No fue una tarde fácil para quienes habían decidido pasar el fin de semana en la cercana playa de Matalascañas. El incendió que se desató la tarde del sábado en Moguer comenzó a extender de forma descontrolada y llegó hasta las inmediaciones de Matalascañas. El cielo se puso negro y las autoridades, para facilitar las tareas de extinción del fuego, decidió cerrar la A-483 alrededor de las cinco de la tarde. Justo a la hora en la que miles de personas tenían pensado subirse al coche para regresar.
Alejandro Torres, que pasaba el fin de semana en la playa con su mujer e hijos, explicó que la situación de incertidumbre aumentó porque «la carretera se cortó justo cuando se acercaba la columna de humo a Matalascañas y se anunciaba el corte de la carretera». Esta, que era la única vía de salida de la localidad hacía Sevilla, dejó aislados durante unas horas a alrededor de 50.000 personas, muchos de ellos además habían acudido únicamente a pasar el día, por lo que no tenían alojamiento alguno. «El corte es lógico porque si se forma un atasco importante en la carretera y sigue el fuego podría ser peor. El viento era muy raro y lo peligroso hubiera sido que llegara con fuerza la columna de humo. De repente se hizo de noche a las cinco de la tarde y daba mucho miedo, la verdad», explicaba Torres poco antes de que se conociera que se abría de nuevo para volver a Sevilla.
Otro sevillano, Rafael Lancha, también estaba en la playa onubense pasando el fin de semana con su familia. Después de un sábado normal, de madrugada comenzó a notar un olor a quemado y acudió a informarse a la red social Twitter. Ahí supo a través de diversas cuentas de la administración que había comenzado un incendio en las inmediaciones del Parador de Mazagón. «Llevo veraneando más de treinta años en Matalascañas y el viento que se levantó nunca lo había visto aquí. A las cuatro de la mañana noté que llegaban las primeras cenizas».
Durante la mañana del domingo hicieron su vida normal en la playa con la familia pero alrededor de las dos de la tarde cuando se levantó de nuevo otro vendaval de aire y la columna de humo se plantó en Matalascañas. «Yo he estado más o menos tranquilo pero mi mujer sí ha pasado miedo, es más nerviosa que yo». Lancha también explicó que la Guardia Civil había ido por la urbanización facilitando información y que cuando se abrió de nuevo la carretera, cerca de las nueve de la noche, también lo dijeron por la megafonía de la playa.
Otro sevillano que estaba en Matalascañas era Fernando Aguado, que también pasaba el fin de semana con su familia. Él, que suele volver tarde para evitar atascos, comento que el pasado fin de semana salió cerca de las doce de la noche y tardó unas dos horas en llegar a Sevilla, por lo que entendió el corte de la vía, abogó por un enlace por carretera con Cádiz y explicó que aunque estuvo intranquilo la situación no fue a mayores. «El temor, más que por que pudiera llegar el fuego, era por quedarte incomunicado»