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La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, atiende a los medios de comunicación a su llegada a la sede de Ferraz. / Kiko Huesca (EFE)
Han tenido que pasar doce días desde el 26J para que Susana Díaz se encuentre cara a cara con Pedro Sánchez. En terreno del secretario general de los socialistas –la sede del partido en la madrileña calle Ferraz– y en la víspera de un importante Comité Federal del que saldrá la postura definitiva del PSOE en el intento de investidura de Mariano Rajoy, ambos dirigentes intercambiaron impresiones sobre cuál debe ser el futuro del partido tras obtener el peor resultado de toda su historia en unas elecciones generales. Elegir entre lo malo o lo menos malo.
Hasta ahora, la presidenta de la Junta de Andalucía había lanzado mensajes directos a Madrid pero solo a través de los medios de comunicación. «Yo no voy a decirle a nadie lo que tiene que hacer», dijo hace unos días al cuestionársele por la conveniencia de la continuidad de Pedro Sánchez, para poco después insistir en que si no estaba contenta «con el 31,2 por ciento de respaldo en Andalucía», mucho menos «con el 22,6 por ciento en España». Pero este viernes era el momento de «escuchar al secretario general y conocer su hoja de ruta». Fueron estas las palabras que pronunció Díaz a su llegada, minutos antes de las ocho de la tarde, a la sede de Ferraz, acompañada por Juan Cornejo, secretario de organización del PSOE-A. «Ya saben mi opinión», dijo.
Y su postura siguió siendo la misma que ha manifestado públicamente y en los entresijos del socialismo. Un «no» claro y rotundo a que su partido facilite de alguna manera la llegada de Mariano Rajoy a la Moncloa, ni directa ni indirectamente, a pesar de que los populares mejoraran su resultado electoral en los últimos comicios. Es decir, su rechazo a un gran pacto de Estado y también a que su partido acabe absteniéndose en una futura votación de investidura en favor de los populares. Un mensaje que la secretaria general de los socialistas andaluces ha venido repitiendo de forma continua durante los últimos días y que ayer seguía manteniendo con total claridad.
Así se lo hizo saber a Sánchez en el transcurso del encuentro que mantuvieron y que cerraba la ronda de contactos del secretario general de los socialistas con los barones de su partido, como previa al Comité Federal de este fin de semana. Una línea roja en la que al fin parecen coincidir ambos, después de una trayectoria en la que sus desencuentros han sido demasiado frecuentes. Y aunque a nivel interno sigue sin existir sintonía, parece que, al menos de cara al exterior, su rechazo a Rajoy ha logrado unirles por el momento.
Así las cosas, la presidenta de la Junta de Andalucía volvía a insistir en el mensaje que ya trasladó el jueves en la sesión de control del Parlamento y en el que también mostraba sus reticencias a que el PSOE intentara un pacto de gobierno con las fuerzas progresistas e independentistas. Entonces, defendió que los ciudadanos han puesto a su partido en la oposición y que si no se logró un gobierno el 20D con 90 diputados, «menos con 85».
«No he cambiado mi opinión y al que le toca trabajar es a Rajoy, que es el que tiene que darle un gobierno a este país». Tan claro lo dijo como este viernes se lo repitió al propio Pedro Sánchez.