«No hay dos sin tres»

Marco Mezquida, Juan Gómez ‘Chicuelo’ y Paco de Mode, presentan su disco «No hay dos sin tres», un trabajo excelente que rebosa jazz, flamenco y una forma de entender la música original y extraordinariamente potente

08 abr 2019 / 22:50 h - Actualizado: 08 abr 2019 / 23:03 h.
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  • Caratula de «No hay dos sin tres». / El Correo
    Caratula de «No hay dos sin tres». / El Correo

El jazz es la música que mejor se adapta a las nuevas formas, a noviazgos con ritmos distintos que buscan fusiones casi inevitables. Jazz y rock; jazz y samba; jazz y clásica; jazz y flamenco... Ser pura libertad permite todo tipo de movimientos enriquecedores. Ser pura libertad permite que las formas de expresión no queden bloqueadas al encontrarse con muros que fueron colocados para defender no sabemos qué cosas.

Marco Mezquida es un pianista magnífico, un libreimprovisador que suele arrastrar al que escucha su música hasta territorios que apenas se pueden intuir a priori. La última vez que el que escribe disfrutó de su música en directo fue en el Festival Internacional de Jazz de Madrid, formando parte de un trio extraordinario, MAP; y, francamente, el sabor de boca que conservo es maravilloso. Por ello, no me ha extrañado que su nuevo disco en compañía del guitarrista ‘Chiculeo’ (¡¿Se puede disfrutar de mejor compañía si hay que hacer música?!) me haya gustado tanto como lo ha hecho. Y es que la guitarra de Chicuelo es honda cuando toca, alegre si se necesita que lo sea y siempre suena buscando la verdad. La unión de estos dos músicos es agradable, un acierto, y con ella se construye una fusión entre jazz y flamenco en la que imperan ritmos serenos, sones que nos invitan a reflexionar. Y eso no es poca cosa.

«No hay dos sin tres»
Marco Mezquida y Juan Gómez ‘Chicuelo’. / Foto de Carlos Pericas

Acompaña a Mezquida y a Juan Gómez ‘Chicuelo’, en este su segundo trabajo juntos, el percusionista Paco de Mode; entonado, discreto y con la clara intención de marcar un ritmo recio, robusto.

Todos los cortes de este disco están compuestos por ‘Chicuelo’ y Mezquida. Van del tanguillo con el que se inicia el trabajo (Romescu) a la bulería (Sin espinas; Gloria bendita) pasando por una dulce, sensual y tranquila samba (La reina del tambor, en la que colaboran con la percusión brasileña Aleix Tobías y Antonio Sánchez).

Me gusta especialmente Reloj de arena. Se une a Mezquida, ‘Chicuelo’ y de Mode, el trompetista Raynald Colom para impregnar de calidez una invitación a la introspección que se hace ya en la primera nota. En realidad, me gusta mucho el disco entero. Y su presentación. Y saber que el maridaje entre jazz y flamenco parece no tener límites si los músicos que lo buscan sienten lo que hacen y lo viven con entusiasmo. Me gusta No hay dos sin tres porque me dice que el jazz está más vivo que nuca y que el flamenco sigue siendo una forma de expresión única por su intensidad y por su belleza.