Spectre: 007 sigue siendo él mismo

16 nov 2015 / 19:32 h - Actualizado: 16 nov 2015 / 19:37 h.
"Cine","Cine - Aladar","James Bond"
  • Daniel Craig en ‘Spectre’. / El Correo
    Daniel Craig en ‘Spectre’. / El Correo

James Bond ha tenido muchas caras. A James Bond se le ha presentado de distintas formas. Pero el agente 007 del MI6 siempre fue él mismo. Que Roger Moore lo convirtiera en una especie de graciosillo con acceso a los artefactos más sofisticados del mundo del espionaje (un desastre) o que Sean Connery diera vida a un espía elegante, vividor y mujeriego (una delicia), no deja de ser anecdótico.

Los seguidores del personaje de Ian Fleming saben (sabemos) que Bond es un asesino despiadado, un tipo de hace su trabajo aunque le repugne porque es su deber, un hombre capaz de enamorarse profundamente o de acercarse a una mujer para que su misión sea más fácil. Puede jugarse miles de libras en el casino sin inmutarse. James Bond suda, pasa las de Caín y sufre como el que más. Es por esto por lo que la etapa que ha protagonizado hasta ahora Craig resulta tan especialmente grata.

Puede ser que algunos se quejen al encontrarse con tramas ya conocidas en otras etapas. Pero esta es otra de las gracias de las últimas cuatro películas: se busca una continuidad y la progresión de un personaje desde la misma esencia del mismo. La literatura de Fleming se impone ante las tramas inventadas que suelen utilizar materiales ajenos a lo que es Bond.

Falta por ver si Craig continuará, falta por ver si la franquicia, al cambiar de manos, seguirá con el mismo plan. Pero lo que ya conocemos se encuentra a un nivel francamente bueno.

Spectre comienza con un plano secuencia vigoroso y atractivo que se desarrolla en México D. F. durante el Día de los Muertos. Una persecución de infarto, maniobras de un helicóptero que dejan con la boca abierta, un enorme grupo de extras disfrazados para conseguir reproducir con detalle la fiesta... más no puede pedirse a un arranque de película. Pero también es verdad que ya vemos a un Daniel Craig algo ausente, algo aburrido y, por cierto, con un traje demasiado ajustado. No parece entusiasmado el actor con su trabajo. A pesar de que el guión se salpica con algunas frases ocurrentes e irónicas a Craig no le parece nada gracioso eso de seguir haciendo el papel de asesino despiadado. Y vemos las credenciales que presenta Sam Mendes como realizador. Un trabajo exquisito buscando los orígenes de un personaje que en las últimas entregas busca más salvar su mundo que salvar al mundo entero; un trabajo que equilibra los aspectos principales de la película sin dejar que lo amoroso se convierta en un pastel o lo violento en el único motivo de avance de la acción.

El ritmo de la película es constante y no hay sitio para el aburrimiento.

En el bando de los buenos encontramos a Léa Seydoux. La nueva chica Bond, sin ser explosiva como otras veces, hace un buen trabajo interpretativo que oscila entre el magnetismo de lo desconocido y la candidez. Mónica Bellucci aparece en pantalla sin que tengamos clara la razón. Por supuesto, desaparece sin decir adiós y sin que sepamos nada más de ella. Es el personaje más flojo con diferencia. Naomie Harris resulta ser una estupenda Moneypenny; Ben Whishaw un aseado Q y Ralph Fiennes un extraordinario M. Fiennes lo tenía difícil al sustituir a Judi Dench y pasa la prueba sin problemas.

En el bando de los malos tenemos a Dave Batista, que encarna a Mr. Hinx, un armario ropero con uñas de metal en los pulgares y que está presente allí donde puede hacer daño a Bond. El villano es Christoph Waltz. Su papel como Franz Oberhauser; que es, en realidad, el conocido Ernst Stavro Blofeld, líder de la organización más criminal y despiadada de la historia, podría tener algo más de profundidad. Eso es verdad. Y queda algo soso. No es el villano que podría esperarse y se desaprovechan las capacidades interpretativas de Waltz. Javier Bardem, por ejemplo, está muy por encima en Skyfall.

Sin ser la mejor película de James Bond, es muy entretenida, está llena de guiños a otros trabajos anteriores y vuelve a reclamar al personaje en todas sus dimensiones.

Argumento: antes de morir, M envió un escueto mensaje a 007 que le lleva a México D. F. Desde allí tendrá que viajar, previo paso obligado por Londres, a Roma. Allí conoce a la esposa de un criminal al que asesinó y asiste a una reunión de una sociedad llamada Spectre. A partir de aquí todo se desarrolla entre choques violentos con sicarios de la organización. Al mismo tiempo, en Londres se cuestiona la importancia del programa doble cero y se estructura un sistema de información que vacía de poder al MI6.