Magia para los oídos
Sevilla fue un año más una de las ciudades elegidas por la Film Symphony Orchestra para deleitar a los fans del séptimo arte. Con un atractivo repertorio de bandas sonoras que incluyó éxitos del cine clásico como ‘Casablanca’, ‘Rocky’ o ‘La Misión’, así como estrenos recientes —la multipremiada ‘La La Land’ entre otros—, Constantino Martínez-Orts confirmó por qué, a día de hoy, es uno de los mejores especialistas en música fílmica de nuestro país.
Concebida para reforzar la expresividad de determinados pasajes de una película, la primera banda sonora original de la historia del cine data de 1908 y se la debemos a dos compositores, el francés Camille Saint-Saën y el ruso Mihail Ippolitov-Ivanov. Ambos alumbraron varias piezas específicas para las películas El Asesinato del Duque de Guisa y Stenka Razin, iniciando, aun sin saberlo, un nuevo género musical. Si bien hasta ese momento las películas mudas poseían acompañamiento —este se hacía por medio de un piano, un gramófono o pequeñas orquestas— dicha música se utilizaba fundamentalmente para paliar el ruido del aparato de proyección, por lo que no se adecuaban debidamente a las escenas. La novedad de 1908 trajo consigo un aumento del interés por componer para el séptimo arte, y en la segunda década del siglo los espectadores asistieron a la confirmación definitiva de las bandas sonoras. Fue a partir del estreno de El nacimiento de una nación, película muda de 1915, cuando las grandes productoras comenzaron a fichar a sus propios compositores; tendencia que se prolongaría hasta 1927, cuando El cantante de jazz dio inicio al cine sonoro. De hecho un año después, la película Luces de Nueva York llevaría incorporado el sonido ya en la propia cinta.
La irrupción de Max Steiner
Con la llegada de los años 30 la música de cine comienza a profesionalizarse y los estudios presumen de tener departamentos musicales completos donde no faltan compositores, adaptadores, arreglistas y directores de orquesta. Pese a todo, los inicios del género no fueron fáciles, ya que las piezas no siempre encajaban con el argumento. Esto cambió radicalmente con la irrupción de Max Steiner, un compositor austriaco considerado, junto con Victor Young y Alfred Newman, el padre del sinfonismo clásico estadounidense. Como bien nos recuerda la profesora María del Carmen Aragú, «con la película King Kong, Max Steiner demostró lo que se puede llegar a hacer con una partitura original totalmente sincronizada con las imágenes». En la década de los 40 la música cinematográfica se alimenta de Broadway y las salas de conciertos y óperas, y más tarde incluso del jazz y la música ligera, sacando a la luz el talento de Nino Rota, Miklos Rozsa o Bernard Herrmann. Todo ello como antesala del boom de los cincuenta y sesenta, cuando el sonido se convierte en absoluto protagonista, dando lugar a leyendas como Alfred Newman, Elmer Berstein, Maurice Jarre o Henry Mancini.
El revolucionario John Williams
Heredero de los grandes compositores del siglo XX, John Williams (Nueva York, 1932) estaba llamado a ser el líder de la revolución musical del séptimo arte, si bien sus inicios tuvieron lugar en la televisión. Omnipresente en la industria de Hollywood desde mediados de los sesenta, su primer éxito fue La aventura del Poseidón, logrando un Oscar en 1972 por su adaptación de El violinista en el tejado (el primero de cinco, amén de 45 nominaciones). Luego vendrían las colaboraciones con Steven Spielberg, que le dieron fama mundial. Desde Tiburón (1975) a Star Wars, pasando por Indiana Jones, Supermán y E.T. Hoy nadie niega que Williams es uno de los mejores compositores de la historia del cine —sino el mejor—, y su aportación a la industria resulta impagable. En esa línea de producción de los años 80 no podemos olvidar el trabajo de James Horner, Hans Zimmer, Alan Silvestri o James Newton Howard, quienes acompañarán a los ya consagrados John Barry, Maurice Jarre y el gran Ennio Morricone. Una lista que se verá incrementada a partir de los años 90 y 2000 y que nutre el variado repertorio de la Film Symphony Orchestra.
Un proyecto único
Hablar de la Film Symphony Orchestra es referirnos a un proyecto artístico y empresarial único que nace con la finalidad de cubrir un hueco en la oferta cultural y musical española. Este consiste en una orquesta sinfónica de la más alta calidad que cuenta con un número variable de músicos —entre 70 y 80 en función de las necesidades— y que ofrece exclusivamente conciertos de música de cine, así como de autores estrechamente vinculados al género. Asimismo la FSO cuenta con la posibilidad de grabar bandas sonoras, por lo que su actividad aúna cultura, arte y espectáculo. Un proyecto cuya punta de lanza son sus giras por el territorio nacional, las cuales les permiten entrar en contacto con públicos de todas las edades. Dichos tours tuvieron su inicio en 2012, con un repertorio dedicado a John Williams al que asistieron 35.000 espectadores. Tras esto, la orquesta no dejaría de crecer, congregando en 2014 a más de diez mil personas en la Plaza de Toros de las Ventas, acudiendo a programas de televisión como El Hormiguero y actuando en galas como la de los Premios Goya 2017.
Entusiasmo contagioso
El alma de la Film Symphony Orchestra tiene nombre y apellidos: Constantino Martínez-Orts. Nacido en Valencia y dotado de un talento y carisma extraordinarios, al margen de su faceta como ideólogo de la FSO, ha obtenido galardones internacionales como el Gran Premio de Dirección de Orquesta de Moldavia o el 2º Premio en el Concurso Internacional de Dirección de Orquesta en Craiova. Asimismo, ha estado al frente de prestigiosas orquestas como la BBC Concert Orchestra, la Filarmonica Nationala Sergei Lunchevici o la Kronstädter Philharmonische Gesellschaft. Profesor del Master de Film Scoring del Berklee College of Music, Martínez-Orts destaca, a la par que por sus conocimientos en música de cine, por su entusiasmo contagioso y la pasión que transmite en sus interpretaciones. Y es que más que dirigir conciertos, Constantino imparte clases en sus citas con el público, no faltando el humor y los guiños en todas y cada una de sus intervenciones.
De ‘Casablanca’ a ‘La La Land’
Tras triunfar con sus conciertos monográficos dedicados al universo Star Wars y conquistar a aficionados de toda España, la Film Symphony Orchestra ha preparado un atractivo repertorio para este otoño, el cual ya se puede disfrutar en numerosas ciudades como Valencia, Madrid o Santa Cruz de Tenerife. El pasado 21 de octubre dicha gira recaló en el Auditorio FIBES de Sevilla, para deleite de los fans del séptimo arte. Como gran obertura, la orquesta optó por una melodía legendaria, Casablanca, en la que los ecos de La Marsellesa se combinan a la perfección con los ritmos orientales. Tras esto los espectadores que abarrotaban el recinto se sorprendieron con la épica de Éxodo (1960), film de Otto Preminger injustamente olvidado al que ponía rostro Paul Newman. Seguidamente los músicos comenzaron a hilvanar hitos clásicos como Tiburón con los últimos estrenos, entre ellos Rogue One y la triunfadora en la pasada edición de los Oscar, La La Land. De esta última la FSO interpretó una preciosa suite que recogía los temas más característicos del desconocido Justin Hurwitz. Asimismo, y como ya es habitual en las giras de la orquesta, el concierto incluyó algunas de las melodías más demandadas por los fans, como las míticas Rocky y Titanic, o aquella que más respaldo tuvo en las redes sociales, La Misión; todas ellas introducidas con pericia y desparpajo por Martínez-Orts, auténtico protagonista de la noche. De cara a los más pequeños —hubo bastantes en la sala—, los músicos de la FSO hicieron bien los deberes, reservando parte del programa a las aventuras de Peter Pan en Hook, o rememorando la maestría de Michael Giacchino en Up. También hubo espacio para los fanáticos del western, a los que el director reservó las mejores notas de Tombstone y Bailando con lobos, culminando la sesión con piezas tan variopintas como Pearl Harbour, Iron Man o El Hombre de Acero. Aunque el plato fuerte de la noche llegaría con el concurso interactivo, donde los espectadores jugaron a adivinar las piezas interpretadas por la orquesta en apenas 100 segundos, y sobre todo los ‘bises’, surgidos por aclamación popular tras varios minutos de aplausos. Juego de Tronos, E.T. y un fragmento de La Guerra de las Galaxias hicieron que los más de 3500 asistentes abandonasen el recinto enfervorizados y con una sonrisa de oreja a oreja.
Los más de 3500 asistentes al concierto abandonaron el recinto enfervorizados y con una sonrisa de oreja a oreja. / Fotografía cortesía de Film Symphony Orchestra
La Film Symphony Orchestra ha preparado un atractivo repertorio para este otoño. / Fotografía cortesía de Film Symphony Orchestra
El alma de la Film Symphony Orchestra tiene nombre y apellidos: Constantino Martínez-Orts. / Fotografía cortesía de Film Symphony Orchestra