Recoge el refranero aquello de En agosto está el secreto de doce meses completos. El dicho referencia a la predicción meteorológica de las cabañuelas que predice el tiempo que hará durante el año siguiente a partir de la observación de los primeros 24 días del mes. Este agosto de 2016 también trae cabañuelas políticas, muy pocas veces este tradicional mes de descanso y vacaciones va a tener tanta trascendencia en lo que suceda a partir de septiembre tanto a nivel autonómico como nacional.
El resultado de las negociaciones que se llevan a cabo durante estos días en Madrid para la formación de Gobierno alterará la manera en la que las distintas fuerzas políticas afrontarán el comienzo de curso. La hipótesis de unas terceras elecciones hace que los partidos tengan a sus equipos de guardia a pleno rendimiento para no perder ritmo ni iniciativa. A nivel andaluz, el PP tiene a algunos de sus más notables diputados autonómicos en activo para que la inercia positiva que le dieron los resultados de las elecciones del 26J en la comunidad no se evapore con los calores agosteños. No hay día en el que no haya convocatoria de prensa en el que se toque un asunto trascendente de la actualidad política andaluza. Los populares no dan un segundo de tregua en su oposición al gobierno del PSOE en la Junta. Al año y medio de legislatura, el partido liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla parece haber recuperado la iniciativa que durante muchos meses pareció estar en posesión de Podemos. Por tanto, estos primeros días de agosto auguran una confrontación más agria entre el PP y la Junta a partir del otoño. El presidente del PP andaluz está ante su gran oportunidad. Tiene todos los condimentos en su mano para presentarse como la alternativa real a Susana Díaz (puede autoproclamarse como el primero que le endosó una derrota electoral) y, de paso, mandar callar a aquellos que dentro de su propio partido rechistaban a sottovoce sobre su capacidad como líder.
El Consejo de Gobierno del pasado martes fue uno de los de más calado y trascendencia de las últimas semanas en cuanto a sus medidas aprobadas. Con la buena digestión de los datos del paro que se conocieron esa misma mañana, el Ejecutivo andaluz presentó el esperado Plan de Vivienda y Rehabilitación que anunciara la presidenta Susana Díaz hace algo más de un año. No fue, al fin y al cabo, un mal brindis de despedida del curso político. Todavía algo aturdido por su derrota electoral el 26J, el PSOE-A pasa agosto vendiendo la gestión de la Junta y su no a que Pedro Sánchez facilite la investidura de Mariano Rajoy sus dos grandes bazas en estos días.
De lo que suceda en Madrid pende el camino por el que transite el futuro político de la secretaria regional de los socialistas andaluces. Hay quien sostiene que la decisión está tomada y en cuanto se forme Gobierno anunciará su candidatura a liderar el partido a partir del 39 Congreso Federal del otoño. Sin embargo, su primera derrota electoral en junio tizna la alfombra roja con la que algunos de sus más allegados decoraban su posible desembarco en Madrid.
Díaz anunció a principios de mayo un paquete de medidas que permitirían a Andalucía bajar de los 900.000 parados. Aquel día, el 7 de mayo, la comunidad contaba con 966.000 desempleados, a día de hoy sólo está a dos mil de hacer realidad su compromiso con el mes de agosto todavía por delante, un mes en el que la campaña veraniega está en pleno auge. El descenso del paro y un verano que puede ser histórico en su balance turístico podrían ser triunfos con los que saque pecho la Junta y el PSOE para arrancar el curso con el paladar más endulzado.
También lo que suceda en agosto podría tener su repercusión en las relaciones entre el PSOE-A y su socio de investidura, Ciudadanos. Albert Rivera ya tantea al PP sobre sus exigencias a la hora de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, en caso de que finalmente haya investidura, y nada más acabar las vacaciones, los socialistas tendrán otra vez que sentarse con Juan Marín para obtener su apoyo a los presupuestos andaluces. Hasta hoy, el partido naranja ha salvado más bien que mal ese papel de partido bisagra que apoya a populares o socialistas según las circunstancias y el territorio. Pero queda por ver qué sucederá en caso de que sustente al mismo tiempo a Rajoy en Madrid y al gobierno autonómico más belicoso políticamente con el presidente del Gobierno. Entonces, el fuego cruzado entre Junta y Ejecutivo central salpicaría a C’s, sostén de ambos. Para el PSOE-A también se abriría un nuevo escenario en su planteamiento del agravio hacia Andalucía del PP con su socio de investidura de por medio.
Quienes sí parecen haber puesto algo de tierra de por medio antes de arrancar el curso son Podemos e IU. El flechazo político entre Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo no fue refrendado por las urnas. Ambas organizaciones tendrán que dirimir a partir de septiembre cómo conjugar en el día a día parlamentario ese patinazo en las urnas con la sintonía programática y personal de sus líderes.
Recoge el refranero aquello de En agosto está el secreto de doce meses completos. El dicho referencia a la predicción meteorológica de las cabañuelas que predice el tiempo que hará durante el año siguiente a partir de la observación de los primeros 24 días del mes. Este agosto de 2016 también trae cabañuelas políticas, muy pocas veces este tradicional mes de descanso y vacaciones va a tener tanta trascendencia en lo que suceda a partir de septiembre tanto a nivel autonómico como nacional.
El resultado de las negociaciones que se llevan a cabo durante estos días en Madrid para la formación de Gobierno alterará la manera en la que las distintas fuerzas políticas afrontarán el comienzo de curso. La hipótesis de unas terceras elecciones hace que los partidos tengan a sus equipos de guardia a pleno rendimiento para no perder ritmo ni iniciativa. A nivel andaluz, el PP tiene a algunos de sus más notables diputados autonómicos en activo para que la inercia positiva que le dieron los resultados de las elecciones del 26J en la comunidad no se evapore con los calores agosteños. No hay día en el que no haya convocatoria de prensa en el que se toque un asunto trascendente de la actualidad política andaluza. Los populares no dan un segundo de tregua en su oposición al gobierno del PSOE en la Junta. Al año y medio de legislatura, el partido liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla parece haber recuperado la iniciativa que durante muchos meses pareció estar en posesión de Podemos. Por tanto, estos primeros días de agosto auguran una confrontación más agria entre el PP y la Junta a partir del otoño. El presidente del PP andaluz está ante su gran oportunidad. Tiene todos los condimentos en su mano para presentarse como la alternativa real a Susana Díaz (puede autoproclamarse como el primero que le endosó una derrota electoral) y, de paso, mandar callar a aquellos que dentro de su propio partido rechistaban a sottovoce sobre su capacidad como líder.
El Consejo de Gobierno del pasado martes fue uno de los de más calado y trascendencia de las últimas semanas en cuanto a sus medidas aprobadas. Con la buena digestión de los datos del paro que se conocieron esa misma mañana, el Ejecutivo andaluz presentó el esperado Plan de Vivienda y Rehabilitación que anunciara la presidenta Susana Díaz hace algo más de un año. No fue, al fin y al cabo, un mal brindis de despedida del curso político. Todavía algo aturdido por su derrota electoral el 26J, el PSOE-A pasa agosto vendiendo la gestión de la Junta y su no a que Pedro Sánchez facilite la investidura de Mariano Rajoy sus dos grandes bazas en estos días.
De lo que suceda en Madrid pende el camino por el que transite el futuro político de la secretaria regional de los socialistas andaluces. Hay quien sostiene que la decisión está tomada y en cuanto se forme Gobierno anunciará su candidatura a liderar el partido a partir del 39 Congreso Federal del otoño. Sin embargo, su primera derrota electoral en junio tizna la alfombra roja con la que algunos de sus más allegados decoraban su posible desembarco en Madrid.
Díaz anunció a principios de mayo un paquete de medidas que permitirían a Andalucía bajar de los 900.000 parados. Aquel día, el 7 de mayo, la comunidad contaba con 966.000 desempleados, a día de hoy sólo está a dos mil de hacer realidad su compromiso con el mes de agosto todavía por delante, un mes en el que la campaña veraniega está en pleno auge. El descenso del paro y un verano que puede ser histórico en su balance turístico podrían ser triunfos con los que saque pecho la Junta y el PSOE para arrancar el curso con el paladar más endulzado.
También lo que suceda en agosto podría tener su repercusión en las relaciones entre el PSOE-A y su socio de investidura, Ciudadanos. Albert Rivera ya tantea al PP sobre sus exigencias a la hora de aprobar los Presupuestos Generales del Estado, en caso de que finalmente haya investidura, y nada más acabar las vacaciones, los socialistas tendrán otra vez que sentarse con Juan Marín para obtener su apoyo a los presupuestos andaluces. Hasta hoy, el partido naranja ha salvado más bien que mal ese papel de partido bisagra que apoya a populares o socialistas según las circunstancias y el territorio. Pero queda por ver qué sucederá en caso de que sustente al mismo tiempo a Rajoy en Madrid y al gobierno autonómico más belicoso políticamente con el presidente del Gobierno. Entonces, el fuego cruzado entre Junta y Ejecutivo central salpicaría a C’s, sostén de ambos. Para el PSOE-A también se abriría un nuevo escenario en su planteamiento del agravio hacia Andalucía del PP con su socio de investidura de por medio.
Quienes sí parecen haber puesto algo de tierra de por medio antes de arrancar el curso son Podemos e IU. El flechazo político entre Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo no fue refrendado por las urnas. Ambas organizaciones tendrán que dirimir a partir de septiembre cómo conjugar en el día a día parlamentario ese patinazo en las urnas con la sintonía programática y personal de sus líderes.