‘Barra libre’ de residuos

La falta de trazabilidad de la basura que generamos tiene mucho que ver con la despreocupación ciudadana. Los andaluces generamos 1,38 kilos de basura al día y la tasa de su recogida no discrimina entre los que más generan y los que son más sostenibles: todos pagan lo mismo, tirando por tierra el principio de quien contamina paga

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
08 ene 2017 / 09:25 h - Actualizado: 08 ene 2017 / 09:31 h.
"Ecoperiodismo"
  • Planta de reciclaje de electrodomésticos. / José Manuel Cabello
    Planta de reciclaje de electrodomésticos. / José Manuel Cabello

Cada andaluz genera una media de 1,38 kilos de residuos al día según el último Informe de Medio Ambiente, el documento más exhaustivo que elabora anualmente la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio sobre los datos ambientales andaluces. Para visualizar este volumen de residuos hay que hacer el cómputo anual: más de media tonelada de basura por persona. Una cantidad que genera un problema urbanos que conlleva todo un sistema de recogida y reciclaje –en el mejor de los casos– o acumulación y gestión de residuos.

Sin embargo, a diferencia de otros residuos, en los que el consumidor abona su tratamiento y reciclaje en la compra, las basuras urbanas se pagan con un sistema de barra libre: todos los ciudadanos de un mismo entorno abonan la misma cantidad a la empresa pública –una mancomunidad a la que pertenecen varios ayuntamientos, en la mayoría de los casos– que se encarga de la recogida, tratamiento y gestión de residuos urbanos. El problema que ello conlleva es que el ciudadano se despreocupa de saber cuánta basura genera ya que el coste económico que le supone es el mismo produzca la cantidad de basura que sea.

La Directiva 2008/98/CE del Parlamento Europeo y del Consejo sobre Residuos –la Directiva Marco sobre Residuos– no obliga a marcar la trazabilidad de estas basuras, es decir el camino que recorre desde que se genera por el ciudadano hasta que se elimina.

Básicamente, para estos residuos hay dos fases claramente diferentes: la recogida y transporte y, en segundo lugar, el tratamiento y eliminación. En la primera fase es donde se ha dado de lado la concienciación ciudadana. Una vez que se tiran las bolsas de basura en el contenedor el ciudadano se olvida de su papel protagonista en la generación de montañas de basura. El anonimato que le permite hacer acopio de basura con sus vecinos en un contenedor hace que tampoco se tenga que preocupar por seleccionar y separar sus residuos o por intentar reducir la cantidad de basura que produce.

Pero no sucede así en todas partes. En ciudades del norte de España se empieza a aplicar el sistema de recogida neumática o puerta a puerta. Métodos por los que el ciudadano paga según la cantidad de basura que genere. En la recogida puerta a puerta cada tipo de residuo se recogen en días alternos en la misma puerta de los edificios. Los residuos no entregados correctamente no son recogidos y de este modo se facilita al máximo la separación en origen y se minimizan las actitudes poco participativas y a menudo incívicas. El sistema también repercute en un beneficio indirecto en espacio público y muy especialmente en limpieza de las calles.

«Como consecuencia, –explican en Ecologistas en Acción– la recogida puerta a puerta obtiene unos niveles de participación muy elevados y unos resultados cuantitativos y cualitativos muy importantes con porcentajes de material reciclado de los residuos sólidos municipales de entre el 60 y 80 por ciento».

Desde un punto de vista económico, explica la organización ecologista, «también se demuestra que la recogida puerta a puerta no es más cara que una recogida de las mismas características realizada con contenedores en la vía pública, y llegará a ser más económica si se van modificando al alza los precios de los tratamientos finalistas, vertedero e incineración».