El Puerto de Sevilla ha decidido suspender su proyecto de dragado del Guadalquivir, por el que pretendía aumentar la profundidad del río para permitir la entrada de buques de más calado. El proyecto se había mantenido vivo pese a las negativas de Europa, de la Unesco, de la Junta de Andalucía y de colectivos sociales y científicos. Tras ponerse sobre la mesa en el año 2000, la Autoridad Portuaria de Sevilla no había renunciado a este megaproyecto (valorado por el propio Puerto de Sevilla en 250 millones de euros) pese a la sentencia del Tribunal Supremo que obligaba a eliminarlo del anterior Plan Hidrológico del Guadalquivir. Lejos de renunciar al dragado, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) volvía a incluir el megaproyecto en el Plan Hidrológico que está en vigor.

La único que impedía que el dragado del Guadalquivir se llevase a cabo era la Declaración de Impacto Ambiental, que ponía, entre otros condicionantes, crear una comisión científica independiente que encargase un estudio del estado del Estuario del Guadalquivir. Ese estudio encargado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lo coordinaron Miguel Losada y Javier Ruiz, dos catedráticos muy reconocidos y de relevancia científica; pero en el que se ha conocido como el informe Losada participaron también universidades andaluzas y otros centros de investigación españoles, formando un equipo científico de más de cien investigadores. El resultado fue demoledor para el Puerto de Sevilla: los expertos aseguraron que el proyecto de dragado supondría el colapso del Guadalquivir. Recomendaban mejorar el estado del Estuario y seguir investigando el río. La respuesta fue inmediata: el Puerto de Sevilla desmanteló las estaciones de medición que sirvieron para obtener los datos científicos y se cerró en banda, obviando el informe Losada y no volviendo a hablar nunca más de él en público.

Pero el reciente anuncio de renunciar al dragado ha vuelto a poner la mirada en el profesor Losada. El presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Manuel Gracia, ha sumado al discurso actual conceptos como la sostenibilidad, el respeto ambiental y planteamientos que ya apuntaba el informe Losada como el de mejorar la calidad de las aguas del río y su dinámica fluvial.

—El estudio que usted coordinó no se recibió muy bien por parte de los que lo financiaron, pero usted siempre ha dicho que «la ciencia dice lo que dice la ciencia».

—Bueno, hay que aclarar que el estudio lo financió íntegramente la Junta de Andalucía y no la Autoridad Portuaria de Sevilla, en contra de lo que se ha dicho en muchas ocasiones. En aquella mesa los dos representantes de la Autoridad Portuaria dijeron que aceptaban el estudio y sus conclusiones y que se comprometían a iniciar, de inmediato, las acciones que se recomendaban en él. En ninguna página del estudio se dice que no fuera posible dragar. El estudio se elaboró con una visión integral del Estuario y se apoyó en mas de tres años de medidas y en un trabajo integrado y coordinado de los diferentes grupos científicos para alcanzar sus objetivos.—Pero, aunque no se dijese explícitamente no al dragado, se daban datos de un estado deplorable del Guadalquivir para el que un megaproyecto de esas características habría supuesto la muerte del río.

—Algunas de sus conclusiones, asumidas por la Comisión Científica, fueron, el mal estado ecológico del Estuario del Guadalquivir, la incapacidad para revertir su situación de forma natural, la gestión descoordinada y científica que ignoraba sistemáticamente su estado, las graves consecuencias de esta situación en otras áreas económicas como la pesca, el arrozal, el turismo y el medio ambiente, Doñana... La última conclusión, como un corolario de las anteriores, fue la inconveniencia y la no recomendación de acometer el proyecto de profundización del canal de navegación hasta que se solucionaran los graves problemas ambientales del estuario y de sus ecosistemas.—Sin embargo, tanto el Puerto como la CHG hicieron oídos sordos a lo que le decía desde la ciencia.

—Los hechos, que ya son historia, de la mano de la Autoridad Portuaria y de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir siguieron otro curso muy diferente hasta que se toparon con la realidad. Esta forma de actuar es una demostración de poca inteligencia y de mantenimiento de estados de opinión sin tener en cuenta otras posibilidades a partes iguales. —El Puerto tiene en marcha otro gran estudio con varias universidades andaluzas. ¿Qué opina?

—No tengo información suficiente al respecto para poder opinar. Pero al parecer no hay una Comisión Científica externa para dar el visto bueno a los objetivos del estudio, a sus conclusiones y que emita un dictamen independiente. ¿Será la Autoridad Portuaria juez y parte? Sería un nuevo error. Tampoco se ha difundido si la CHG participa en el estudio, tras haber elaborado su sorprendente documento de Planificación Hidrológica. Es imprescindible que la CHG gestione los recursos de acuerdo con los principios emanados por la Directiva Marco de Aguas de forma coordinada con la Autoridad Portuaria y la Junta de Andalucía. —El Puerto ha dicho, años después, lo que decía el informe que ustedes realizaron: que hay que mejorar el estado del estuario y que en las condiciones actuales ese proyecto de dragado que planteaban sería el colapso del río. ¿Qué le parece que le den la razón aunque sea después de varios años?

—Me da tristeza, mucha tristeza. En España se hace una ciencia de calidad y se puede dar un gran apoyo a las Instituciones y a las empresas para hacer las cosas bien, entendiendo a la naturaleza y trabajando con ella, no contra ella. Lo que no dejamos que haga la naturaleza, lo tenemos que hacer los humanos con una eficiencia notablemente inferior y con un coste infinitamente superior. No hay economía posible que se sustente en esa sinrazón.

—¿Cree que ahora las cosas se han encauzado bien por parte de la Autoridad Portuaria? Lo digo porque de repente hablan de una estrategia en la que tenga el mismo peso la sostenibilidad y el respeto ambiental que la navegabilidad.

—Tras tantos años manteniendo una posición, ahora se cambia la estrategia. Para creer a la Autoridad Portuaria lo primero debe ganar es la credibilidad que, hoy por hoy, no la tiene. Hubiese sido bonito que la misma persona que ahora asume las conclusiones de nuestro estudio pidiera disculpas por haber comenzado su mandato poniendo en duda nuestra honestidad científica. Quizás, así, se nos hubieran despegado algunas escamas de desconfianza. Mi impresión es que el discurso es camaleónico. La realidad es que el proyecto sólo está suspendido, ya que no se ha programado la inversión del año 2018. Pero la desprogramación es estrictamente un acto administrativo; lo mismo que se desprograma de puede volver a programar.

—¿Entonces cree usted que en unos años el Puerto volverá a plantear en unos años un nuevo proyecto de dragado del Guadalquivir?

—El proyecto sólo se entierra si administrativamente se cierra, tanto por parte de la Autoridad Portuaria, como por el Ministerio de Fomento y el Ministerio de Agricultura, publicando la oportuna orden ministerial cada una sobre la temática de su competencia. Además, para que el proyecto deje de existir, debe haber un acuerdo del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria. Entretanto, el proyecto está en suspenso, pero, administrativamente, sigue abierto.—En su opinión, basada en lo que sabe del Guadalquivir tras su estudio, ¿qué es lo más urgente para salvar al Guadalquivir del estado deplorable en el que se encuentra?

—Creo que es urgente acometer tres acciones: Adecuar la descarga de agua dulce en función de las necesidades del estuario y de sus ecosistemas; hacer un seguimiento científico y exhaustivo de los dragados de mantenimiento; y en tercer lugar, hacer un incremento muy importante de áreas inundables por la marea y reconexión de caños mareales. Es decir, incremento significativo de los volúmenes de agua dulce y salada y gestión integral e integrada del estuario. Además, deberían evitarse una serie de mala praxis en la gestión del Estuario y su entorno. La lista sería muy larga.—La plataforma Sevilla por su río, un lobby de políticos, sindicatos y sobre todo empresarios, apunta en sus intervenciones ahora un cierto victimismo diciendo que se ha dicho que el responsable del mal estado del estuario es la navegación. Sin embargo, el estudio científico que usted coordinó con Javier Ruiz no dice eso. ¿Cuáles son las causas del mal estado del río?

—A partes iguales, el mal estado de las aguas del estuario son los dragados de mantenimiento, la falta de agua dulce y la reducción del prisma de marea (el agua que entra en el estuario en cada ciclo de marea). A estas tres grandes causas hay que añadir otras muchas, de menor relevancia pero que afectan, entre ellas, los vertidos desde las zonas agrícolas adyacentes.

—En el Puerto han retirado el proyecto actual de dragado pero no descartan que haya «otros proyectos para mejorar la navegabilidad del río» en el futuro. ¿Sería viable un dragado diferente a partir del 2020? ¿Qué cree que haría falta para ello?

—Lo más importante es responder a la pregunta ¿qué Estuario queremos? ¿Qué queremos en Andalucía que sean los estuarios? ¿Qué aportan a la sostenibilidad del planeta Tierra y al bienestar social, a su paisaje, a otras economías, como la pesca? Otras economías más respetuosas con el medio ambiente que amplían el espectro de oportunidades de trabajo y generan riqueza que se distribuye con amplitud y no en unas pocas manos. ¿Qué papel debe desempeñar el Puerto de Sevilla en ese esquema socioeconómico y ambiental vinculado al estuario y la costa? Seguir insistiendo en un análisis sectorial, no global e integral será más de lo mismo en 2020 o en 2025. ¿Por qué no planificamos pensando en el pasado mañana y no en la nostalgia, en lo que parece que fue en el pasado, o en lo que conviene a unos lobbies específicos? Pensemos en los ciudadanos del futuro. Ojalá que no tengan que remedar aquello versos de la cercana ciudad romana cercana, «ay dolor,... fue un estuario famoso,...»—Han pasado más de 15 años dando vueltas a este proyecto de dragado. Se han polarizado las posiciones a favor y en contra. ¿Ha sido un tiempo y energía perdidos?

—Sí, se ha perdido tiempo, energía y recursos. Ojalá hayamos aprendido que la ingeniería debe ejercerse desde el conocimiento científico, trabajando con la naturaleza y no al servicio de la economía. Las consecuencias son dramáticas para las siguientes generaciones.—¿Por qué es importante que el Guadalquivir esté en buen estado?

—Es nuestro territorio, nuestro paisaje. Un Estuario sano, un medio ambiente en buen estado es un garante de nuestro bienestar. Somos parte del Sistema Tierra, vivamos con él, sin él no hay futuro.