Una vida sobre las tablas

Esta entrevista es producto de una conversación anterior que se produjo unos días antes de encontrarme con Patricia Vela. Las agendas, a veces, son tercas y las distancias lo son mucho más. Nos separan unos cientos de kilómetros y el teléfono termina siendo la herramienta más útil de todas. Pero el destino es juguetón y la cantante y el que escribe estaban llamados a reunirse.

02 jul 2016 / 13:05 h - Actualizado: 01 jul 2016 / 17:09 h.
"Entrevista - Aladar"
  • Patricia Vela, cantante y empresaria andaluza. / El Correo
    Patricia Vela, cantante y empresaria andaluza. / El Correo
  • Patricia Vela canta copla aunque, también, tangos, baladas, rancheras... / El Correo
    Patricia Vela canta copla aunque, también, tangos, baladas, rancheras... / El Correo

He conocido a Patricia Vela en Sevilla. Ahora sí, el calor aprieta de lo lindo. Muchísimo calor. Patricia Vela es un encanto de mujer. Además, es guapísima. Su tono de voz es agradable, templado. Mientras discurre la conversación es capaz de recoger el relato primitivo después de haber contado una anécdota con gracia. Sabe lo que dice y cómo decirlo.

Era inevitable, por muchas razones, que nos encontrásemos para repetirnos cosas ya dichas, pero, así es mucho mejor, mirándonos mientras tomamos un café. Dejen que presuma diciendo que no es fácil disfrutar de una mirada tan cristalina y tan bonita.

Patricia Vela es cantante, empresaria y tiene, como todas las artistas una historia detrás. A veces nos olvidamos de que son personas normales, con problemas normales, con esperanzas normales...

«Empecé muy pequeña aunque tenía muy claro que quería estudiar. Hasta que no terminé mis estudios no me consentí dedicarme profesionalmente a la música. Y, por supuesto, cuando la vocación era inmensa y no podía contenerla, me puse a cantar».

Siempre me interesa saber si existen antecedentes en la familia.

«Mi padre lo hacía muy bien aunque nunca se dedicó profesionalmente a cantar. Nació en Triana y traía en los genes el arte de allí, que no son pocos. Tenía mucho respeto a eso de subirse a un escenario. Entre amigos lo hacía y lo hacía estupendamente, pero no pasó de una afición muy fuerte. Alguna vez, se presentó a concursos y los ganó. Por ejemplo, había uno que se llamaba ‘Conozca usted a su vecino’. Ese fue uno de ellos. Hizo algunas actuaciones en directo aunque decía que se encontraba muy frío sobre las tablas de un escenario. Entonces, lo dejó. Y, fíjate, cuando decidí dedicarme al mundo del espectáculo, fue el único que se opuso. No quería que yo fuera artista. Siempre me decía que esto era muy difícil, que se sufría mucho, que yo era muy sensible... Pero el día que me vio cantando y comprobó cómo me movía en el escenario, cedió y confeso que sería el primero en apoyarme. Así fue, claro que sí».

Patricia alternó la canción con otras cosas.

«En aquellos primeros momentos, yo iba por las emisoras de radio para que me entrevistasen, enseñando mis maquetas... Y en una de esas visitas surgió la posibilidad de trabajar en Antena Médica de Sevilla, la emisora del Colegio de Médicos. Durante dos años y pico estuve allí como locutora hasta que lo dejé para preparar mi primer disco, los primeros espectáculos».

Saber qué es lo que quieres que sea tu vida es difícil. Sin embargo, los artistas suelen tenerlo claro en un momento concreto que les arrastra para siempre.

«Sentía mucha vocación. Era una niña muy tímida. Cuando comencé, mira si lo era, la gente, al enterarse de lo que hacía, decía que no podía ser, que sería mi hermana la que estuviera cantando. Siempre estaba escribiendo (me gusta muchísimo, tengo cosas escritas desde hace mucho tiempo). Nadie lo podía creer. Y es que yo tenía una vocación grandísima. Le decía a mi madre: mamá tengo una cosa por dentro muy fuerte, una cosa que no te sé explicar, tengo que sacarlo porque es enorme. Y un buen día pasé de mi timidez al escenario con un montón de gente mirándome. Ya ves tú como son las cosas».

Escritura y canción siempre han ido pegadas una a otra.

«Las letras de mis canciones no son mías. Son de otros autores. Cuando empecé me enseñaron a respetar las parcelas de cada uno de los que forman este mundo. Me decían que no podía ser cantante, autora... En aquella época no se llevaba tanto eso de ser más de una cosa a la vez y me advirtieron de que se me podían echar encima los autores. Con todo el respeto del mundo he ido avanzando. Pero mira, cuando murió Rocío Jurado (mantuve con ella una bonita amistad) le escribí una canción. Aunque será este año cuando la cante porque Juan Valdés, el pintor (también muy amigo de ella), hará un pregón en Chipiona y me ha pedido que vaya a cantar y es ese tema el que he elegido. Ya irán saliendo cosas».

Una artista de las de verdad no se conforma con lo que hace.

«El primer disco lo grabé en 1993, pero yo empecé en 1984. Ya son muchos años. Desde entonces me dedico, en cuerpo y alma, a la canción. Por si era poco, desde el año pasado, estoy disfrutando de un regalo que la vida me estaba reservando: estoy haciendo teatro con una compañía alicantina, Taules Teatre, una de las más veteranas de la comunidad valenciana. La obra en la que actúo se titula ‘Y sin embargo te quiero’, un texto de Miguel Murillo. Y, donde quiera que la hagamos, el éxito nos está acompañando. Tanto el público como la crítica nos están tratando de maravilla. La obra no está escrita para que cante nadie. Sin embargo, el director, Jose A. Pérez Fresco, me dijo que estando yo por allí lo quería aprovechar. Mira, Gabriel, tenemos un piano en escena que dicta, por decirlo de alguna forma, la banda sonora de la obra. Y, sin embargo, todo lo que canto lo hago a capela, sin acompañamiento musical de ninguna clase. El director lo prefirió así y está funcionando de maravilla. Eso sí, son pinceladas. No es un musical, es una comedia dramática».

Pregunto a Patricia si se ve como actriz de forma natural.

«Mucho. Te cuento una anécdota: cuando era niña, en el colegio los profesores que tuve venían de Valladolid, de Soria, de Ávila... Claro, todos hablaban un castellano muy correcto y la dicción era muy imponente. Entonces, al llegar a casa no jugaba como hacía mi hermana, lo que hacía era imitar a los profesores y profesoras. Como se fumaba en clase y todo, agarraba un bolígrafo que me servía de cigarro imaginario y decía cosas: vamos a ver es que no vais a saber callar y cosas así. Ya hacía mis pequeñas obras de teatro a solas. Tenía una actriz escondida que no sacaba y que el director ha sabido rescatar».

‘Entre versos y coplas con humor’ es otro de los espectáculos en los que Patricia Vela participa. Muy refrescante.

“Sí, me acompaña Pepe Quintos, actor de la compañía Álvarez Quintero y Los Fonotarecos (una pareja de humoristas cubanos que se llaman así porque todos los cacharros que cogían de niños lo convertían en un instrumento musical; hacen parodia, música). Yo canto con Miguel Salas, mi pianista y Pepe Quintos hace conmigo un entremés».

Los referentes son muy importantes para todos. Para ella también.

«Todo el mundo tiene un punto de referencia entre los artistas. El que diga que no es así, miente. De niña miré a un lugar muy lejano. Ni siquiera conocí a Concha Piquer y, sin embargo, cuando la escuché cantar, cuando comprobé hasta donde llegaba su técnica, me enamoré de su voz y de su elegancia. También es verdad que Rocío Jurado e Isabel Pantoja, dado el momento en el que comencé, eran espejos en los que mirarse porque estaban en lo más alto. Desde niña, me ha gustado mucho escuchar. Por ejemplo, Juanita Reina me encanta. Me hizo especial ilusión, por esta razón, estar incluida en un cartel que aquí en Sevilla se conoció como «Las siete magníficas»: Juana Reina, Gracia Montes, Marifé de Triana, Paca Rico, Maruja Díaz y yo misma. Era estar junto a mitos vivientes, importantísimo para mí. Cada una iba un día a cantar y pensaba que yo ni loca llenaría el teatro porque estas mujeres eran lo mejor y todos querrían escucharlas a ellas . Pero, ya ves, llené el patio de butacas. Una experiencia muy bonita».

Todo ser humano que se dedica al mundo del arte busca su propia forma de entender las cosas.

«No me gusta cantar canciones que están muy trilladas. He buscado entre esas rarezas de la copla, he investigado entre las obras de las cantantes que ya no estaban vivas. Y, además, tengo un problema. Soy muy perfeccionista y no me gusta nunca lo que hago. No quiero escucharme cuando hago alguna cosa porque sufro mucho, no soy capaz de disfrutar de lo mío. Lo mismo le pasaba a Marifé de Triana. El caso es que algunos seguidores míos siempre me dicen que he estado mejor que en el concierto anterior. Me alegra mucho saber que la gente sale satisfecha. Por otra parte, no solo canto coplas. Canto baladas, rancheras, tangos, canto en francés y en italiano...».

La fortuna en el arte es un ingrediente que no puede faltar.

«En este mundillo hay que tener suerte. A mí me tocó una canción que se titula «La copla es mi voz». Los compositores estuvieron siguiéndome, teatro a teatro, el año 1993, y me dijeron mira, vemos que tienes tantas ganas de defender este género que te hemos escrito una canción. Si no te gusta te escribimos otra. La escuché y lloré. La letra es esta: Dicen... / dicen que la copla ha muerto, / y hay quien dice, / que hace tiempo, / su sonido se olvidó. / Dicen... / dicen que anda malherida, / dicen que estará escondida, / que el mundo la maltrató. / Que no hay músicos poetas, / que tengan inspiración / para escribir unas letras / que lleguen al corazón. / Que se secó su semilla, / que se perdió el sentimiento, / pero la verdad del cuento, / yo se la cuento, desde Sevilla. / Porque la copla en mi voz / se hace bandera de España, / y tengo pá defenderla / reaños en mis entrañas, / y el arte que Dios me dió. / Porque en mi tierra nació, / y tiene el alma andaluza, / y en el puerto es marinera, / y en la sierra, bandolera. / Y es capote de paseo / grana y oro / sobre el ruedo del amor, / del amor de algún torero. / Fue Tatuaje en mi pecho, / yo fui, la Carmen de España, / y recorrí la verea, / desde tu puerta a mi casa. / Y fueron cinco farolas, / las que alumbraron mi vía, / y en una cárcel de oro / por la copla fui prendía. / Porque la copla en mi voz ... Esta canción se ha convertido en el último gran clásico de la copla. Los que comienzan la cantan en concursos, en la televisión se escucha... Representa un inmenso orgullo para mí».

No es frecuente que una artista recite para ti la letra de una canción tan importante dentro del género de la copla. Una suerte la mía.

El tiempo termina y debemos acabar. Sin saber que muy poco después nos encontraríamos, dos veces y muy seguidas, para continuar con la conversación. Un gustazo hablar con esta mujer.