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La presidenta de la Junta, Susana Díaz, se dirigió anoche a los andaluces desde el Parque Nacional de Doñana. / Julio Muñoz (Efe)
La elección del Parque Nacional de Doñana como escenario del tradicional discurso de fin de año tiene mucho de simbolismo en plena alarma ecologista por el proyecto de Gas Natural, al que la Junta se opone pero la oposición la acusa de no frenarlo. «El Gobierno andaluz estará vigilante», aseguró anoche la presidenta Susana Díaz en una alocución en la que destacaron un compromiso feminista de «la primera mujer que preside la Junta de Andalucía» y una apuesta por «la unidad» de una «España que tiene futuro», con el desafío soberanista de Cataluña en ciernes.
Díaz repasó los retos pendientes respecto al paro, la fuga de talentos y la recuperación de derechos tras la crisis. Pero defendió que «hay 148.000 parados menos» o que «pese a los recortes económicos y humanos que se nos han impuesto», en Andalucía «hemos preservado la educación para todos» y «nuestra sanidad pública se ha mantenido en pie». Sólo en este último ámbito, con médicos y pacientes en pie de guerra contra la fusión de hospitales en Granada o Huelva, admitió que «sin duda habremos cometido errores» pero alertó ante «quien busca excusas para implantar un modelo con el que hacer negocio que, como hemos visto siempre acaba en copagos, privatizaciones, cierres de hospitales y despidos a mansalva». Un claro ataque al PP y sus críticas a la situación del SAS. A diferencia de otro años, fue mínima la alusión a seguir «combatiendo la corrupción con todas nuestras fuerzas venga de donde venga», en un año en el que sus antecesores Manuel Chaves y José Antonio Griñán han sido procesados por el caso ERE.
La presidenta dirigió varios mensajes contra la discriminación de las mujeres, tanto en el ámbito laboral y como víctimas de la violencia machista o el acoso sexual, y se comprometió a defender las pensiones de viudedad o la recuperación de las cotizaciones para las cuidadoras de dependientes.
Y ya en clave territorial, con debates sobre la mesa como la nueva financiación autonómica, la reforma de la Constitución y el secesionismo catalán, Díaz defendió la «fuerza» y «voluntad» de Andalucía de «aportar al progreso de España, para fortalecer la unidad y la armonía entre todos. Una unidad que es compatible con la diversidad». «Cuando apostamos por la igualdad de los españoles, vivan donde vivan, lo hacemos por convicción, por compromiso con España. Y también porque la experiencia histórica nos ha demostrado con creces que cuando en nuestro país hay desigualdad, a los andaluces siempre nos toca la peor parte. Andalucía no quiere ser más que nadie, pero tampoco va a aceptar menos». subrayó.
Consciente de que su posible salto a liderar el PSOE le granjea acusaciones de estar centrada en su carrera y no Andalucía, Díaz apuntó al deber de los políticos de «anteponer el interes general a cualquier otra consideración» y a los «intereses partidistas o personales».