Reconocida la derrota, reseteada la estrategia y prometida la lealtad, Susana Díaz expuso ayer ante el Comité Director del PSOE-A cuáles van a ser las líneas maestras en el bienio político que se avecina, ahora que se cumple la mitad de la legislatura en Andalucía. El almanaque electoral marca elecciones autonómicas y municipales en 2019, aunque casi nadie descarta que Mariano Rajoy pudiera precipitar comicios a nivel nacional para el año próximo. La secretaria regional puso a disposición de Pedro Sánchez su federación para revitalizar el partido nacional, «le felicito, ahora hay que ayudarle a él y al PSOE de España». En ese ofrecimiento, la líder insiste en el gen ganador que debe tener el partido después de varias derrotas: «El PSOE no volverá a ser el PSOE hasta que no ganemos elecciones», puso como tarea al vencedor de las primarias.
Liquidados los congresillos andaluces con listas de consenso entre sanchistas y susanistas, Díaz se presentó ante los suyos en un ambiente lounge y de chill out después de semanas de trash metal. «Hemos salido bien parados del primer escollo», comentó algún notable socialista antes de que se iniciara la reunión. Se ha desactivado la alerta por tsunami, pero el aparato del PSOE-A es consciente de que se ha tapado, que no sellado, una fuga que podría reaparecer en cualquier momento.
Para evitar las sacudidas, Díaz ha propuesto fair play a Sánchez, ha declarado en vías de extinción su susanismo y va sin pretensiones al Congreso Federal. O al menos eso proclaman sus cercanos: «La Ejecutiva es una cuestión que atañe a Pedro. Ni cuotas, ni proporciones, ni nombres. No va a haber exigencias desde el PSOE-A». Resulta evidente que habrá andaluces en el núcleo duro del partido, la cuestión es si habrá representación de los dos bandos. Sánchez premiará a su vanguardia en el feudo de su rival, pero lo que está por ver es si tendrá un gesto con los cercanos a ella. El grado de satisfacción con el que salgan los dos frentes de ese proceso será un espejo que luego se reflejará en los congresos regionales y provinciales. «Estamos para arrimar el hombro, para fortalecer el partido por encima de cuotas, de intereses personales y pensando exclusivamente en el conjunto del PSOE y en España», dijo también Díaz en su discurso.
En este sentido, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, voz del sanchismo andaluz, tomó ayer la palabra en el Comité Director para manifestar su desacuerdo con la convocatoria de un «congreso express» en Andalucía, porque se tenía que haber hecho más tarde. Aunque la dirección del PSOE-A ha insistido en que la precipitación de la convocatoria entra dentro de las plazos y no responde a estrategia alguna, los sanchistas ven en el adelanto al último fin de semana de julio (cuando estaba programado para septiembre) una maniobra para dar poco margen temporal para organizar una posible candidatura alternativa a Díaz.
Gómez de Celis fue el asistente que más expectación levantó entre los periodistas que cubrieron el Comité Director. Mientras compartía sus impresiones de los últimos acontecimientos se acercó el vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, que le estrechó la mano.
Mientras, los estrategas de Susana Díaz, sentados en las últimas filas del salón de actos, fueron recibiendo la visita de diputados andaluces en el Congreso que fueron poniendo al día de los acontecimientos y movimientos que se producen en el grupo parlamentario después del aterrizaje de Sánchez.
Reconocida la derrota, reseteada la estrategia y prometida la lealtad, Susana Díaz expuso ayer ante el Comité Director del PSOE-A cuáles van a ser las líneas maestras en el bienio político que se avecina, ahora que se cumple la mitad de la legislatura en Andalucía. El almanaque electoral marca elecciones autonómicas y municipales en 2019, aunque casi nadie descarta que Mariano Rajoy pudiera precipitar comicios a nivel nacional para el año próximo. La secretaria regional puso a disposición de Pedro Sánchez su federación para revitalizar el partido nacional, «le felicito, ahora hay que ayudarle a él y al PSOE de España». En ese ofrecimiento, la líder insiste en el gen ganador que debe tener el partido después de varias derrotas: «El PSOE no volverá a ser el PSOE hasta que no ganemos elecciones», puso como tarea al vencedor de las primarias.
Liquidados los congresillos andaluces con listas de consenso entre sanchistas y susanistas, Díaz se presentó ante los suyos en un ambiente lounge y de chill out después de semanas de trash metal. «Hemos salido bien parados del primer escollo», comentó algún notable socialista antes de que se iniciara la reunión. Se ha desactivado la alerta por tsunami, pero el aparato del PSOE-A es consciente de que se ha tapado, que no sellado, una fuga que podría reaparecer en cualquier momento.
Para evitar las sacudidas, Díaz ha propuesto fair play a Sánchez, ha declarado en vías de extinción su susanismo y va sin pretensiones al Congreso Federal. O al menos eso proclaman sus cercanos: «La Ejecutiva es una cuestión que atañe a Pedro. Ni cuotas, ni proporciones, ni nombres. No va a haber exigencias desde el PSOE-A». Resulta evidente que habrá andaluces en el núcleo duro del partido, la cuestión es si habrá representación de los dos bandos. Sánchez premiará a su vanguardia en el feudo de su rival, pero lo que está por ver es si tendrá un gesto con los cercanos a ella. El grado de satisfacción con el que salgan los dos frentes de ese proceso será un espejo que luego se reflejará en los congresos regionales y provinciales. «Estamos para arrimar el hombro, para fortalecer el partido por encima de cuotas, de intereses personales y pensando exclusivamente en el conjunto del PSOE y en España», dijo también Díaz en su discurso.
En este sentido, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, voz del sanchismo andaluz, tomó ayer la palabra en el Comité Director para manifestar su desacuerdo con la convocatoria de un «congreso express» en Andalucía, porque se tenía que haber hecho más tarde. Aunque la dirección del PSOE-A ha insistido en que la precipitación de la convocatoria entra dentro de las plazos y no responde a estrategia alguna, los sanchistas ven en el adelanto al último fin de semana de julio (cuando estaba programado para septiembre) una maniobra para dar poco margen temporal para organizar una posible candidatura alternativa a Díaz.
Gómez de Celis fue el asistente que más expectación levantó entre los periodistas que cubrieron el Comité Director. Mientras compartía sus impresiones de los últimos acontecimientos se acercó el vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, que le estrechó la mano.
Mientras, los estrategas de Susana Díaz, sentados en las últimas filas del salón de actos, fueron recibiendo la visita de diputados andaluces en el Congreso que fueron poniendo al día de los acontecimientos y movimientos que se producen en el grupo parlamentario después del aterrizaje de Sánchez.