«Odio repetirme, no quiero que nadie piense que soy un coñazo»

Miguel Á. Ruiz empezó en los 80 en el ámbito ‘underground’ de las cassettes. Hoy, con múltiples personalidades creativas, es uno de los grandes músicos electrónicos españoles

31 mar 2017 / 18:24 h - Actualizado: 31 mar 2017 / 18:25 h.
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Podemos afirmar, para orgullo de Miguel Ángel Ruiz (Madrid, 1964) que su trayectoria es inabarcable. Así lo ha querido él mismo; uno de los creadores más activos en el campo de la música electrónica. En los 80 facturó decenas de cintas que se movieron en el underground más militante; luego llegarían los cedés –en su propio sello, Toracic– y un sinfín de personalidades creativas. Ruiz es el músico industrial e inclasificable Orfeón Gagarin, pero también es el discípulo de la Escuela de Berlín encarnado en Michel des Airlines, o el más explorador compositor agazapado tras Técnica Material. Pero también Miguel Ángel Ruiz es, cuando así lo quiere, Miguel Á. Ruiz, un sofisticado cincelador de ambientes experimentales, como los que recoge su último lanzamiento, Fünf Kinematismen.

«Mi carrera ha sido menos coherente que la de colegas como Francisco López, que se ha mantenido siempre fiel a un ámbito minimal y experimental (...) Yo cuando me canso de una cosa paso a otra», reconoce Ruiz, un activo creador que siempre ha buscado la forma de mantenerse alejado de la industria; primero facturando cassettes, ahora grabando discos en tiradas limitadas de 80 ejemplares. «No sé si lo que hago es vanguardia o no, intento que sea un producto puro, sin adulteración, sin polución sobre el concepto original; es música subterránea que quienes están interesados en ella saben como adquirirla, cómo encontrarla», comenta.

Dice que siempre ha admirado a músicos polifacéticos, como Ryuchi Sakamoto, «capaz de hacer la banda sonora de El último emperador, grabar un disco de techno pop o publicar una marcianada». «Creo que un artista que es capaz de hacer bastantes cosas da una visión más rica de su potencial creativo; hay quienes tienen muchas obras y apenas se diferencian unas de otras. Para mí es un reto decidir cómo será mi nuevo trabajo. Odio repetirme, no quiero que nadie piense que soy un coñazo», asegura.

En los 90, por ejemplo, con el sobrenombre de Exhaustor abrazó el ámbito del club y el techno; y ahora en Fünf Kinematismen presenta una recopilación de piezas oníricas y más indagativas, «fruto del numeroso material que preparé entre los años 2008 y 2010 para unos conciertos en Rusia». En otro álbum de nueva aparición, Le voyage crânien, firmado por (sic) Michel des Airlines, Ruiz da a conocer una música «muy reciente y que mira a mis primeras influencias; Klaus Schulze y Tangerine Dream».

La trayectoria de Ruiz es tan zigzagueante como el circuito en el que se ha movido, si es que existe tal. «En los 90 había más movida experimental que ahora», lamenta mientras recuerda el madrileño Experimentaclub, un festival fundamental que pereció por falta de apoyos. «Puedo asumir que mi música sea minoritaria, pero no estoy dispuesto a que quienes nos dedicamos a ella la difundamos gratis; que es prácticamente a lo que estamos llegando», lamenta. Mientras, su label, Toracic, sigue creciendo a buen paso; y tras las dos nuevas ediciones, tiene otro par en proyecto; «quiero sacar otro disco con mi propio nombre; y luego otro más, pero ese no lo tengo tan claro; hago solo lo que me apetece en cada momento. Sin más».

Experimental

Miguel Á. Ruiz / Fünf Kinematismen / Toracic

Una obra que nos acerca al mejor Ruiz

No es, en modo alguno, Fünf Kinemastimen, un disco de música experimental; es sí, un trabajo electrónico en el que se desarrollan temas de carácter más indagativo, pero que no renuncian ni al ritmo ni a texturas ambientales. En todo caso, parece que Ruiz quisiera hilvanar una banda sonora para una película imaginaria llena de imágenes oníricas. Así, lo que se pierde en coherencia interna se gana en la riqueza de un material que, en cada escucha, se nos revela en ebullición.

Electrónica

Michel des Airlines / Le Voyage Crânien / Toracic

Música que palpita en la nostalgia

El material es rabiosamente nuevo, pero Miguel Á. Ruiz (aka Michel des Airlines) propone aquí un «emotivo homenaje a aquellos pioneros del sonido electrónico francés». ¿Pierre Henry? Desde luego no. ¿Jean-Michel Jarre? Nos vamos acercando. La obra más rítmica del alemán Klaus Schulze y los primeros discos de Tangerine Dream planean sobre un muy disfrutable trabajo de electrónica cósmica en el que se impone el ritmo y las secuencias por encima de su modesto valor melódico.