Mark Guiliana Jazz Trio: Comienza el espectáculo

Arranca JAZZMADRID17. Festival Internacional de Jazz de Madrid. Dee Dee Bridgewater, Daymé Arocena, Becca Stevens, Steve Coleman, Jean Luc Ponty o Ron Carter, son algunos de los artistas que pasarán por los distintos escenarios madrileños. Además de música, el cine o las conferencias, tendrán su espacio de privilegio. Queda un mes por delante de buen jazz.

04 nov 2017 / 09:00 h - Actualizado: 03 nov 2017 / 10:43 h.
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  • Mark Guiliana Jazz Trio: Comienza el espectáculo
  • Mark Guiliana. / Fotografía de Shervin Lainez
    Mark Guiliana. / Fotografía de Shervin Lainez
  • Mark Guiliana. / Fotografía de Shervin Lainez
    Mark Guiliana. / Fotografía de Shervin Lainez

Madrid se llena de jazz. Como cada otoño desde hace algún tiempo. Es una excelente noticia que alivia las tensiones que se viven actualmente en el ámbito político. Los malos tiempos se hacen más llevaderos cuando podemos descubrir que lo esencial está a salvo de las tremendas interferencias que llegan desde distintos focos que llaman nuestra atención inevitablemente.

Al llegar a las instalaciones de Conde Duque, uno de los enclaves madrileños en los que se podrán disfrutar de muchos de los conciertos programados, nos reciben con jazz en el mismo patio central. Las instalaciones son un antiguo cuartel construido en el siglo XVII que sirvió para que las Reales Guardias de Corps fueran alojadas. Por tanto, el edificio dispone de lo que era un antiguo patio de armas de dimensiones generosas. Y en ese patio suena el jazz. Dixieland (al menos el poco tiempo que podemos disfrutar de la música por las prisas de ir hasta el auditorio) que traslada a Nueva Orleans en pleno Mardi Gras. Un buen número de espectadores se reúne para escuchar y bailar. Un excelente recibimiento.

El auditorio de Conde Duque, coqueto y acogedor, se llena con rapidez. Ni una butaca libre. En el escenario el piano de Shai Maestro, el contrabajo de Chris Morrissey y la batería de Mark Guiliana, aguantando el silencio como sólo puede hacer un instrumento abandonado aunque sea temporalmente. El run run se escucha con fuerza. Y cuando en Madrid suena ese murmullo es que algo importante está ocurriendo. Arranca JAZZMADRID17 con un trio del que se esperan muchas cosas.

Mark Guiliana ya participó el año pasado en este festival. Llegaba como baterista en la formación de Donny McCaslin y dejaba un excelente sabor de boca. Guiliana es un músico original, a veces especialmente chispeante, un libre improvisador con grandes dotes expresivas y dueño de una capacidad más que importante para interpretar la música que rebosa modernidad por los cuatro costados. Pero, además, le acompañan dos músicos excelentes. Les puedo garantizar que desde el primer compás, el esfuerzo de cada uno de los componentes de este trio para sacar las notas de su instrumento era brutal, parecía que les iba la vida en ello. Hombros contorsionados en el caso del pianista Shai Maestro; el contabajista de puntillas y con gesto facial que nos hacía pensar en el éxtasis, el líder concentrado de un modo casi extravagante. Y la música saliendo como un misil directo a la línea de flotación de la platea al completo.

Hay que destacar que el diálogo que se entabla entre los tres músicos es rotundo y robusto. En este sentido, la generosidad de Mark Guiliana es abundante. Aun siendo el líder, el baterista deja que sus compañeros dejen clara su forma de entender la realidad desde su instrumento. Sin límites, sin entregar limosnas. Maestro, al piano, convence al improvisar y al acompañar a sus compañeros con los que establece una relación de iguales que se agradece. Un buen pianista al que habrá que seguir con interés. Chris Morrissey es un fantástico contrabajista. Apasionado, con un swing exacto y capaz de sentir la partitura para hacerla llegar con fuerza al público.

Aunque el concierto forma un conjunto muy compacto, se puede señalar un tema sobre los demás: Where are we now? compuesto por David Bowie. La intensidad que se alcanza en la zona central del tema es impresionante. Y la calidez con la que se recibe y se despide la pieza nos arrastra a territorios de contraste en los que la improvisación nos conmociona.

Un arranque excelente de un festival que sobre el papel tiene muchas posibilidades de ser todo un éxito.