Sète, el Cementerio Marino, Valéry y Brassens

Para Paul Valéry el mar era femenino. George Brassens, durante la II Guerra Mundial, militó en la Resistencia y colaboró en la publicación de la revista clandestina ‘Libertaires’. Son los grandes poetas de Sète, una población bañada por el Mediterraneo. La poesía reposa en cada rincón de una ciudad. Concha García relata su paso por Sète.

21 ene 2017 / 12:15 h - Actualizado: 19 ene 2017 / 23:34 h.
"Viajes","Poesía"
  • Sète, el Cementerio Marino, Valéry y Brassens
  • Vista de Sète. / Concha García
    Vista de Sète. / Concha García
  • Manuscrito que puede disfrutarse en el Museo Paul Valéry. / Concha García
    Manuscrito que puede disfrutarse en el Museo Paul Valéry. / Concha García
  • Manuscrito que puede disfrutarse en el Museo Paul Valéry. / Concha García
    Manuscrito que puede disfrutarse en el Museo Paul Valéry. / Concha García

Sète es un municipio francés situado en la región de Languedoc. Para arribar hasta la pequeña población rodeada de canales y bañada por el Mediterráneo, se puede llegar desde el sur, pasando por un largo dique rodeado de arena donde pareces estar flotando desde el automóvil, a un lado el estanque de Thau y al otro el mar. La gente es acogedora. Hay varios cafés con terrazas y restaurantes. Las especialidades son el café y las ostras, cada uno en un lugar diferente. La conquicultura mediterránea nació en Sète hace más de cien años. El Monte Saint-Clair domina toda la ciudad con la enorme cruz que se alumbra por las noches. Paseando por sus calles una siente nostalgia de no sé qué, mirando hacia el Cementerio Marino, inmortalizado por Paul Valéry en su poema. Hay que ascender unos cuantos metros para llegar hasta el Museo Paul Valéry. La sala dedicada a él está en penumbra, el día es gris, está llena de manuscritos visibles en varias vitrinas que hacen las delicias de fetichistas. Puedes mirar su agenda con anotaciones, o el plumiere, con todas sus plumas, así como algunas pinturas realizadas por el poeta. Se escucha desde una pequeña sala la voz masculina de los versos de Le Cimetière Marin, es una voz que recita una y otra vez las 24 estrofas del poema simbolista. El poema nada nos resuelve, solo entreveo brillos que la lengua esconde, no en vano Lacan eligió, para autodefinirse, un verso de Valéry del poema Esbozo de una serpiente: El Universo es un defecto de la pureza del No-Ser. A través de las lamas que tamizan la luz de las ventanas rectangulares rodeando la sala, se puede ver el mar al fondo, y el cementerio donde yace enterrado el poeta francés, un conjunto sobrecogedor por el silencio y la quietud que transmite.

Para Valéry el mar era femenino. Un barco grande cruza ese mar desde las cruces del cementerio, las tumbas blanquecinas dan brillo al paisaje donde, como en el poema de Valéry: la vida y la muerte se cruzan. Sète está lleno del poeta francés. La escuela municipal tiene su nombre, la casa natal está frente a uno de los canales, una se imagina al poeta caminando como un fantasma exquisito que quizás tropieza con otro mucho más cercano a la gente, se trata de George Brassens que nacería años después de una familia humilde. Porque George Brassens, otro de los grandes poetas de Sète, está enterrado en el popular, Cimetière de Py, menos poético estéticamente, y más poblado, allí la muerte toma presencia kilométrica.

En Sète también hay un jardín dedicado a Simone Veil. Esta mujer, que todavía vive, fue la primera que apoyó el derecho al aborto en Francia. Personajes contrapuestos. Valéry fue poco amigo de comprometerse políticamente. Durante la ocupación alemana consintió y calló. Brassens era todo lo contrario, militó y colaboró en la publicación clandestina Libertaires. Sus canciones son poemas con una poderosa patina de conciencia de clase, llenas de ironía con las que mucha gente nos identificamos todavía.

Hay en Sète muchos niños y niñas marroquíes enraizados. Los niños juegan en las plazas, están contentos, la televisión emite todo el tiempo las medidas contra el terrorismo que está tomando la Unión Europea. Hay algunos carteles de Marie Le Pen y su partido. Intuimos el nacimiento de un fascismo que nunca es nuevo porque siempre es el mismo y, que como la serpiente de Valéry permanecerá larvado a la espera de acontecimientos: Breve es el tiempo de gozar / Temblad mortales, soy tan fuerte / que éste mi eterno bostezar / es mi hambre de vuestra muerte.

Sète es un municipio francés situado en la región de Languedoc. / Concha García