Treblinka

Hay libros necesarios. Uno de ellos es este firmado por Chil Rajchman en el que nos cuenta cómo era el infierno de Treblinka y cómo vivió en primera persona uno de los grandes horrores de la historia de la humanidad.

10 sep 2016 / 12:00 h - Actualizado: 09 sep 2016 / 11:04 h.
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  • Punto de llegada al campo de exterminio de Treblinka. / El Correo
    Punto de llegada al campo de exterminio de Treblinka. / El Correo
  • Portada de Treblinka de Chil Rajchman. / El Correo
    Portada de Treblinka de Chil Rajchman. / El Correo

¿Es necesario que alguien describa el horror que, millones de personas, vivieron en los campos de exterminio nazi? ¿Es necesario que los lectores se encuentren con relatos horribles en los que se topen con asuntos que nadie podría haber imaginado jamás salvo que fuera un monstruo? Claro que sí. Es imprescindible no olvidar para que nada parecido vuelva a suceder. Es verdad que el holocausto judío fue repetición de otros que ya habían sucedido y una especie de prólogo macabro de los que estaban por llegar. Quien quiera creer que Treblinka, Auschwitz o Sobibor, son hechos aislados en la historia de la humanidad, se estará equivocando. Es cierto que lo que ocurrió en los campos de exterminio alemanes, en esos mataderos tan abominables, es difícil de igualar; pero el ser humano siempre desarrolló una capacidad para matar, un nivel de crueldad, casi extravagante.

Son muchos los testimonios que, en forma de libro, han llegado hasta nosotros. Todos tremendos y estremecedores. Aunque este de Chil Rajchman es especialmente perturbador. El autor es uno de los poquísimos supervivientes del campo nº 2 de Treblinka. Logró escapar tras la sublevación de los presos del campo. Escribió el texto mientras huía y conservó inéditas esas páginas hasta después de muerto. Se trata de literatura inmediata, descarnada, auténtica. Y, sobre todo, muy necesaria, absolutamente imprescindible. Nadie debería estar al margen de lo que cuenta Rajchman.

El que escribe ha leído miles de páginas que hablan sobre este mismo asunto y desde la primera frase que compone este libro no ha encontrado reposo. Son doscientas treinta y tres páginas demoledoras, brutales, indignantes.

Acompaña, en forma de epílogo, un texto de Vasili Grossman que añade una visión muy soviética de los hechos. Ensalza la labor del Ejército Rojo y, aunque la intención no es mala, resulta algo tendencioso. Ante esta salvajada no es necesario esfuerzo alguno para dejar claro que los nazis fueron perversos y escorarse resulta algo artificial por lo que no se entiende lo que hace Grossman. Por ello no termina de encajar bien ese epílogo tras tanta verdad y tanto dolor como el que nos enseña Rajchman.

Si se animan con el relato tengan cuidado. Duele, levanta ampollas y no deja conciencia sin machacar. Pero es necesario que miremos a la cara a millones de hombres, mujeres, ancianos y niños que perdieron la vida de la forma más salvaje, absurda y gratuita que jamás se conoció.

Calificación: Muy buena, dolorosa, necesaria.

Tipo de lectura: Perturbadora.

Tipo de lector: Todos.

Argumento: El recuerdo es lo que puede hacer del ser humano algo mejor.

¿Dónde puede leerse?: En cualquier bosque que nos permita imaginar.