Ulises

El flujo de conciencia, el pensamiento puro de un personaje, es el registro más complicado de la escritura creativa. De hecho, James Joyce no consiguió plenamente el objetivo de representar la realidad utilizándolo. En cualquier caso, esta es una obra maestra indiscutible.

21 ene 2017 / 12:03 h - Actualizado: 18 ene 2017 / 11:44 h.
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  • Portada de la novela de James Joyce ‘Ulises’. / El Correo
    Portada de la novela de James Joyce ‘Ulises’. / El Correo

Solemne, el gordo Buck Mulligan avanzó desde la salida de la escalera, llevando un cuenco de espuma de jabón, y encima, cruzados, un espejo y una navaja. La suave brisa de la mañana le sostenía levemente en alto, detrás de él, la bata amarilla, desceñida. Elevó en el aire el cuenco y entonó:

- Introibo ad altare Dei.

Deteniéndose, escudriñó hacia lo hondo de la oscura escalera de caracol y gritó con aspereza:

- Sube acá, Kinch. Sube, cobarde jesuita.

Avanzó con solemnidad y subió a la redonda plataforma de tiro. Gravemente, se fue dando vuelta y bendiciendo tres veces la torre, los campos de alrededor y las montañas que se despertaban. Luego, al ver a Stephen Dedalus, se inclinó hacia él y trazó rápidas cruces en el aire, gorgoteando con la garganta y sacudiendo la cabeza. Stephen Dedalus, molesto y soñoliento, apoyó los brazos en el remate de la escalera y miró fríamente aquella cara sacudida y gorgoteante que le bendecía, caballuna en su longitud, y aquel claro pelo intonso, veteado y coloreado como roble pálido.

Así empieza Ulises de James Joyce. Este es un libro que habría que leer según el método zen de disparar con arco: con los ojos cerrados, o por lo menos cerrando los ojos del entendimiento. Y resignándote al hecho de que vas a leer pasajes de los que no vas a entender nada de nada: los referentes culturales y locales de Joyce son desconocidos para el lector actual, y la corriente del subconsciente corre libremente por las páginas, haciendo que algunos párrafos sean poco menos que incomprensibles. La técnica de Joyce tiene el mismo efecto que el cubismo en las artes plásticas: la manera de mirar las cosas es más importante que lo que contemplamos. La misma multiplicidad de ángulos nos hace conscientes de que cada uno de ellos es subjetivo y limitado.

Toda la experimentación formal y narrativa llevada a cabo por Joyce en Ulises viene provocada en mi opinión por su propia insatisfacción creativa como narrador, su incapacidad de recrear en su obra la totalidad del mundo que el autor quiere que contenga su novela. Y es esta insatisfacción y esta búsqueda de los autores de principios del siglo XX la que ha dotado a los narradores actuales de una gran libertad creativa y una enorme libertad de movimientos a la hora de dar forma a sus obras. Desgraciadamente, para la novela de Joyce toda esta experimentación ha ido a costa de la propia historia que pretendía contar. Ulises es una gran novela, pero el lector actual tiene que ir apartando enormes cantidades de pasajes efectistas, experimentos vacíos y ajustes de cuentas personales del autor para poder dar con la esencia de la novela: la doble búsqueda de Bloom y Stephen, a lo largo de un día y por las calles de Dublín, del sentido de la vida y de su propia existencia.

Calificación: Durísimo de leer.

Tipo de lector: Tan sincero que no es capaz de mentir diciendo que ya se leyó el Ulises sin haberlo hecho.

Tipo de lectura: Muy exigente.

Engancha desde el primer capítulo, si te gusta este tipo de literatura.

Le sobra experimentación formal, que no páginas.

Argumento: Leopold Bloom y Stephen Dedalus pasean todo el día por Dublín sin saber que acabarán por encontrarse.

Personajes: Los hay, y muchos.

¿Dónde puede leerse? A la vista de nuestros amigos intelectuales, para que el esfuerzo lector tenga su rendimiento.