«A mi madre le reconfortó identificar los restos de mi abuela y poder visitarlos»

18 dic 2016 / 08:30 h - Actualizado: 18 dic 2016 / 08:30 h.
"Justicia y reparación"
  • «A mi madre le reconfortó identificar los restos de mi abuela y poder visitarlos»

José María no conoció a su abuela Ramona pero creció escuchando a su madre lamentar cómo se quedó huérfana con apenas 4 años porque su madre fue fusilada en noviembre de 1937 junto a otras 16 vecinas de Guillena (Sevilla) por el mero hecho de ser esposas, hijas o familiares de republicanos. El asesinato de las conocidas como 17 rosas de Guillena fue perpetrado en el cementerio de la vecina Gerena, donde hasta 2012 reposaban los restos de todas ellas en una fosa común. Su exhumación permitió comprobar la «violencia extrema» sufrida por estas mujeres cuyos huesos presentaban no sólo orificios de disparos sino varias fracturas. La investigación documental descubrió que el fusilamiento se produjo en noviembre de 1937, un año después de lo que se creía.

75 años después, y tras la identificación de la mayoría de los cuerpos gracias al ADN de las que aún tienen descendientes vivos –algunas eran muy jóvenes y murieron sin hijos, incluso una estaba embarazada–, las 17 rosas de Guillena fueron nombradas Hijas Predilectas de la Villa y trasladadas, en un acto de homenaje, a un panteón conjunto en Gerena señalado con un monolito. Tras años de lucha, las familias decidieron que siguieran juntas. La asociación memorialista ha solicitado por vía judicial que se investiguen los asesinatos y se inscriba en el registro las muertes de estas mujeres después de que los informes históricos y el análisis de ADN haya demostrado que son ellas.

«Tener la posibilidad de sacar los restos de su madre y enterrarlos donde puede visitarlos, a ella de alguna manera le reconfortó», relata José Manuel. Su madre, Antonia, tiene 83 años y pasó su infancia entre los cuidados de sus abuelos maternos y de su padre. Éste murió sin saber fehacientemente dónde yacía su mujer, asesinada mientras él luchaba en el frente republicano. José Manuel reconoce que durante el largo proceso, su madre ha sido «proactiva», prestándose a dar «cuantos datos recordaba a los investigadores» así como a que le tomaran muestras de ADN. Y tras la «tranquilidad» de dar digna sepultura a su madre, «se cierra esa etapa y viene el decaimiento» que hoy hace que esté cansada de contar los dolorosos recuerdos de una infancia truncada.