Las mejores novelas de la Historia (XIII)

Franz Kafka es uno de los mejores autores de todos los tiempos. Escribió obras de gran envergadura entre las que sobresalen ‘El proceso’ y ‘La metamorfosis’. Su sentido del humor, ácido hasta el extremo; un uso del lenguaje bastante asequible para cualquier tipo de lector; la exploración de asuntos de importancia vital; y una capacidad de fabulación portentosa; le permitió crear una obra robusta y profunda

02 ene 2019 / 15:35 h - Actualizado: 02 ene 2019 / 15:51 h.
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  • Franz Kafka renegó de la teología judía que su padre le había impuesto siendo niño. / El Correo
    Franz Kafka renegó de la teología judía que su padre le había impuesto siendo niño. / El Correo

Este relato de Franz Kafka es un monumento a la literatura. Todo está colocado en su sitio, nada sobra, nada falta. Desde la elección del narrador hasta el desenlace de la trama o el desarrollo teológico que lleva a cabo el autor, todo parece exacto en la novela.

Una lectura superficial podría llegar a ser entretenida, pero lo importante de La metamorfosis no está precisamente en lo facilón o en lo irrelevante. El argumento es conocido por casi todo el mundo. Una mañana, Gregorio Samsa descubre, al despertar, que se ha convertido en un insecto enorme y repugnante. A partir de este momento, Kafka centra el foco en el personaje para que podamos entender. Insisto en que una lectura superficial nos llevaría de anécdota en anécdota aunque nos alejaría de eso que Kafka había preparado para los buenos lectores.

Las mejores novelas de la Historia (XIII)
Portada de la edición ilustrada por Paco Roca de Astiberri. / El Correo

Un aviso muy importante: si las novelas de Kafka, en general, se leen sin tener en cuenta el sentido del humor que desplegaba el autor al escribir, no se puede disfrutar de la lectura al 100 por cien. Una lectura seria, sin asumir que todo es una enorme broma, nos lleva a territorios áridos y poco interesantes. Kafka leía lo que iba escribiendo a sus amigos en los cafés de Praga y todos se reían muchísimo, incluido el autor.

El registro que utiliza Kafka en La metamorfosis es simple, de tono y alientos medios. Y las imágenes están relacionadas, casi en su totalidad, con la teología judía y con el número tres que llega a adquirir valores cercanos a la heráldica. Piense el lector que, aparte de Gregorio, su familia está formada por padre, madre y hermana (3); que se alquilarán habitaciones a tres hombres; que al final de la novela se escribirán tres cartas; que conocemos las tres puertas de la vivienda... Este tipo de detalles conviene tenerlos en cuenta.

El trasfondo religioso en La metamorfosis es muy importante. Kafka renegó del judaísmo que le impuso su padre siendo niño. Pero le quedó un poso que no se podía quitar de encima salvo escribiendo y, así, eliminando los fantasmas de todo pelaje. Lo que el Génesis quiere desarrollar en cuanto a nomadismo o sedentarismo se refiere, está en el relato de Kafka. Buscar, no quedarse quieto, es fundamental. Dios premia al que continúa buscando tras la expulsión de Adán y Eva del Edén. También está inserto en el relato el pasaje de Caín y Abel. Una lectura intentando encontrar estos aspectos es una maravilla.

En cualquier caso, la novela de Franz Kafka es extraordinaria. Aunque pudiera parecer lo contrario, La metamorfosis encierra una enorme carga de esperanza para el ser humano y, por supuesto, toneladas de literatura de calidad excepcional.

Es una novela muy corta y se puede leer casi de un tirón. Esto le convierte en un relato de lo más atractivo para jóvenes lectores. La edición de Astiberri, ilustrada por Paco Roca, es formidable.