Dos o tres días después de que la selección española de baloncesto perdiera la final del Europeo de 2007 ante Rusia en Madrid, se intentaron encontrar razones para explicar la inesperada derrota tras haber ganado el Mundial del año anterior en Japón. Una de ellas fue que no era conveniente que la gira de partidos preparatorios fuera ante rivales endebles y que se organizara con la ventaja, además, de jugar en casa y con arbitrajes benévolos. Desde entonces, la Federación Española siempre ha programado un amistoso, preferentemente en Lituania, para que el equipo se pusiera las pilas en territorio comanche.
Susana Díaz y Pedro Sánchez han coincidido al fin en algo: verificar su potencial como posibles aspirantes a liderar el PSOE en suelo hostil. Ella en Castilla-León, federación que apoyó en su día al ex secretario general y ahora ha impulsado la opción de Patxi López (la dirigente andaluza no se reunió con el secretario regional, Luis Tudanca). Él en Andalucía (Sevilla) la madre patria de Susana Díaz y el susanismo.
A pesar de disputar el partido fuera de casa, desde el PSOE-A se mostraron ayer satisfechos por los actos que su secretaria general celebró en tierras norteñas. «Todo ha sido positivo. Se ha dedicado a escuchar a los militantes. Además ha llevado a cabo una actividad que no ha trascendido de encuentros importantes», aseguró el secretario de Organización, Juan Cornejo. Redundando en esta idea, el dirigente andaluz restó importancia a las protestas contra Susana Díaz en su acto de León: «Tengo entendido que fueron unas ocho personas solamente». Fuentes del PSOE-A aseguraron ayer que entre ese grupo no había ningún militante del partido.
Además de la peculiar paradoja geográfica, Díaz y Sánchez van a compartir una temporal el sábado: ella en Alcalá de los Gazules (Cádiz), sancta santorum del socialismo andaluz y él en Dos Hermanas (Sevilla), junto al alcalde nazareno Francisco Toscano, su mayor apoyo en este territorio. No sería de extrañar que ambos hayan escogido lugares tan paradigmáticos para confirmar que formarán parte de la triada capitolina que se disputará el liderazgo del PSOE. El socialismo andaluz dio ayer «la bienvenida» a todos los compañeros que quieran venir a charlar y debatir en libertad a Andalucía. «En los debates internos nos respetamos y no trasladamos nuestros problemas a los ciudadanos», dijo ayer también Cornejo.
Susana Díaz lleva meses jugando al fútbol americano. En cada posesión de balón parece acercarse más y más a la zona de anotación para conseguir el touchdown, pero todavía no ha tomado la decisión de traspasar la end zone. Del posible triunvirato titular que pugnará en las primarias, sin duda la andaluza es quien más tiene que perder. Haber querido comprobar en primera persona por dónde respira el socialismo de base a casi mil kilómetros de su predio no es asunto nimio. El escrutinio de su sondeo en Castilla-León le habrá servido como proyección de lo que pueda pasar en las primarias, en caso de ser finalmente candidata.
El entorno de Díaz se comunica con el entorno de Patxi López, según cuentan fuentes cercanas a los dos círculos. Ambos equipos quieren que todo el proceso hasta desembocar en las primarias se caracterice por el juego limpio. «No está el partido como para que ahora volvamos a tirarnos los trastos a la cabeza de mala manera», aseguran.
Mientras llega la fecha en la que la dirigente andaluza anuncie si participará o no de forma activa en la elección del nuevo secretario general, su agenda está en ebullición: cumbre de presidentes, Fitur, Castilla-La Mancha, Palomares, Alcalá de los Gazules e incluso ya se ha confirmado que el próximo uno de febrero cumplirá con una de las citas que tenía pendiente desde las pasadas elecciones municipales (mayo de 2015), la visita institucional al Ayuntamiento de Cádiz tras la llegada al sillón municipal de l podemita José María González, Kichi.
En el PSOE-A no hay, al menos de puertas hacia fuera, inquietud alguna por los datos del último Egopa que rebajaba a Susana Díaz al tercer lugar de los políticos más valorados del territorio por detrás de Juan Marín y Antonio Maíllo.