Steven Arnold: Revolución o nada

La galería Espacio Mínimo presenta una exposición de fotografías del visionario norteamericano Steven Arnold, destacada figura del surrealismo y de la post-vanguardia. Nos abren la puerta a un Suargá de donde se decantan imágenes que nos acechan. Este luminoso legado sería inconcebible sin Pandora, a quien Arnold conoció durante sus estudios artísticos en la Oakland Tech y que se convertiría en su musa, modelo, collaborator, y camarada de por vida

30 jun 2018 / 08:54 h - Actualizado: 27 jun 2018 / 11:03 h.
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  • Sin titulo (1985). / Steven Arnold
    Sin titulo (1985). / Steven Arnold
  • Fotograma de Luninous Procuress. / El Correo
    Fotograma de Luninous Procuress. / El Correo
  • Heal-a-zation Swathe a la Glob Ba. 1981. / Steven Arnold
    Heal-a-zation Swathe a la Glob Ba. 1981. / Steven Arnold
  • Crisis in Dyspepsia. 1985. / Steven Arnold
    Crisis in Dyspepsia. 1985. / Steven Arnold
  • Untitled (cubist mask). / Steven Arnold
    Untitled (cubist mask). / Steven Arnold
  • Connecting to the infinite. 1986. / Steven Arnold
    Connecting to the infinite. 1986. / Steven Arnold
  • Dressed for Dali. 1987. / Steven Arnold
    Dressed for Dali. 1987. / Steven Arnold
  • Intersection of dreams. / Steven Arnold
    Intersection of dreams. / Steven Arnold

Hay personalidades que –sabiéndolo o sin saberlo- marcan una era. Es el caso de Steven F. Arnold, que se inició de niño en el arte del disfraz y la transformación, gracias a un baúl repleto de utilería que se encontró en el trastero de la casa familiar, en los 50. Fue uno de los precursores del estilo hippie, vivió la Formentera de los 60 –un paso más allá de Ibiza, todavía- Lo probó todo, opio, marihuana, hachís, ácido lisérgico, champán, o jarabe medicinal. Estuvo en el germen del underground, en el origen del transformismo, en el surgimiento del San Francisco sound, y en la formación de la psicodelia. Salvador Dalí lo promocionó, y lo declaró príncipe de su Corte de los Milagros, introduciéndole en The Factory, por lo que su nombre está unido a los de Andy Warhol, Amanda Lear, David Bowie, Ultra Violet, Donyale Luna, Mick Jagger, o Marianne Faithfull; es decir, a la contracultura.

Colaboró con el genio ampurdanés en las instalaciones de la Torre Galatea. Montó su propia factoría en Los Ángeles, Zanzibar Studios, que la actriz transgénero puertorriqueña Holly Woodlawn ha comparado con Versalles antes de la guillotina.

Dirigió varias películas rarísimas que cimentaron su fama, y giraron por el mundo de festival en festival: The Liberation of Mannique Mechanique (1967), The Elements, o Messages, Messages (ambas de 1968), Various Incantations of Tibetan Seamstress (1969), Luminous Procuress (1971), que bien pudiera ser la equivalencia del «Sueño de Polifilo» para el siglo XX; y Gomorrah Borealis (1984), cada una de ellas más delirante aun que la anterior.

Su trabajo desborda la apariencia de frivolidad e incursiona en la mística, indagando entre los recovecos de la sexualidad. El cine no le dejó espacio, así que terminó centrado en los tableaux vivants, la escenografía, y los sketchbooks, que trascenderán gracias a las impresiones fotográficas. Éstas son las que vemos ahora en la exposición de la madrileña galería Espacio Mínimo, algunas son tirajes de época, otras están realizadas por el mismo laboratorio que procesó los originales en vida del autor. La creación del artista se colecciona en destacadas instituciones occidentales, como el Withney, o el MoMA de Nueva York; la Cinematèque Française, o el Frankfurter Kunstverein.

Este luminoso legado sería inconcebible sin Pandora, a quien Arnold conoció durante sus estudios artísticos en la Oakland Tech y que se convertiría en su musa, modelo, collaborator, y camarada de por vida.

Hay muchas cosas que no se pueden entender sin las investigaciones arnoldianas: ni la estudiada iconografía de Mina, ni el cine de Fellini -destacadamente el Satiricón- no comprenderíamos a Madonna, Lady Gaga, o las Cockettes; ignoraríamos la esencia del fenómeno drag, y el germen de muchas secuencias de películas como Barbarella de Roger Vadim, tal y como nos sería complicado descifrar los códigos de Pierre & Gilles. Algunas de estas influencias –mutuas- se identifican con facilidad, otras precisarían estudios minuciosos, pero está claro que todas flotaban meras en el aire, descolgadas de los estudios de Jung sobre el inconsciente colectivo, y estallaron simultaneas.

Steven Arnold fue diagnosticado de SIDA en 1988, en los inicios de la plaga, cuando se encontraba en su mejor momento artístico y vital. Falleció en 1994, después del miedo, de la angustia, de la desesperación, como se fueron tantos. Había nacido en California en 1943.

Sobre su vida, el realizador Vishnu Dass acaba de realizar un documental a cuya presentación estaremos muy atentos. Steven Arnold: Heavenly Bodies.

Las imágenes de la muestra pueden agruparse en cuatro zonas conceptuales: Un dadaísmo de profunda raigambre étnica, con la utilización del cuerpo humano como obra de arte, y el ojo de la cámara como generador de una abstracción geométrica; un erotismo manifiestamente priápico, equívoco y burlesco. Cierta sacrílega imaginería, cercana al paganismo oriental, o al barroco colonial; y la composición de imágenes profundamente simbólicas. Ninguno de estos campos es puro, todos se mezclan, aunque se decanten finalmente por la contundencia subliminal de su mensaje más inmediato: desnudez, simple teatralidad, intención de metáfora, o rigurosa búsqueda de la no-figuración.

Las instantáneas de Arnold nos llevan de inmediato a los mandalas, a la iconografía mejicana de la muerte -y beben directamente del vamp, como Grotto of Madame la Morte- o a la brasileña del carnaval. Presentan similitudes con las composiciones de santería, y se referencian al panteón hinduista, o al concepto cristiano de la redención.

Todas tienen que ver con los sueños, los estados de ensoñación, o el éxtasis. Alguna presenta moldes clásicos, como Angel of the Night. Composiciones como Bowl of Boys se han convertido en convenciones del imaginario erótico y se han imitado hasta el agotamiento.

Actúan como comunes denominadores el exceso, el sincretismo, y la contingencia de una penetración (en todos los sentidos de la palabra).

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STEVEN ARNOLD. - REVELATIONS

ESPACIO MÍNIMO. MADRID

26 de mayo a 27 de julio de 2018

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