El juez llama a declarar a la hija de la asesina confesa del niño Gabriel

En una providencia, el magistrado también cita a un hermano del padre del pequeño y a otros dos testigos el próximo 10 de mayo

25 abr 2018 / 17:06 h - Actualizado: 25 abr 2018 / 17:13 h.
"Tribunales","Sucesos"
  • Los padres del pequeño Gabriel Cruz, en rueda de prensa. / Efe
    Los padres del pequeño Gabriel Cruz, en rueda de prensa. / Efe

El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, Rafael Soriano, ha llamado a declarar como testigo en la causa del niño Gabriel Cruz a la hija de Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del menor.

En una providencia, consultada por Efe, el magistrado cita a la hija de Quezada, a un hermano de Ángel Cruz -padre del niño- y a otras dos personas para que declaren como testigos el próximo 10 de mayo a las 10.00 horas.

La posibilidad de que la hija de la investigada, que reside en Burgos, tuviese que trasladarse a la capital almeriense a declarar fue anticipada el pasado 19 de abril tanto por los letrados de la dominicana como por los de los padres de Gabriel.

Según el auto que dictó el juez Soriano para ordenar el ingreso en prisión de Ana Julia Quezada por delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral, esta asfixió al menor con sus manos siguiendo una “malvada voluntad”.

El juez asegura que resulta “incuestionable” la participación de la detenida en la muerte del menor, “por cuanto no sólo es que ella misma haya reconocido tan luctuoso suceso, sino de que de las intervenciones acordadas judicialmente y pruebas recopiladas, se infiere una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión del crimen”.

En este sentido, Soriano apunta que de las actuaciones judiciales se infiere, indiciariamente, que el 27 de febrero Ana Julia “aprovechó un momento temporal en el cual sabía que se iba a encontrar a solas con el niño, y que la abuela paterna no lo iba a controlar” para trasladarlo hasta la finca de su padre en Rodalquilar (Níjar, Almería) mediante engaños o la promesa de devolverlo pronto a jugar con sus primos.

Señala que se trata de un “lugar apartado y aislado, en el cual tranquilamente” podía llevar a cabo su “macabro plan criminal, asfixiándolo con sus propias manos hasta provocar su muerte”.

Añade que tras esto lo desnudó parcialmente y lo trasladó hasta el jardín, donde “previamente había hecho un hoyo con una pala, enterrándolo a continuación”.

Según Soriano, la mujer expresó su intención de “deshacerse del cuerpo en un invernadero” además de manifestar “expresiones vejatorias que no hacen sino acrecentar la carga de las pruebas incriminatorias contra la detenida y que revelan, presuntamente, una falta de sentimientos y humanidad que ella misma ha calificado que, de ser ciertas sus palabras, serían de pura crueldad”