«No hago conciertos, reivindico el valor de la escucha»

Música para desaparecer en ella, sonoridades abisales y desoladas que, sin embargo, invitan ser habitadas por quienes las escuchan. Así es la obra de Javier Hernando, uno de los pioneros de la música electrónica experimental en España

15 jun 2017 / 19:19 h - Actualizado: 16 jun 2017 / 16:25 h.
"Música - Aladar"
  • El compositor Javier Hernando, fotografiado durante una visita a Sevilla. / El Correo
    El compositor Javier Hernando, fotografiado durante una visita a Sevilla. / El Correo

Pionero de la electrónica en España, el barcelonés Javier Hernando lleva décadas trabajando en su estudio con sintetizadores y material analógico con el que ha dado forma a discos como Luz nacarina, Hydro Parhelia o, recientemente, la compilación Metalepsis 90/96, en la que ha rescatado música de sus archivos más tempranos, unos trabajos que, oídos ahora, le señalan como uno de los creadores más visionarios en el ámbito de la moderna música industrial. Música de «resonancias electrónicas con la polaridad de austeros tonos de desolación acromática y suaves modulaciones de capas de algodón hidrófilo», según la define sugerentemente el autor.

–No está en ningún circuito, ni en el de la música contemporánea ni en el de la música de club. ¿Cómo de cómodo se vive en el underground?

–No es algo pretendido, siempre he querido llegar al mayor número de gente posible. Empecé en los 80 publicando cintas en mi propio sello, Ortega y Cassette, en una escena muy diferente a la de la movida madrileña. Lo peliagudo del asunto es que en aquella época vendíamos 300 ejemplares de cada cassette, y hoy es difícil colocar 150 cedés, con lo que hoy estoy más en el underground que antes. Además se produce una paradoja difícil de encajar para los músicos de mi generación; a la gente y a las pequeños sellos les interesa más lo que hicimos en aquellos primeros años que la obra que desarrollamos ahora. Metalepsis 90/96 es precisamente eso, una antología de trabajos antiguos.

–Industrial, drone, dark... son algunas de las etiquetas que se le han colocado a su música.

–Con respecto al dark, en absoluto me siento un músico oscuro. Industrial, claro. Pero habría que precisar en qué tipo de música industrial me sitúo. Los aficionados tienen una idea de la música industrial más afín a la que se hacía en los años 80, más rítmica, pienso en Vivenza o en Einstürzende Neubauten. Yo en cambio me siento más cercano, como creador, a la que surgió en los 70, aquella música industrial más ruidista y ambiental que no rítmica; como los trabajos de los pioneros Maurizio Bianchi y Throbbing Gristle

–Cuando se escucha su música, desde sus primeros trabajos hasta los actuales, se advierte una continuidad muy clara, como si no hubiera afán de originalidad y sí de obra cerrada.

–Le agradezco sus palabras; porque hoy día vivimos instalados en una virtualidad absoluta. Mis discos pueden atenderse en plataformas como Bandcamp o Spotify y tener 1.000 o 2.000 escuchas, pero no recibo feedback alguno. En la época de los cassettes recibía cartas de la gente que me contaban sus sensaciones en la escucha. Bueno, como decía, no busco la originalidad y siempre me ha preocupado el elemento dramático, que todos mis discos tenga un principio, un desarrollo y un final. Creo que los 45 minutos son para mí un formato perfecto para ello.

–También ha sido pionero. Un disco como Hydro Parhelia adelanta toda esa estética clicks & cuts y todo ese universo del error al que tanto presta atención la música electrónica actual.

–Así es. En ese álbum trabajé con un dat que me daba muchos problemas y que provocaba distorsiones que no me las esperaba y que decidí dejar ahí. Además es un disco que no está masterizado y que tiene un volumen que puede resultar chocante. Es, desde luego, una obra atrevida.

–No ha dado un concierto en su vida.

–No hago directos, reivindico el valor de la escucha. Trabajo con sintetizadores y trasladar el sonido de mi estudio a un concierto es algo que me resulta complejo. Mi forma de componer es muy artesanal; además como espectador los conciertos actuales de laptop no me acaban de convencer. Los músicos han abandonado la idea de repertorio, muchos conciertos de música electrónica parecen sesiones de deejay. Pero no me cierro en banda, quizás algún día.

–¿Cuál ha sido su relación con la música académica?

–He tenido mis más y mis menos con ella. Pero si le soy sincero tampoco es que haya buscado nunca un acercamiento formal. He tenido mucha relación con Eduardo Polonio, una figura que siempre ha servido como puente entre la escena experimental y la estrictamente académica.

–¿Cómo es su forma de trabajo?

–A partir de los sintetizadores voy generando cortes y luego de un forma sutil voy añadiendo interferencias de elementos exteriores; como captaciones de sonidos que previamente he grabado o sonidos accidentales de archivos. También manipulo artilugios digitales de los años 90 que hoy están muy obsoletos. Sin embargo no pretendo que lo analógico tenga un valor por sí mismo; me interesa neutralizar ese tono artesanal con alguna textura digital y así desviarme de esa idea de la música electrónica de ciencia ficción que me disgusta tanto. Soy mucho más terráqueo, cuando viajo con el coche por carretera siempre me atraen los lugares áridos y los sitios abandonados. Me llama más la atención que cualquier visión espacial.

–¿Cualquier tiempo pasado para la música experimental fue mejor?

–No necesariamente. Hay una involución en los modos de escucha, desde luego. Antes teníamos más tiempo para oír discos, ahora la música nos llega a través del móvil, con lo que nuestra atención se divide entre la música y nuestra actividad en ese momento, con lo que se tiende más a una escucha parcial que completa de los trabajos. Por supuesto los compositores teníamos en el pasado más contacto, había más calidez e intercambio. Pero a la vez no sería justo si no subrayara que existe hoy en España un movimiento de música electrónica y experimental fantástico, con jóvenes creadores que están haciendo cosas realmente interesantes.

–¿Cuáles son sus proyectos futuros?

–En breve saldrá un disco que hecho junto con el músico Adrià Bofarull, en el sello República Ruidista Ibérica. Y en 2018 se publicará un libro de artista que contendrá un disco mío a partir de la obra poética de Rimbaud.