Lo contrario al miedo

Tras el incontestable éxito de «Dirty Dancing», la productora Letsgo trae a Sevilla una nueva propuesta musical. Esta vez basada en la serie de televisión «La Familia Addams», título muy popular en la década de los sesenta que dio el salto al cine en 1991 con Raúl Juliá y Angelica Huston. Con unos estupendos Xavi Mira, Carmen Conesa y Lydia Fairén en los papeles protagonistas. En el Teatro Cartuja Center hasta el 20 de mayo

12 may 2018 / 08:16 h - Actualizado: 08 may 2018 / 22:27 h.
"Teatro","Teatro Aladar"
  • Xavi Mira y Carmen Conesa logran una interpretación sobresaliente. / Fotografía cortesía de Letsgo
    Xavi Mira y Carmen Conesa logran una interpretación sobresaliente. / Fotografía cortesía de Letsgo
  • Las situaciones cómicas y surrealistas se suceden a buen ritmo. / Fotografía cortesía de Letsgo
    Las situaciones cómicas y surrealistas se suceden a buen ritmo. / Fotografía cortesía de Letsgo
  • El escenario se llena de buenos actores y actrices. / Fotografía cortesía de Letsgo
    El escenario se llena de buenos actores y actrices. / Fotografía cortesía de Letsgo

Charles Samuel Addams, nacido en Nueva Jersey un 7 de enero de 1912, fue uno de los caricaturistas más reputados de los Estados Unidos, aunque sus inicios no fueron precisamente ortodoxos. De hecho, antes de comercializar su primera historieta, el dibujante trabajó para una publicación titulada True Detective haciendo retoques fotográficos ¡de cadáveres! Más tarde, Addams contribuiría al éxito del semanario The New Yorker, cuya vocación humorística y apuesta por la calidad gráfica crearía escuela. Allí daría rienda suelta a su creatividad realizando innumerables viñetas one-liner, con un estilo macabro inconfundible. Desde 1933 a 1988, año en que falleció, el norteamericano realizó más de mil trescientas ilustraciones, además de portadas de libros, calendarios y hasta carteles de cine —el de la cinta Un cadáver a los postres lleva su firma—. Sin embargo, Charles Addams siempre será recordado por dar vida a la familia más siniestra y divertida de la televisión. Un producto que, tras ver la luz en las páginas del The New Yorker en 1938 —el célebre escritor de ciencia ficción Ray Bradbury colaboró en su creación—, inspiraría una exitosa serie en los años sesenta. Como curiosidad, La Familia Addams incorporaba detalles extraídos de la propia biografía del artista, como el aspecto de su casa, una mansión victoriana de estilo neogótico que se inspiraba en dos de sus residencias de juventud. De esta pintoresca familia, el mítico Boris Karloff, quien inmortalizara en pantalla a la criatura de Frankenstein, afirmó en su día: «Espero que nadie me acuse de inmerecida vanidad si doy las gracias públicamente al señor Addams por haberme inmortalizado en el personaje del mayordomo».

De la televisión al cine

The Addams Family surgió en 1964 tras el acuerdo adoptado entre el productor de la cadena de televisión ABCDavid LevyyCharles Addams, para dar vida a unos personajes que, hasta el momento, sólo se conocían por los dibujos. De hecho la primera tarea del ilustrador de Nueva Jersey fue ponerles nombre y aportar algunas características que permitiesen desarrollar los guiones. Se da la circunstancia de que ese mismo año una cadena de la competencia, la CBS, estrenó un producto similar llamado The MunstersLa Familia Monster en España—, y de que ambos se mantuvieron en antena hasta 1966. A diferencia de la familia creada por Addams, cuyos integrantes eran seres siniestros, aunque de carne y hueso, los Monsters incorporaban personajes clásicos de la literatura de terror, como Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo. Hasta 64 episodios de veinticinco minutos se llegaron a emitir durante esos veinticuatro meses, siendo interpretados sus personajes por actores como Carolyn Jones en el papel de Morticia —anteriormente la actriz había sido vista en films del género terrorífico como La invasión de los ultracuerpos o Museo de cera—, John Astin como Gómez o Jackie Coogan como el Tío Fétido —este último había debutado con Chaplin en la inolvidable El Chico—. Ya en 1972, los personajes regresaron a la pequeña pantalla como dibujos animados gracias a la productora Hanna Barbera, tras acompañar en sus primeras apariciones a Scooby-Doo. Un paso intermedio hasta dar su definitivo salto al cine a inicios de los noventa. En esta ocasión, Raúl Juliá, Angelica Huston y Christopher Lloyd se pusieron en el pellejo de los protagonistas, destacando una jovencísima Christina Ricci en el papel de Miércoles.

Made in Broadway

Este éxito internacional motivó dos secuelas, así como la idea de poner en marcha una comedia musical de Broadway. Un proyecto que se materializó en 2010 con canciones de Andrew Lippa y libreto de Marshall Brickman y Rick Elice. Tras su estreno en el teatro neoyorquino Lunt-Fontanne, el montaje inició una gira e incluso fue nominado a dos premios Tony. Esto motivó su adaptación al español, primero en Buenos Aires en 2013, y un año más tarde en Ciudad de México, hasta desembarcar en España en 2017. En esta ocasión, la producción corre a cargo de Letsgo, responsable de espectáculos como The Hole y Dirty Dancing. Con un elenco de veinte artistas, y con la dirección de Esteve Ferrer, este brillante espectáculo nos devuelve la esencia de la mítica familia norteamericana, pero con innumerables guiños al público español. Así, Gómez, Morticia, Fétido y el resto de integrantes del clan Addams tendrán que enfrentarse a una inesperada noticia: la pequeña Miércoles se ha hecho mayor y está enamorada de un chico ‘normal’ llamado Lucas...

Un ambiente espectral

A partir de esta sencilla premisa, un equilibrado reparto liderado por Xavi Mira y Carmen Conesa se encargarán de poner las cosas en su sitio, recibiendo en su mansión a la familia del susodicho y tratando de cumplir con el protocolo exigido por su hija. Como es de esperar, las situaciones cómicas y surrealistas comienzan a sucederse desde el momento en que Mal, Alice y Lucas ponen pie en la residencia de los Addams. A este respecto hay que decir que la escenografía y el vestuario cuasi cinematográficos de Felype de Lima contribuyen sobradamente al éxito del invento. Y es que este brasileño afincado en España y merecedor de un Premio MAX de las Artes Escénicas nos traslada al universo macabro de las tiras cómicas con una facilidad apabullante. No en vano, desde la propia entrada en el teatro el espectador se ve imbuido de la magia de su creación, pudiendo admirar el impresionante aparato que trasciende la caja escénica, así como las piezas creadas ex profeso para decorarlo. Esto es un ejército de esqueletos humanos y animales que, junto a las lápidas y el ambiente propiamente espectral, hacen las delicias de niños y mayores, quienes no dudan en hacerse selfies junto a ellos. Dicha escenografía, ideada con talento, buen gusto y un enorme sentido práctico —a lo dicho hay que unir el característico suelo ajedrezado de la versión fílmica, así como cortinas y ventanales de inspiración gótica—, se complementa con la cuidada iluminación de Juanjo Llorens, otro creador multipremiado cuya labor no defrauda.

Xavi y Carmen en el punto de mira

Gran parte del éxito de esta nueva versión de La Familia Addams tiene que ver con la adaptación de las canciones, en este caso realizada por Silvia Montesinos, prestigiosa especialista en Teatro Musical y directora de escena, de cuyas manos surge un repertorio pegadizo y pleno de actualidad que, con dirección musical de Pedro Arriero, juega constantemente con el horizonte de expectativas del público, no faltando referencias a la política, la economía o el sexo. Es en este último apartado donde la comedia logra algunos de los mejores gags, siendo aplaudidos por gran parte del respetable adulto, e incomprendido —como es lógico— por el infantil. Como líder de este simpático vodevil figura un sensacional Xavi Mira, actor valenciano que ha desarrollado una importante carrera a las órdenes de directores como Mario Gas, Cesc Gay o Martín Cuenca, y que hemos podido ver tanto en teatro como en cine y televisión. En él se resume a la perfección el objetivo de los productores de La Familia Addams: divertir emocionando. Y lo consigue gracias a su ramillete de recursos, su elegancia sobre el escenario, su poderosa voz y su rotundo carisma. Un compendio de virtudes ideales para interpretar al patriarca de origen latino Gómez, que se ven ampliadas ante la presencia de Carmen Conesa, su partenaire en la función. Esta actriz barcelonesa, que alcanzara el éxito en los noventa gracias a series como Las chicas de hoy en día, se revela como uno de los aciertos del musical, debido en gran parte a su presencia escénica y su vis cómica. Y aunque su inefable Morticia queda lejos de las versiones de Carolyn Jones y Angelica Huston —su rigidez y sex appeal nos recuerdan más bien a la Vampira de Maila Nurmi, inmortalizada por Tim Burton en la película Ed Wood—, no cabe duda de que su contribución representa uno de los pilares del espectáculo. No en vano, ha sido nominada a los Premios del Teatro Musical 2018, al igual que el resto de protagonistas —la propuesta de Letsgo suma 16 nominaciones—.

«El tiempo es un ladrón»

Completando la labor de estos dos grandes profesionales, hemos de mencionar el aporte de Frank Capdet como un completísimo Fétido, de Malia Conde como ‘súper’ abuela, de Alejandro Mesa como entrañable Pugsley y de Javier Canales como el mayordomo Lurch —este último con sorpresa lírica—. Aunque si hay que destacar una interpretación esa es sin duda la de Lydia Fairén, actriz catalana afincada en Madrid que ya nos levantara de los asientos dando vida a Eponine en Los Miserables. Su estupenda Miércoles poco tiene que ver con la de Christina Ricci, pues destila la sobriedad del personaje original pero también el pulso feminista y verosímil que le otorga la revisión actual; junto a los hermosos soliloquios de Gómez, suyas son las escenas más emotivas del montaje, demostrando que la comedia musical, por heterodoxa que sea su génesis, puede convertirse en un vehículo infalible para narrar sentimientos y acariciar las fibras. El paso del tiempo, ese al que la abuela compara con un ladrón, ejerce de instrumento de reflexión, sobre todo en la segunda parte, logrando que los espectadores aparquen por un momento las risas y empaticen con el melodrama de los personajes. Y es que esta familia, aunque se apellide Addams, siente y sufre como cualquiera.

Navarro, Etayo y Möller

El solvente elenco protagonista obtiene su réplica en la familia Beineke, los inesperados visitantes de Ohio encarnados por el todoterreno Andrés Navarro —la transición de su personaje es encomiable—, el joven pamplonés Íñigo Etayo —su Lucas destila frescura e histrionismo— y la maravillosa Julia Möller, una de las mejores intérpretes de musicales de nuestro país. La antaño Christine de El Fantasma de la Ópera demuestra aquí sus dotes tragicómicas dando vida a Alice, un personaje que esconde más de lo que parece y que se revela como una de las joyas de la función. Junto a estos brillan con luz propia los componentes del coro-ballet, que en sus roles de ancestros (en la sugestiva línea del Thriller de Michael Jackson) ponen el necesario toque grisalla con cada una de las coreografías, bien diseñadas, por cierto, por Montse Colomé. No podemos olvidar tampoco la labor de peluqueros y maquilladores, quienes dotan de verdad a los personajes —a la cabeza de estos figuran Aarón Domínguez y Olaya Brandón—, así como el impecable diseño de sonido de Javier Isequilla. En suma, La Familia Addams es la enésima demostración de que los buenos musicales tienen demanda en España, sobre todo cuando tras su colorido envoltorio se esconden emociones. Y es que, como reza el final de la canción: «Lo contrario al miedo es... amor».