Memorias de un silencio atronador

Crítica del disco ‘Stille’ (’Silencio’) que ha publicado el Ensemble Musikfabrik en el sello Wergo con obras de Haas, Johnson y Christou

13 oct 2017 / 13:28 h - Actualizado: 13 oct 2017 / 13:34 h.
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  • Portada del disco.
    Portada del disco.
  • El Ensemble Musikfabrik. / Jonas Werner-Hohensee
    El Ensemble Musikfabrik. / Jonas Werner-Hohensee

El conjunto colonés Musikfabrik alcanza el volumen 12 de la serie de discos que viene publicando desde hace años en el sello Wergo con un volumen titulado Silencio. «De hecho, si intentamos como queramos hacer un silencio, no podemos», anotó John Cage en 1957. Las cuatro obras recogidas aquí intentan aproximarse al silencio, pero lo sonoro aplasta la mudez. Hubiera sido interesante quizás dar cabida aquí a alguna obra para ensemble de los compositores –estos sí, militantes silentes– del colectivo Wandelweiser, pero entonces podría haberse desviado el foco. De Georg Friedrich Haas (1953) tenemos aquí dos extensas obras. Uno tiene la sensación de que el compositor austriaco, por más que buen urdidor de tramas sonoras, no ha acabado de sobreponerse al impacto de su fresco Hyperion (2006), una creación imponente de cuyos hilos microtonales y armonías alteradas se desprenden obras como la penetrante Ich suchte, aber ich fand ihn nicht o la muy frustrante ... wie stille brannte das Licht, obra de academia –en el peor sentido del término– que no despega el vuelo lastrada por el canto schoenberguiano de una soprano, aquí Sarah Wegener, cuya competencia no salva la pieza. Die bewegung der augen es la aportación de Evan Johnson (1980), quizás la más respetuosa con el título del disco, toda vez que estamos ante una críptica composición camerística en la que silencios acechantes separan los cuatro movimientos, en los que la música tiende a desvanecerse. Es urgente reivindicar el legado del griego Jani Christou (1926-1970. Su excéntrica y provocadora Anaparastasis III ‘The Pianist’ resulta extremadamente actual; proponiendo una incómoda y desgarradora acción sonora alrededor de la incomunicación. Emilio Pomarico, Christian Eggen, Rupert Huber y Enno Poppe se reparten la dirección de unas piezas sobresalientemente defendidas que no aspiran a sentar cátedra, solo a seguir generando debate y controversias auditivas, contando, en fin, la historia de nuestra mejor música actual.