Los Buddenbrook

Esta es la menos compleja de las novelas de Thomas Mann. Sin embargo, la potencia narrativa es colosal y el autor indaga sobre el sentido de la existencia de forma elegante y profunda.

15 oct 2016 / 12:00 h - Actualizado: 13 oct 2016 / 13:30 h.
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  • Portada de Los Buddenbrook. El Correo
    Portada de Los Buddenbrook. El Correo

La historia de una familia burguesa a lo largo de cuatro generaciones, por un espacio de otras tantas décadas es, sobre todo, un mapa sentimental de la burguesía alemana en la segunda mitad del siglo XIX, de sus ambiciones, deseos y temores; una narración de los acontecimientos históricos que siguen el ascenso y la caída de esa clase social. Una explicación de lo que vino después, fruto de guerras y de revoluciones pendientes. Pero sobre todo es un gran fresco familiar, donde cada personaje está investigado en conciencia, a lo largo del tiempo, reflejando sus evoluciones y su crecimiento personal.

El comercio que amplió los horizontes de Europa; la honestidad, basada en la estricta moral protestante que lo facilitó; y el espíritu del capitalismo que modificó los imperios seculares para convertirlos en nuevas construcciones políticas, no se sostienen como aparato espiritual capaz de cohesionar una sociedad, o de dar sentido a una saga; ese es el mensaje, quizás, que nos quiere transmitir el escritor con esta relación de una decadencia, marcada en el ADN de una estirpe que aspira equivocadamente a trascender.

Los Buddenbrook es la novela menos compleja de Thomas Mann, apunta en ella alguno de los temas sobre los que trabajará después, situándose en el corazón de la novela finisecular con aspiraciones de traspasarla. Se caracteriza por las descripciones físicas de sus moradores, aun de los más pequeños, que quieren convertirse en definiciones morales, en explicación de sus actos, en disculpa de sus errores, y pretexto de sus motivos.

Un libro extenso y ambicioso, que fluye sin embargo con naturalidad, permitiendo al lector hacerse con los hilos de la narración, y seguirlos en el tiempo con facilidad.

Una novela catalogada como importante, que nos lo parece más en tanto artefacto literario, que cuanto a la penetración intelectual a la que el escritor alemán llegará en La montaña mágica, Doktor Faustus, o la misma Muerte en Venecia.

Entre líneas está la reflexión sobre el sentido de la vida, sobre su brevedad y su insignificancia. En torno a los azotes del destino, su arbitrariedad; y la capacidad de la desgracia para aparecer aunque se proyecten vanas seguridades.

La figura del que lo cuenta triunfa como única redención de todos esos proyectos soñados, y la propia narración se transforma en un fin en sí misma; ambas cosas adquieren carácter definitivo cuando sabemos que Thomas Mann se basó para Los Buddenbrook en sus ancestros.

Calificación: Contundente.

Tipo de lector: Aficionado a las grandes novelas.

Tipo de lectura: Fluida.

Argumento: Vital.

Personajes: Fabulosamente trazados.

¿Dónde puede leerse?: En Lubeca.