirada china o norteamericana, no sé muy bien.

Hablando de mapas, hace poco estuve en una exposición sobre el Imperio Dorado, llamado la dinastía Ming, que dominó la China durante 276 años. De 1368 a 1644. A lo largo de ese periodo China acumuló grandes riquezas. Como siempre, se desvanecieron en cuanto llegó la inflación y después las guerras. El mapa que se mostraba en dicha exposición resaltaba la lejanía de Argentina, quedando ésta fuera del grabado que era la representación del círculo que le daba forma. Hecho que me llamó bastante la atención.

La fascinación por los mapas para una viajera como yo no es algo extraño, el mapa cambia la configuración mental de lo que tenías aprendido, y se extiende en tu imaginación con nuevos formatos y amplitudes. El mapa está dentro y fuera, la cartografía será lo que después escribamos con esa información.

En mi mapa, la Patagonia era la metáfora de la lejanía, casi un no lugar, y por lo tanto el deseo de conocerla era tan intenso como el desconocimiento que tenía de ella. Me imaginaba un territorio donde tanto las dimensiones, como las distancias, así como la pureza de sus paisajes eran infinitas, que no parecerían tocados todavía para convertirse en mercancía, hasta que fui descubriendo que sí, que ha sido y es un lugar maltratado y colonizado. Me lo mostró o demostró la poesía que allí se escribe. Y me puse manos a la obra.

El intercambio cultural ha sido intenso, gracias a los viajes y la participación en congresos, en jornadas sobre poesía y sobre todo gracias a las largas conversaciones con algunos poetas de la Patagonia. Descubrí la región y su poesía a través del recorrido por ciudades y pueblos donde habitan los poetas. Me explicaron la cuestión territorial, las dificultades y carencias existentes, la población marginal que habita los cerros, la geografía, las migraciones hacia las zonas turísticas, el movimiento cultural entorno a la poesía.

La primera antología que publiqué en España se titula «Antología de poesía de la Patagonia», hace diez años de ello. Los diez poetas que entonces seleccioné: Graciela Cros, Niní Bernardello, Ricardo Costa, Jorge Spíndola, Cristian Aliaga, Macky Corbalán, Claudia Prado, Gerardo Burton, Raúl Mansilla, y Ariel Williams. La segunda fue «La frontera móvil», con un prólogo más extenso y un llamémoslo epílogo que cierra la profesora y poeta Luciana Tani Mellado. Mi intención es hacer conocer en España la poesía que allí se escribe, los poetas que ya son amigos y con los que intercambiamos impresiones, poesía, recorridos patagónicos... No quería que las antologías fuesen solo mías, para no caer en la mirada que se apropia del saber y se lo lleva para desterritorializarlo, para hacerlo objeto de consumo exótico. La colaboración de los poetas patagónicos ha sido imprescindible para poder escribirla y editarla en nuestro país.

Prometo que continuarán estas reflexiones acerca de la Patagonia.