Libros en llamas: Historia de la interminable destrucción de bibliotecas

A todos los poderosos, en el momento de sentir miedo o cuando querían destrozar al pueblo enemigo, les ha dado por lo mismo a lo largo de la Historia: destruir todos los libros que encontraban a su paso

04 mar 2017 / 12:01 h - Actualizado: 27 feb 2017 / 18:41 h.
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Escribe Diódoro que en la entrada de la biblioteca del Rameseum, en Tebas, podía leerse: «casa de los sueños del alma», y Berosio, sacerdote y adivino, atestigua que antes del Diluvio Universal, la capital del mundo se llamaba Todos los Libros.
Desde el desaparecido primer libro de la humanidad, el improbable De nominubus animantium -en el que Adán nombraba todo lo que se movía en el jardín del Edén- sumergido bajo las aguas aquel Diluvio, hasta el incendio que devastó la biblioteca de Sarajevo, la historia de la humanidad es la enumeración de una encadenada destrucción de libros; incendios –provocados o fortuitos-, guerras, autos de fe, involuciones fanáticas, ignorancia.
Lucien X. Polastron investiga, recopila y enumera, en un escalofriante ensayo extensamente documentado.
Y el estudio vuelve a recrear para nosotros paraísos de libros perdidos para siempre: las treinta y seis bibliotecas de Bagdad arrasadas por los mongoles; la destrucción de las colecciones del Templo del Sol, en el Cuzco, grabadas sobre planchas de oro y arrancadas de los muros por los hombres de Pizarro; la hecatombe de todos los códices aztecas de Méjico –todos- y posteriormente la de los libros mayas en Mesoamérica, que permitiría a García de Palacio pronunciar una afirmación escalofriante sobre las ruinas de Copán: creo que queda un solo libro, y lo tengo yo. El saqueo del Palacio de Verano de Pekín o la pérdida de la Biblioteca Imperial de Constantinopla.
En torno a 590, el papa Gregorio I ordena quemar todos –de nuevo todos- los libros que quedaban de la antigua Roma.
Destrucción, el número de obras perdidas para siempre es incalculable.
Pero cada catástrofe es la semilla de un nuevo renacer; como sucede con los mártires de las religiones monoteístas, las bibliotecas se suceden a sí mismas, a veces en el mismo lugar, recompuestas una y otra vez por fanáticos de los libros, en un alineamiento de eliminación-dispersión-acumulación interminable.
Libros en llamas es una fuente de bibliografía y documentación apabullante, su autor se pone incendiario hacia el final, censor de las modernas destrucciones de libros, ignoradas por los ciudadanos y ordenadas por las grandes instituciones públicas o inducidas por la nueva tecnología, oscureciendo con su ingenio el futuro de las colecciones de soportes digitales y microfilmados; juntando las calamidades de ficción compuestas en la literatura y a los escritores pirómanos que aconsejan la desaparición como paso a un nuevo renacer.
Libros en llamas. Historia de la interminable destrucción de bibliotecas, ha sido premio de ensayo de la Societé de Gents de Lettres en 2004, y ha sido editado con el apoyo de la Embajada de Francia en Méjico.

Calificación: Muy interesante.
Tipo de lector: Bibliófilos e investigadores.
Tipo de lectura: Técnica, pero chispeante y sencilla.
Argumento: La Historia de la humanidad.
¿Dónde puede leerse?: En/frente a una biblioteca; en la corniche de Alejandría.