Entrevista

Neus Arqués y la necesaria visibilidad de la mujer en tiempos de crisis

Una de las treinta y cinco mujeres españolas más influyentes en internet. Su última novela Caída Libre ha sido la ganadora del premio Marta de Mont Marçal de Roca Editorial

09 nov 2018 / 11:18 h - Actualizado: 09 nov 2018 / 11:47 h.
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  •  Neus Arqués. / El Correo
    Neus Arqués. / El Correo

Neus Arqués es una de las treinta y cinco mujeres españolas más influyentes en internet, pero decir solo eso es quedarnos cortos. Neus Arqués escribía sobre Marketing para escritores cuando nadie veía el nicho de negocio (que ahora está tan trabajado) y lo hacía con sentido común, con sencillez y orientando a dar los pasos precisos. También ha escrito sobre marca personal, sobre reinventarse con más de cuarenta y cincuenta años, pero eso es quedarnos cortos, de nuevo, porque también tiene una sólida obra de ficción detrás. Una obra en la que la mujer, su falta de visibilidad, la reivindicación de sus afectos y deseos tienen un papel esencial. Su última novela Caída Libre ha sido la ganadora del premio Marta de Mont Marçal de Roca Editorial. En ella narra la historia de tres mujeres muy diferentes con algunas cosas en común: una situación de crisis, que gestionarán apoyándose entre sí; y un barrio en el que vivir.

Hablando con la autora lo primero es preguntarse cómo surge Caída Libre.

La idea se presentó cuando buscaba piso. Lo comentaba con todo el mundo: lo que quería era que la vivienda ideal apareciera. Una de las personas a las que se lo expliqué me propuso una operación inmobiliaria muy poco clara: en vez de para entrar a vivir, aquello era ‘para entrar a especular’. Pensé que en su propuesta había un libro. ¿Quién lo publicaría? Así surgió el personaje de Ángela, la editora, y así comenzó la historia.

Dices que es la historia de tres mujeres en un momento de crisis, pero yo me aventuraría a decir que es la de cuatro o cinco y es que Irina y Mía, también son mujeres en un momento de crisis.

Todas las mujeres de la novela se enfrentan a sus demonios particulares. Irina y Mía son personajes secundarios pero no son menores desde el punto de vista moral. Irina ha tomado determinadas decisiones de supervivencia. Mía, su asistente personal, también. Podrían verse una como espejo de la otra.

Las tres protagonistas, Laura, Carolina y Ángela, son muy diferentes entre sí, pero crean una relación de amistad que se va consolidando a lo largo de la novela. ¿Es posible establecer amistades sinceras cuando somos adultos? ¿Hemos perdido esa capacidad de movernos desinteresadamente?

Yo era de las que pensaba que los amigos se hacen temprano y que a partir de un momento determinado nuestra cuota de amistad se cerraba. Por suerte la vida me ha demostrado que la nueva amistad es una posibilidad siempre presente.

Por otro lado esa amistad es una forma de reivindicar la sororidad y traerla a primera fila. ¿Era tu intención hacerlo así?

Mi intención era demostrar que los problemas individuales de las mujeres se resuelven en primer lugar con un apoyo concreto y específico, con acciones concretas más que con discursos teóricos. La teoría es necesaria pero más necesario es aun el mutuo socorro.

Hay una frase en la novela que me ha gustado mucho: ‘Las mujeres siempre somos más de lo que parecemos. Más valientes. Más atrevidas. Más putas ¿Y nosotras tres? Pues lo mismo’. En el sentido contrario te preguntaría si ese ‘parecer menos’ nos ha venido impuesto por la sociedad en la que vivimos: ¿es algo cultural? ¿Qué concepto crees que tenemos de una mujer como Carolina que muestra abiertamente su ambición?

Los modelos –formales e informales- que se proponen a la mujer raramente incluyen la ambición. Es al revés: la ambición femenina se castiga: las diosas son castigadas. Ahí hay un camino que recorrer.

La franja de edad de las protagonistas va desde los cuarenta (¿treinta y tantos?) hasta superar los cincuenta. La inclusión de una mujer como Ángela, con experiencia, buena profesional y que supera la cincuentena es una reivindicación necesaria. ¿Lo habías planeado así desde un principio?

Sí. Creo firmemente que una mujer de cincuenta años, con sus dilemas, sus cambios físicos y emocionales, puede ser una protagonista atractiva e interesante. Además, si nosotras no escribimos nuestras propias historias, ¿quién lo hará?

¿Por qué las mujeres perdemos relevancia (cuando la tenemos, porque a veces ni eso) al superar los cincuenta? ¿Dónde nos hemos perdido? ¿Nos hemos perdido o nos han escondido?

En una sociedad para la cual la juventud es el factor Premium, envejecer no está bien visto. Y por lo tanto, no es visto. Cada vez que escucho o leo la expresión “anti-aging” me horrorizo. No puede ser más clara. Y sin embargo compramos productos y servicios contrarios al envejecimiento, cuando esta forma parte del proceso vital.

No es la primera vez que hablas sobre el deseo sexual femenino, la necesidad de compañía... ¿Es importante insistir en el tema?

Creo que sí porque el deseo femenino es otro de los temas de los que no se habla y a mí me interesa escribir de la invisibilidad, de lo que no se ve.

Son muchos los escritores que ambientan sus obras en una ciudad y logran que se convierta en el centro de la novela, en un escaparate de ese lugar. Curiosamente Caída Libre va un paso más allá y es una novela de barrio, concretamente de Gracia. Desde mi punto de vista el barrio es un personaje más ¿es así?

Sí, así es. Antes de ser absorbido por la expansión de Barcelona, Gracia era un pueblo, y aún conserva su ayuntamiento y su Festa Major, que es conocida por el concurso de calles adornadas, en el que participa Luisa, una de las protagonistas. Los lazos vecinales son muy fuertes, pero con la gentrificación han aparecido nuevas tensiones. No sólo las protagonistas: su entorno, Gracia, también está en crisis.

Me despido de Neus, de su voz grave y su ágil inteligencia. El empeño de dar visibilidad a quien no lo tiene es complejo de afrontar, pero es una causa en la que merece la pena implicarse. Digo ‘hasta luego’ pensando que alguna idea nueva ronda la cabeza de esta mujer generosa cuya cabeza bulle ideas que se concretan en proyectos en los que las mujeres son las protagonistas.