Ocho siglos de la Universidad de Salamanca

En 1218 tuvo lugar la fundación de la Universidad de Salamanca, una de las instituciones académicas más importantes de España y de Europa. Por sus centenarias aulas, repletas de curiosidades artísticas e históricas, han desfilado personajes de la talla de Fray Luis de León, Pedro Calderón de la Barca, Cervantes, Góngora o Unamuno. Hoy su visita nos permite explorar los inicios de la Edad Moderna mientras recibimos una ilustrativa lección de arte, cultura... y vida

28 abr 2018 / 08:22 h - Actualizado: 27 abr 2018 / 07:12 h.
"Universidad"
  • Palacio de Anaya. Facultad de Filología. Universidad de Salamanca. / El Correo
    Palacio de Anaya. Facultad de Filología. Universidad de Salamanca. / El Correo
  • Monumento a Fray Luis de León frente a la fachada plateresca. Universidad de Salamanca. / El Correo
    Monumento a Fray Luis de León frente a la fachada plateresca. Universidad de Salamanca. / El Correo
  • Ricardo Rivero, rector de la Universidad de Salamanca. / El Correo
    Ricardo Rivero, rector de la Universidad de Salamanca. / El Correo
  • Una investigadora en el Centro de Investigación del Cáncer (USAL-CSIC). / El Correo
    Una investigadora en el Centro de Investigación del Cáncer (USAL-CSIC). / El Correo
  • Aula Fray Luis de León. Universidad de Salamanca. / El Correo
    Aula Fray Luis de León. Universidad de Salamanca. / El Correo
  • Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. / El Correo
    Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca. / El Correo

Hablar de la Universidad de Salamanca es referirnos a la historia de la enseñanza superior en castellano. Y es que esta ‘alma mater’ de las universidades iberoamericanas, y decana de las españolas —surgió sólo seis años después que el «Studium Generale» de Palencia—, pronto adquirió un papel clave en el desarrollo de los estudios universitarios y del avance científico. Asimismo, sus muros sirvieron como lugar de debate y reflexión sobre aspectos tan importantes como la naturaleza del poder, el derecho de gentes y los conflictos internacionales, sin olvidar su papel como referente contemporáneo en la enseñanza del español. Creada a instancias de Alfonso IX de León —monarca que rehusó participar en la batalla de las Navas de Tolosa—, ratificada por Fernando III el Santo y paralela a las de Oxford, París y Bolonia, la institución salmantina tenía como objetivo desde sus inicios formar a las élites del reino leonés. De ahí que, con el tiempo, fuese creciendo al amparo de nuevos monarcas que la dotaron de cátedras estables —desde Medicina, Lógica y Gramática a Derecho canónico, Derecho civil y Música—, además de estatutos, biblioteca y el resto de atributos propios de una universidad. Un esfuerzo que provocó que ya en 1255 obtuviese de Roma la validez universal de sus estudios, lo que la situaría como uno de los referentes de la enseñanza en Europa.

De Cristóbal Colón a Fray Luis de León

Una vez consolidada —a lo largo de los siglos XIV y XV la institución no dejó de adquirir prestigio—, dicha universidad protagonizó la vida política del nuevo reino unificado de Castilla y Aragón. Tal es así que el propio Cristóbal Colón tuvo que defender los postulados científicos de su proyecto de viaje a las Indias ante el claustro de profesores salmantinos. Un programa que, como todos sabemos, desembocó en el Descubrimiento. Poco antes, y también entre los muros de esta universidad, uno de los profesores de Astronomía, el judío Abraham Zacut (o Ben Zacuto), había editado su Almanaque Perpetuo: un tratado que resultaría fundamental en la época de la navegación intercontinental. Y el mismo año en que Rodrigo de Triana oteó el Nuevo Mundo al grito de «Tierra», otro profesor salmantino, Elio Antonio de Nebrija (nacido en la localidad sevillana de Lebrija en 1441), publicó la primera gramática del castellano. Tiempo después, ya en la primera mitad del siglo XVI, surgiría otra figura relevante: Fray Francisco de Vitoria, dominico formado en París cuyo trabajo resultó clave en la fundación de la Escuela de Salamanca, auténtico foco de conocimiento donde surgirían los cimientos del Derecho Internacional. Aunque si hemos de mencionar a un religioso importante, ese es sin duda Fray Luis de León, quien jugó un papel determinante en la creación literaria de su tiempo y al que hoy se recuerda con una hermosa estatua situada frente a la fachada plateresca. Él fue el protagonista de uno de los episodios míticos de la institución, como nos recuerda el rector Daniel Hernández Ruipérez: «Fray Luis de León, académico de la Universidad de Salamanca en el siglo XVI, padeció el mayor castigo para alguien que ama enseñar: estar varios años sin hacerlo por haber sido encarcelado por la Inquisición acusado de herejía. A su vuelta a las aulas, en su primera clase, pronunció una frase muy conocida que daba cuenta de su actitud frente a la vida: ‘Decíamos ayer...’».

Unamuno vs Millán Astray

Más allá de sus hitos dentro del conjunto de la península —por sus aulas desfilaron algunos de los nombres propios más relevantes del Siglo de Oro, caso de San Juan de la Cruz, Cervantes, Góngora o Calderón de la Barca—, la Universidad de Salamanca adquiere por primera vez un carácter verdaderamente «universal» con la fundación por la Corona española de las primeras universidades en el continente americano. Estas incluyen instituciones como las de Santo Domingo (1538), San Marcos de Lima y México (1551), San Carlos de Guatemala (1671) o Santiago de Chile (1738). Un amplio listado que se extiende hasta el año 1812, cuando las Cortes de Cádiz crean la de Nicaragua. Dichas fundaciones americanas solicitaban los mismos derechos que tenían los maestros y estudiantes de la Universidad de Salamanca, siendo estos reconocidos por figuras eminentes como el monarca Felipe II. Sin embargo, la llegada del siglo XIX sorprendió a la universidad con reformas administrativas que coincidieron con un decaimiento general de la ciudad, de la que no comenzaría a recuperarse hasta un siglo después. En este resurgimiento será fundamental la figura de Miguel de Unamuno, escritor perteneciente a la Generación del 98, que en su etapa de rector vivió uno de los capítulos más tensos de la historia de la institución. Dicho episodio ha sido ampliamente recogido por el escritor Pollux Hernúñez en su libro Venceréis, pero no convenceréis (Oportet, 2016). Un título que remite a la famosa frase pronunciada por el intelectual el 12 de octubre de 1936, en el Paraninfo de la universidad helmántica, como muestra de su rechazo a la Guerra Civil. Algo que estuvo a punto de costarle la vida, pero que, gracias a la intervención de Carmen Polo, no pasó de anécdota. Fue ella quien se interpuso entre el rector vasco y el general Millán Astray, tratando de poner paz en el acto de apertura de aquel inolvidable curso.

800 años después

Hoy, pese a los ocho siglos transcurridos —en las últimas décadas figuran nombres importantes ligados de un modo u otro a la Universidad, como Lázaro Carreter, Adolfo Suárez, José Saramago o Plácido Domingo—, la institución aparece como uno de los diez mejores campus universitarios del mundo, en opinión de la revista Lifestyle, y sus setenta y ocho instalaciones ocupan 365.000 metros cuadrados, poseyendo además otros campus ubicados en las localidades de Ávila, Zamora, Béjar y Villamayor. Un prestigio que será nuevamente reconocido a lo largo de este 2018, con la conmemoración de su efeméride. Dicha cita, que posee carácter internacional, ha recibido la calificación de Acontecimiento de Estado por el Gobierno de España, de ahí que Sus Majestades los Reyes sean los presidentes de honor. Asimismo, su programa de actividades incluye objetivos como la consolidación del liderazgo en la enseñanza e investigación en torno al español o la transmisión de los valores promovidos por la conmemoración a todo el mundo. Uno de los ejes estratégicos de actuación de dicho programa tiene que ver con el patrimonio, que en el caso del Estudio salmantino es tan rico como numeroso. Además de edificios notables que incluyen antiguos palacios, hospitales y colegios, la Universidad conserva y mantiene patrimonio mueble muy destacado. Entre sus principales atractivos figura su biblioteca histórica, ubicada en el segundo piso del edificio de las Escuelas Mayores. Esta alberga 2.805 manuscritos —algunos anteriores a la fundación de la Universidad—, de los que casi 50 son incunables (libros impresos antes de 1500), y un total de 60.000 obras anteriores a 1830. Para dar a conocer una parte de estos tesoros, la comisión del VIII Centenario ya puso en marcha el año pasado la exposición «Scripta, Tesoros manuscritos de la Universidad de Salamanca», en la Biblioteca Nacional de Madrid. Una muestra que reunió 23 de esos manuscritos para ser contemplados fuera de su entorno.

Estética, historia y patrimonio

Una actividad imprescindible es la que tendrá lugar hasta el mes de mayo bajo el título «La imagen de la Universidad. Imagen simbólica, mediación arquitectónica y representación institucional». Dicha exposición propone una revisión de la estética institucional y la representación simbólica de la Universidad de Salamanca a lo largo de la historia, poniendo el acento en la repercusión de la irrupción de la fotografía para la imagen de la universidad. El sello y la fachada plateresca —famosa entre los turistas por la «rana» oculta en sus piedras—, serán los grandes protagonistas de la muestra, siendo analizados como componentes esenciales de la visibilidad de la institución y su representación a lo largo del tiempo. Por otro lado, entre junio y octubre podremos disfrutar de «Studium. 800 años de historia en la Universidad de Salamanca», propuesta que plantea un recorrido histórico diseminado por todos los espacios expositivos de la Universidad, y que, tras arrancar en 1218 y transcurrir a lo largo de ocho siglos, pretende exponer al público el periplo de la institución centrada en su naturaleza y singularidad, su evolución y transformación a lo largo del tiempo, sus aportaciones a la ciencia y a la cultura y sus repercusiones, así como sus figuras y personajes más destacados. En los dos últimos meses del año llegará una de las iniciativas imprescindibles del programa: «El patrimonio desaparecido de la Universidad de Salamanca»; y es que a lo largo de la historia el Estudio salmantino y sus colegios mayores y menores perdieron, por diferentes motivos —venta, expolio o, sencillamente, cesión— parte de su rico patrimonio histórico-artístico. Piezas que, en algunas ocasiones, han sido localizadas en distintos museos, colecciones o iglesias parroquiales. De ahí que el objetivo fundamental de esta exposición sea que esas obras vuelvan a lucir durante unos meses en los espacios, o muy cerca de ellos, para los que fueron creadas. También en noviembre y diciembre se llevará a cabo una revisión de la figura de Francisco de Vitoria, en este caso coincidiendo con el reacondicionamiento de su aula de las Escuelas Mayores. Dicha exposición temporal tratará de poner de manifiesto la universalidad de su figura, así como de la Escuela de Salamanca, uno de los principales referentes intelectuales tanto de la Sociedad de Naciones como de la ONU.

Propuestas escénicas y audiovisuales

Con «Del aula al escaño. La contribución de la Universidad de Salamanca a la Democracia Española», la conmemoración del Octavo Centenario retornará a la ciudad de Madrid —ya estuvo presente en el verano de 2017—, en esta ocasión durante el segundo trimestre de 2018. La coincidencia de la celebración helmántica con el 40 aniversario de la Constitución Española dará lugar a una muestra en la sala de exposiciones del Congreso de los Diputados, cuyo hilo conductor será la contribución de la Universidad de Salamanca a la democracia española. A partir de una evocación de la tradición histórica universitaria en favor de los derechos humanos —por cierto, centrada en la «Escuela de Salamanca» y desarrollada después durante la Ilustración española y el liberalismo—, la exposición se detendrá en los protagonistas fundamentales de la Transición y la configuración del régimen constitucional de 1978, los cuales tuvieron vinculación, bien como profesores o como estudiantes, a la institución centenaria. Por su parte, el teatro también tendrá cabida en los fastos, en este caso con la coproducción de dos espectáculos. El primero de ellos, Unamuno, vencer no es convencer, está basado en textos del escritor bilbaíno y cuenta con José Luis Gómez en el papel protagonista. Tras su estreno en el madrileño Teatro de la Abadía, realizará una gira por toda la geografía española. Otro montaje relacionado es el de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que, en coproducción con Euroscena, llevará a las tablas La cueva de Salamanca, a partir de textos de varios autores, como Juan Ruiz de Alarcón. En este caso la figura principal es Emilio Gutiérrez Caba, quien se encarga de la dirección. Su estreno está previsto para el 11 de mayo en el teatro Juan del Enzina de la capital castellana, y ya en junio dará el salto al madrileño Teatro de la Comedia y de ahí al resto de España. También habrá espacio para la la televisión, en este caso con el rodaje de la ficción «Cognitio», centrada en Fray Luis de León, y que será emitida en TVE a lo largo de 2018.