Mujeres con pelotas: Fútbol es fútbol y casi siempre para los hombres

Prácticamente, todos los deportes tienen categoría masculina y femenina. Los hombres y las mujeres pueden, en principio, practicar cualquier deporte. Pero, en realidad, esto no es tan sencillo que se produzca como puede ser enunciarlo o incluirlo en los estatutos de una federación cualquiera.

25 abr 2017 / 12:30 h - Actualizado: 24 abr 2017 / 18:32 h.
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  • Las mujeres son las protagonistas de un documental que trata de denunciar la gran discriminación que sufren las mujeres en el deporte. / El Correo
    Las mujeres son las protagonistas de un documental que trata de denunciar la gran discriminación que sufren las mujeres en el deporte. / El Correo
  • Las mujeres no gozan de las mismas oportunidades en el fútbol. / El Correo
    Las mujeres no gozan de las mismas oportunidades en el fútbol. / El Correo
  • Cartel del documental. / El Correo
    Cartel del documental. / El Correo

La mujer sigue soportando una discriminación evidente dentro del mundo de la competición deportiva. Y resulta evidente que las cosas han mejorado un poco, pero no lo suficiente. Algunos deportes son especialmente inaccesibles para las mujeres. Uno de ellos es el fútbol. Y si hablamos de países con una tradición futbolística importante el problema parece agravarse de forma exponencial.

¿Puede una mujer jugar al fútbol con el mismo ímpetu, con la misma intensidad o con la misma calidad técnica que un hombre? Si una mujer decide jugar al fútbol ¿se encuentra con facilidades o no? ¿Tienen las mismas posibilidades las mujeres y los hombres en el mundo del fútbol?

Estas preguntas, que deberían ser absurdas si existiera una verdadera igualdad entre hombres y mujeres, son algunas de las que se plantean en el documental argentino «Mujeres con pelotas».

En Argentina el fútbol no es cualquier cosa. Su importancia es abrumadora y se podría decir que es cosa que afecta a la marcha del país. Y allí, si tomamos como representativas las opiniones que podemos escuchar durante la película, el fútbol es cosa de hombres, el apoyo a las mujeres que quieren practicarlo es muy escaso, ni siquiera las mujeres ayudan a que se potencie la igualdad en el ámbito futbolístico, y es el machismo el rey de la cancha. Una pena porque, como se está demostrando en muchos países del mundo, el fútbol femenino es extraordinario y, si alguien no sabe que las que juegan son jovencitas en lugar de jovencitos, las diferencias son pocas respecto al fútbol masculino.

El documental de Ginger Gentile y Gabriel Balavosky es muy interesante y, sobre todo, divertido. Ante las cámaras van pasando jugadoras de distintos equipos aunque el foco se centra en las que intentan formar una escuadra modesta. Son chicas que viven en un barrio humilde de Buenos Aires, Villa 31, que se fusionan para forman Aliadas 31, una mezcla de jugadoras de dos equipos distintos que disputarán el Campeonato Mundial de los Sin Techo en Río de Janeiro (2013). Pero pasan árbitros (ellos y ellas), entrenadores, periodistas deportivos, padres y madres, que van aportando su punto de vista sobre eso de poder participar las mujeres en un deporte de hombres.

No hace falta decir que todo suena extraño. En el siglo XXI, no se puede argumentar que el fútbol es cosa de hombres porque es un deporte de contacto, que hay que ser duro para poder enfrentarse a un equipo contrario, que la mujer no puede adoptar posturas varoniles. El discurso machista es lo que es y, aunque se hable de fútbol, se debe erradicar. Uno de los periodistas deportivos llega a decir que el fútbol es un deporte muy complejo si consideramos la psicomotricidad de las personas ¡como si las mujeres fueran seres descoordinados y torpes! Y sorprende mucho la opinión de las madres que temen que sus hijas parezcan esto o aquello, que se les confunda por su condición sexual. Argumentos, todos ellos, bastante arcaicos. El único que puede sonar cierto es que la mujer juega, en general, peor que el hombre porque llega tarde. Los niños juegan desde los seis años y las mujeres buscan su acomodo desde los seis años aunque solo lo encuentran llegados los veinte. Eso parece posible y lógico.

El documental está muy bien montado y va repasando temas sin profundizar en exceso aunque lo suficiente para que podamos entender la problemática a la que se enfrentan las mujeres en Argentina y, posiblemente, en todo el mundo.

La banda sonora, aunque escasa, contiene temas muy atractivos. Uno de ellos es «Se van». Su letra dice: «Yo sé que el dolor se siente, yo sé que las penas se van, yo soy dueña de mi libertad».

Merece la pena echar un vistazo al documental. Sobrepasa ligeramente los cincuenta minutos y no hay un solo momento que no tenga cierto interés. Tal vez, así, viendo la película, rebajemos nuestra intransigencia con las mujeres deportistas. Ya va siendo hora.