El 12 de septiembre del año pasado los andalucistas certificaron la defunción del PA en un congreso celebrado en Antequera (Málaga). Los malos resultados electorales en los comicios autonómicos de marzo, que los dejaban de nuevo fuera del Parlamento andaluz, y las malas perspectivas para los generales, les forzaban a tomar esta decisión que ponía fin a 40 años de vaivenes en las siglas, pese a haber logrado representación hasta en el Parlament de Cataluña en los noventa. Sin embargo, el andalucismo no está ni mucho menos muerto. De hecho, muchos electores que no sabían qué papeleta escoger el pasado 20 de diciembre en las generales –los primeros comicios a los que no se presentaba el Partido Andalucista– son los que han tomado la iniciativa que está haciendo resurgir el débil nacionalismo andaluz.
De aquellas siglas, que pese a los avatares históricos, habían llegado a este punto con una nomenclatura común, han surgido, al menos, cuatro iniciativas distintas, con objetivos similares pero planteamientos y caminos diversos. Y dos con intenciones de presentarse a las generales del 26 de junio, tras el fracaso de la XI legislatura: Somos Andaluces y Andalucismo de izquierdas.
El pasado fin de semana, la asamblea fundacional de Andalucismo de izquierdas, celebrada en el Teatro Quintero de Sevilla, a la que asistieron entre 150 y 200 personas de 38 municipios, acordó su conversión en partido político. Todavía tienen que decidir, «por voto digital u otra fórmula», pues no se celebrará nueva asamblea general hasta pasado el verano, si se presentarán a estas elecciones, aunque como admite uno de sus portavoces, Antuan Vargas, puede resultar «precipitado». Tras la reunión del sábado 23 de abril, ocho personas, entre las que está la cineasta Pilar Távora –candidata en dos ocasiones a la Alcaldía de Sevilla por el PA–, conforman una coordinadora provisional que tenía el encargo de preparar la siguiente asamblea. La disolución de las Cortes, esta medianoche, por falta de gobierno puede precipitar las cosas: «Se hará una consulta colectiva aunque no haya asamblea física porque la decisión de participar en las elecciones debe ser conjunta». Aunque la existencia de varias corrientes andalucistas debilite al propio andalucismo ante las urnas, Vargas ve «positivo y lógico» que surgieran varias corrientes tras la disolución del PA porque hay planteamientos que los diferencia. «Entendemos que el andalucismo es un proyecto de izquierdas, desde una perspectiva social», pero además este nuevo partido defiende un «proyecto plurinacional para el Estado» en el que lograr el derecho a decidir «debe ser uno de los objetivos principales».
Este partido, que se presenta como una Marea Andaluza, al estilo de la gallega, vinculada a Podemos, quiere recoger también el espíritu del 15M, así explica que «se trata de un instrumento al servicio de las clases populares de Andalucía, de un nuevo andalucismo cívico que pretende convocar a los andaluces a superar los problemas económicos y sociales que se padecen en esta tierra después de 34 años de gobiernos del PSOE. Una organización radicalmente democrática como exige la ciudadanía desde el 15-M y con voluntad de colaborar con otras fuerzas andaluzas en la conformación de una nueva mayoría social y política con dos objetivos fundamentales: trabajar por poner la economía al servicio de las personas y reivindicar los derechos políticos de Andalucía».
Somos Andaluces por Andalucía y los Pueblos ya lo tiene absolutamente claro. Se presentará con «listas propias y en solitario» a los comicios del 26-J –que a su vez les servirá para «preparar el salto al Parlamento andaluz»–, pero se muestra «abierto a la colaboración con otras fuerzas nacionalistas a las que tiende la mano para concurrir juntos, con la única línea roja de no pactar con partidos estatales». Con una andadura ya de dos años, la implantación actual del partido y su estructura federal, les permite presentar listas en todas las provincias y valora incluso la posibilidad de hacerlo en Barcelona y Madrid.
En un comunicado en su web, Somos Andaluces explica que su principal objetivo es «defender los intereses de Andalucía ante los cambios del Estado», en referencia a la reforma constitucional y la reforma territorial que se marcan como principales hitos de la nueva legislatura; así como «luchar por traer el máximo de inversiones a Andalucía y hacer valer el peso de Andalucía en el conjunto del Estado».