Las compositoras del veintisiete. El olvido lastra la música

El pasado 22 de noviembre se celebró el día de Santa Cecilia, patrona de la música. Y Aladar ha querido unirse a esa celebración recordando a dos mujeres que, como siempre ocurre, han quedado en el olvido de casi todo el mundo. María Rodrigo Bellido y María Teresa Prieto Fernández de la Llana dedicaron su vida a la música. Su obra resulta más que interesante y es necesario reivindicar ese trabajo que tanto necesita la cultura española.

26 nov 2016 / 12:00 h - Actualizado: 21 nov 2016 / 13:54 h.
"Música","Música - Aladar"
  • Santa Cecilia representada por Simon Vovet. / El Correo
    Santa Cecilia representada por Simon Vovet. / El Correo
  • María Rodrigo Bellido. / El Correo
    María Rodrigo Bellido. / El Correo
  • María Teresa Prieto Fernández de la Llana. / El Correo
    María Teresa Prieto Fernández de la Llana. / El Correo

Esta semana se ha celebrado el día de Santa Cecilia, patrona de la música. Siempre me pregunté por qué lo era y por fin lo he descubierto. Al parecer cuando iba a ser martirizada (allá por el año 180 después de Cristo) y estaban tratando de asfixiarla en las termas de su casa (ser cristiano en aquellos momentos no estaba bien visto), comenzó a entonar una canción de alabanza a Dios. Como no se asfixiaba a pesar del cante, del calor y del agua hirviendo, pensaron que lo suyo sería «cortar por lo sano» y buscaron un verdugo para que hiciera lo propio con su cabeza. El hombre después de tres tajos que no lograron terminar con la vida de la santa en el momento, huyó despavorido, pero las heridas fueron fatales y Cecilia murió unos días después de su martirio. También hay quien cree que posiblemente la convirtieran en patrona de los músicos porque tocase algún instrumento o tuviera alguna relación más cercana con la música, pero eso es algo que no vamos a poder averiguar.

En cualquier caso, y a pesar de que la patrona católica de la música sea una mujer, el papel femenino a lo largo de la historia de la música, como en otras facetas artísticas, ha estado relegado a un segundo plano por la sociedad. Si te pregunto cuántas compositoras conoces, te quedarás pensando un rato, aunque siempre puedes acudir a la Edad Media a reivindicar la figura de la abadesa Hildegard Von Bingen. Esta mujer era una fiera, no sólo escribía música, sino que inventaba, escribía, era una curiosa científica y fundaba conventos. También podríamos hablar de la hermanísima de Mozart, María Anna que a pesar de mostrar un potencial tremendo, destacando cuando niña como intérprete en clave y piano llegó a esa edad en que las mujeres tenían que casarse y no pudo continuar con su carrera. Contrajo matrimonio con un magistrado rico y ahí terminó su vida profesional (en realidad su meta, como la de tantas otras mujeres, era casarse lo mejor posible). Aunque hay evidencias de que compuso música (cartas de su hermano alabando sus composiciones) ninguna de ellas ha llegado hasta nuestros días. Después del fallecimiento de su marido retomó su actividad musical y trabajó como profesora de música.

Pero hoy, celebrando (aunque sea con retraso) Santa Cecilia o el día de la música (como prefiráis), tiro de patria. Y lo hago porque es imprescindible conocer a esas mujeres que se nos han ocultado intencionadamente o no, las que han sido olvidadas con una guerra, dictadura y un exilio de por medio. Porque se nos ha hurtado conocimiento y cultura, se nos esquilmado riqueza.

Es necesario reivindicar a mujeres tan interesantes y necesarias como María Rodrigo Bellido (1888). Hija del músico Pantaleón Rodrigo, se matriculó en el Conservatorio de Madrid en 1897 para estudiar piano, armonía y composición. Terminó sus estudios con sobresaliente y primer premio. Fue pensionada por la Institución Libre de Enseñanza para ampliar sus estudios en el extranjero por lo que fue a residir a Alemania, pero tuvo que regresar al comienzo de la I Guerra Mundial allá por 1914. En cualquier caso la influencia de Wagner estará presentes para siempre en su trabajo. Su obra como compositora abarcaba todos los géneros: óperas, música sinfónica, de cámara, música para piano, música escénica y varias colecciones de canciones. Cuando estrenó su primera ópera se señaló su condición de mujer y recibió muchas críticas favorables. Su labor como pianista no le iba a la zaga. Durante muchos años fue profesora de conjunto vocal e instrumental en el Conservatorio de Madrid.

Fue la Guerra civil la que destrozó una carrera brillantísima, al menos, en nuestro país. María tuvo que emigrar (como tantos otros hombres y mujeres), primero a Suiza, después a Colombia y por último recalaría en Puerto Rico (como nuestros Juan Ramón Jiménez y Zenobia). Digo que en realidad destroza su carrera en nuestro país porque en durante todo ese tiempo continuó su labor como profesora de música, armonía, lenguaje musical, pianista, concertista y compositora, con obras que son prácticamente desconocidas en España.

La labor de recuperar la figura de María Rodrigo se viene llevando a cabo por numerosos pianistas, haciendo que sus obras compartan lugar y espacio con otros autores y autoras prestigiosos, sin embargo su figura no ha llegado al gran público. Aunque hoy en día lo único que llega al público es Gran Hermano y el reggaetón, siguiendo la tónica habitual de un momento histórico en el que la incultura es cuestionable marca de orgullo para muchos.

Muy interesante es también María Teresa Prieto Fernández de la Llana, compositora asturiana, nacida en 1896 en Oviedo. Comenzó su formación en Asturias y posteriormente se trasladó a Madrid. Su primera composición, Escena de niños es una obra para piano recogida en la revista Música en 1917 y es aquí donde sigue trabajando hasta el estallido de la Guerra Civil.

Es este conflicto el que provoca que se exilie a México, a instancias de su hermano que tenía una excelente situación económica y profesional. Allí continúo estudiando con importantes figuras de la música mexicana, hasta consolidarse como una gran compositora. Durante la décadas de los cuarenta y cincuenta la música de María Teresa formaba parte de la mayoría de los programas musicales que se organizaron durante estos años en la capital mexicana. Se interpretaron y estrenaron numerosas obras de la compositora en las temporadas de la Orquesta Sinfónica de México en el Palacio de Bellas Artes, entre otros. Su labor compositiva se llevó a cabo íntegramente a cabo en México, según relata su sobrino, el violonchelista Carlos Prieto en sus memorias. Fue allí, en México donde falleció en el año 1982 y es que aunque realizó algún que otro viaje a España, prefirió fijar su residencia en el país que la había acogido. Entre su obra sinfónica de gran calidad destacan Sinfonía Asturiana, Sinfonía Breve, Sinfonía de la Danza Prima, en las que deja entrever su añoranza de su tierra natal.

El principado de Asturias, en el año 2007 recopiló toda su obra en Colección de Cuadernos de Música del Archivo de Música de Asturias, editados por la Consejería de Cultura y Turismo del Principado y, en el 2008, se publicó un doble disco que le dedicó la Orquesta de Córdoba y José Luis Temes (con el sello Verso) a la puerta de los conjuntos sinfónicos españoles, tratando de lograr el rescate de esta compositora.

Pero la asturiana no se dedicó sólo a componer música, también escribió relatos. Así «Pirulín» fue una narración que contaba la historia de pajarillo que visitaba la ventana de su habitación y que la acompañaba cantado cuando ella tocaba el piano. Más o menos como me sucede con mi ninfa albina (Susi para los amigos), que se planta en mis rodillas o pasea por el escritorio, mientras yo tecleo este artículo para vosotros y me pía cada dos por tres, reclamando atención.

Feliz semana de la música, si tenéis ocasión escuchad a cualquiera de estas compositoras y tenedlas presentes. Es la mejor manera de rendirles homenaje y enriquecer nuestra cultura y de impulsar los sueños de nuestras hijas e hijos para que completen un puzzle cuya creación y conocimiento se nos ha venido negando.