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El año del sisón

La organización SEO Birdlife ha puesto el acento este año en el mundo agrario, donde ha detectado una regresión de poblaciones como el sisón, que se encuentran amenazadas

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
21 ene 2017 / 18:26 h - Actualizado: 21 ene 2017 / 22:19 h.
"Medio ambiente"
  • Una especie de sisón, cuya población se ha visto drásticamente reducida en los últimos diez años. / Tatavasco
    Una especie de sisón, cuya población se ha visto drásticamente reducida en los últimos diez años. / Tatavasco

La principal organización nacional de defensa de las aves, la Sociedad Española de Ornitología SEO BirdLife, arranca siempre el año tratando de marcar la atención sobre alguna especie que requiere de la atención social para la mejora de nuestras relaciones con las aves.

Si el año pasado se puso la lupa sobre la situación de un ave cotidiana y urbana como el gorrión, que pese a ser un compañero de parques y jardines en las ciudades, en la actualidad está en un claro declive poblacional a causa de diferentes factores como la contaminación o la eliminación de zonas verdes urbanas, entre otros; este 2017 la SEO BirdLife pone el acento en el mundo agrario, donde han detectado una regresión de las poblaciones de las 25 especies asociadas a medios agrícolas que muestra una disminución del 23 por ciento de la población global en menos de dos décadas, entre los años 1998 y 2015. De ellas, cuatro especies se pueden considerar en situación de alerta dada la pérdida acelerada de ejemplares que están sufriendo en los últimos años: la codorniz común, el alcaudón real, el escribano cerillo y el sisón.

Este 2017 es el año del sisón. La SEO BirdLife la pone como abanderada así de una problemática que afecta a otras muchas especies que conviven en entornos agrarios, donde, según la prestigiosa organización ornitológica, las aves ligadas a los campos de cultivo son precisamente las más amenazadas en la península ibérica y, dentro de ellas, el sisón una de las que muestran tendencias poblacionales más negativas. Como aval del sisón como ave del año están los datos –todavía provisionales, pero muy alarmantes– del segundo Censo Nacional del Sisón que está ultimando la organización ecologista, que indican que su población se ha reducido a la mitad en los últimos diez años.

De seguir así, el ave vuela peligrosamente hacia su extinción. «Se trata de una de las aves más emblemáticas de la península ibérica y necesita ayuda», explica la directora ejecutiva de SEO BirdLife, Asunción Ruiz, que añade que aunque se trata de un ave «habitual en los campos de nuestros abuelos, su presencia se ha visto reducida y puede que nuestros hijos nunca lleguen a verlo».

Precisamente es el grave declive poblacional que está sufriendo a nivel europeo el sisón lo que ha motivado que sea catalogada como especie Vulnerable en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y en la Lista Roja de las Aves de Europa. Además, la especie está incluida en el anexo I de la Directiva de Aves de la Unión Europea, donde se incluyen aquellas que serán objeto de medidas de conservación especiales en cuanto a su hábitat, y está protegida en once comunidades autónomas, entre ellas Andalucía.

¿Qué ha pasado para que el silbido del sisón haya dejado de oírse en los campos andaluces en apenas una década? La SEO BirdLife apunta a varias razones fundamentales que se concentran en un resultado: la pérdida, destrucción o transformación de sus hábitats, los campos de cereal principalmente. El secano (pastizales y cereales), menos rentable para muchos productores agrarios que el regadío, o que las prácticas agrícolas intensivas con el uso de pesticidas, ha llevado a que el sisón ya no encuentre dónde vivir.

Los trabajos agrarios

La intensificación agraria ha hecho en muchos casos desaparecer linderos y barbechos, «vitales para el sisón», apunta SEO BirdLife; pero también «la sustitución de los campos de cereal de secano por olivos, almendros, viñedos o regadíos; y el incremento en el uso de pesticidas, que reducen drásticamente las poblaciones de invertebrados y la diversidad de plantas que los sisones y otras muchas especies necesitan para alimentarse y sacar adelante a sus crías».

Para rematar, explican desde la organización ornitológica, se suman puntualmente causas de mortalidad no natural debidas a la maquinaria agrícola, particularmente sobre huevos y pollos, las colisiones contra vallas y tendidos eléctricos, la caza ilegal y los atropellos. Y en muchas zonas, la pérdida directa de hábitat debida a repoblaciones forestales, carreteras y urbanizaciones.

Europa, que tal vez vio venir el problema que supone la intensificación agraria que busca producir más y al menor coste aunque sea a costa de sacrificar especies únicas, implementó las llamadas medidas agroambientales en las ayudas que reciben los agricultores a través de la Política Agraria Común (PAC). Así se trataba de compensar a los agricultores y potenciar prácticas respetuosas con la avifauna. Sin embargo, y a tenor de los datos de evolución de especies en el mundo rural, «las medidas agroambientales están resultando insuficientes para muchas especies», apunta la SEO BirdLife, que pide a las administraciones que «vayan mucho más allá de las medidas ensayadas hasta la fecha, especialmente en las zonas de la Red Natura 2000 con presencia de la especie».

«La situación del sisón es, lamentablemente, un buen ejemplo de la precaria realidad que vive el campo. Se une a aves tan familiares para todos como la codorniz o la tórtola, todas ellas en serio declive. Hemos de devolver la vida al campo y eso es algo que podemos hacer entre todos, como consumidores, tomando conciencia del modo en que se cultivan y producen nuestros alimentos», añade.

El sisón común es una pequeña avutarda, de entre 700 y 900 gramos de peso, cuya área de distribución se extendía antaño desde el oeste de Europa y el noroeste de África hasta las estepas de Asia central. Sin embargo, se ha extinguido ya en numerosos países. En África solo persiste una mínima población en Marruecos y, en Europa tan solo quedan aves en el sector occidental, concretamente en España, Portugal, Francia y Cerdeña; y en el extremo este, a partir del sur de Rusia.

Las poblaciones españolas son las más importantes de Europa, seguidas de las comunidades de Rusia y Kazajistán, por lo que «el país tiene una evidente responsabilidad internacional en la conservación de la especie», apuntan desde la organización SEO BirdLife.

El sisón tiene un plumaje pardo poco llamativo para camuflarse en los campos de cereal y los pastizales secos que constituyen su hábitat. En primavera, los machos mudan sus plumas para adquirir una vistosa combinación blanca y negra, visible a gran distancia. Con su traje de gala, se desplazan a cantaderos tradicionales, siempre los mismos, para desarrollar el cortejo nupcial, quizás el rasgo más llamativo en esta especie.

En el cortejo se combinan patadas en el suelo, inconfundibles reclamos vocales y saltos con aleteos que generan un característico siseo. Dicho siseo, debido a la existencia de una pluma más corta entre las del extremo del ala, se deja oír también en las aves en vuelo y explica el nombre en castellano de la especie, denominada de forma parecida sisó en catalán y sisão en portugués.