Lujuria - Barcelona - Gula
Más allá de lo previsible -de los monumentos emblemáticos, del turismo de masas y de marcha- la Ciudad Condal nos presenta, ahora, curiosas exposiciones. Son ideales para salirse de lo típico y echar una mirada irónica sobre los sentidos. Una escapada hasta Barcelona es mucho más apetecible sabiendo que estas propuestas esperan al visitante.
La vida cultural calienta el invierno en Barcelona con un par de muestras que presentan rasgos en común. Las dos giran en torno a los sentidos o el mundo sensorial, ambas son peculiares, porque se escapan de lo que es habitual en las grandes instituciones, tanto una como la otra nos abren puertas a lugares que no esperábamos, y se caracterizan por cierta confusión en el material, que lejos de ser un defecto actúa obligándonos a seguirlas atentamente.
SEXO Y LUJURIA
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1000 m2 DE DESEO. ARQUITECTURA Y SEXUALIDAD
CCCB, Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona
Barcelona, 25 de octubre de 2016 a 19 de marzo de 2017
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Resulta que el sexo está ahí, y ha estado siempre, desafiando con su propia naturaleza la moral y el puritanismo. Y que necesita practicarse en algún lugar. Que algunos pensadores y proyectistas meditaron sobre su función social, e imaginaron ciudades, lugares, sitios donde hacerlo se convirtiera en algo lúdico, mentalmente higiénico, incluso artístico.
En los 1000 metros cuadrados de las salas del Centro de Cultura Contemporánea se suceden planos, proyectos, y maquetas, instalaciones, proyecciones, recreaciones, pinturas –como el excelente Delvaux de la Fundación Telefónica- grabados, o fotografías. El nexo son algunas arquitecturas e interiores que se diseñaron como espacios de complicidad para el clímax sexual. También se estudia que las prácticas libidinosas, y su evolución a lo largo de los siglos, provocaron la búsqueda de lugares en los que desarrollarse.
Arrancamos con las ciudades utópicas del setecientos que previeron casas de citas y edificios funcionales. Pasamos por la psicodelia, con los ambientes provocadores compuestos para el cine –“007”, “Barbarella”-, o el análisis sensual de los objetos –muebles, teléfonos- en la iconografía erótica de la revista Playboy, culminando con un vistazo apresurado sobre la dinámica sexual en los nuevos campos que abre la robótica, las aplicaciones informáticas, y las redes sociales.
A lo largo del recorrido podemos actuar como voyeurs sobre el interior de la maqueta en miniatura de templo imaginado por el marqués de Sade, intuir los interiores exhibicionistas del hôtel particulier diseñado por Adolf Loos para Josephine Baker, o ingresar en el Metafolly Pavillion (2012) de ecoLogicStudio, ideado para potenciar los sentidos.
Muchos de los libros vienen de la Biblioteca Nacional de España. Los grabados antiguos son pícaros y divertidos, pero lo más previsible también de una muestra en la que el exotismo llega con la liberación sexual de los 60, con sus imágenes, sus experimentos. Los falansterios se revelan como la piedra angular que pretendió racionalizar los sagrados prostíbulos, y los lupanares de las culturas clásicas.
Es necesario profundizar en el catálogo, que tiene un precio asequible, regresar de nuevo a la exposición, ya que la entrada lo permite, para hacerse con un discurso en el que lo teórico y lo literario se ven desbordados por lo lúdico.
Para los que no tengan la oportunidad de acudir a Barcelona recomendamos esa publicación como excelente.
GULA Y VORACIDAD
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MIRALDA MADEINUSA
MACBA, Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona
Barcelona, 22 de octubre de 2016 a 9 de abril de 2017
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Antoni Miralda es un destacado artista del underground, especialmente activo durante un largo periodo de tiempo que vivió en los Estados Unidos, entre 1972 y el final de los años noventa. Es difícil adscribirlo a una disciplina, porque son muy vagas las fronteras entre el happening, la performance, y la instalación –que quizás solo se encuentran en el fluxus-. Miralda utilizó las tres, enriqueció sus trabajos con rastros definitivamente ibéricos como son la procesión, el banquete, la desmesura. Las adaptó a la cultura anglosajona, a la que sometió a psicoanálisis, evolucionando hacia la parada, la degustación, y el impacto publicitario. Lo mejor –y lo peor- de ambos mundos podríamos decir, en la zona de reflexión que habitaban entonces Andy Warhol, Jean-Michel Basquiat, Pina Bausch, Groucho Marx, Robert de Niro, Elizabeth Taylor, Sara Montiel, Diana Keaton, Grace Jones, o Lou Reed.
La exposición repasa los principales trabajos de Miralda en América entre los que destaca Food Situation for a Patriotic Banquet (1972-2010), donde crea un banquete a base de platos de arroz, tintado con colorantes, representando en cada plato la bandera nacional de una de las principales potencias del mundo. El proceso de descomposición de la materia orgánica a lo largo del tiempo convierte cada uno los platos en putrefacción, unificando los símbolos en una reflexión sobre las identidades y el colapso de los poderes coloniales.
En Wheat & Steak (1981) participó con un desfile pantagruélico en una fiesta popular que se celebra cada año en Kansas City, presentando allí cosechadoras-espantapájaros, esculturas de ganado, y otros originales objetos, en una investigación sobre la sobreabundancia, el desabastecimiento, y la economía de mercado/consumo.
En 1984 montó con Montse Guillén, en downtown Manhattan, su célebre Internacional Tapas Bar & Restaurant, por donde desfiló la vanguardia al completo. Fue el primer bar de tapas de Nueva York y gozaba de un decorado surrealista, el menú era interactivo, y el concepto performático. Las salas y los objetos de este establecimiento se exponen en las salas del MACBA.
Miralda maridó algunos monumentos emblemáticos, emparejando por ejemplo la estatua de la Libertad con la barcelonesa columna de Colón, dentro de las acciones de Honeymoon Project (1986-1992) una movilización de miles de personas, en los cinco continentes, que culminó en el pabellón de España en la Bienal de Venecia de 1990.
La exhibición trascurre dentro de cierta confusión, porque es la documentación de acciones efímeras, por lo tanto históricas y conclusas, que nos llevan a una meditación sobre la utilidad de la protesta, y el rendimiento ético de creación artística. Indispensable para comprender el paso que ha dado el mundo desde las transgresiones de las vanguardias de entreguerras, hasta la sofisticación de la performance en el siglo XXI.
Para los que conozcan algo de Miralles, este evento será un compendio, y para los que no le tengan ubicado, un descubrimiento. Las tardes de los fines de semana se realizan degustaciones en las salas del museo.
El público puede ver allí videos, instalaciones, esculturas, fotografías, documentales, y packaging.